“Por la esquina del Country Club va caminando un “iesaboy” que al sonreír el diente de marfil va relumbrando”
Y entra al bar del gim. Suena su dedo medio con el pulgar. Sus acólitos lo siguen. Al fondo está la banda de Superman devaluado. Él es Astro boy. Aunque viste un abrigo “versage” al último grito de la moda en Roma, levanta su mano derecha, como siempre, y de un tirón rompe el botón que une las dos partes de la lujosa vestimenta. Los countriculianos, gritan al unísono: ¡my god! Y lanzan los tacos de billar al suelo. Igualmente se despojan de los guantes de piel de cocodrilo dundee. Los chicos de Astro boy se preparan. Astro boy abre su boca: “¡Dónde está, Superman devaluado es algo que debes saber, ehhhhh!” Los countriculianos caminan hacia ellos. Se escucha un reguetton de Don Omar y alguien grita: ¡Quién carajo puso esa mierda en esta zona de ricos! Un dardo de fina punta recorre el perímetro que separa a los bandos y se encaja cerca de los zapatos de cuero de foca de Astro boy. Éste levanta su mirada y observa al balcón. Una voz de locutor de la “broadcasting company” congela la atmósfera: “¿Me buscabas, eh, eh?” Es Supermán devaluado que luciendo su vestimenta aurinegra de Primero Injusticia, se come un helado de fresa con vainilla. Brinca en un salto espectacular. Se escucha un Murmullo: ¡Coñooooooo!!!!! El ambiente está tenso. Los grupos de miran con malos ojos. Los parroquianos comienzan a abandonar la estancia. La batiente del lugar se mueve como una bailarina del “Molino rojo”, sólo que sin piernas cartelúas. Como todo ambiente sifrino, se oyen los arpegios de una banda cuyo sonido es igualito al de Globoratón. Entonces los patoteros de los años ochenta comienzan a acercarse. Superman devaluado mueve sus labios. Astro Boy se pasa el peine por su luenga cabellera. Ambos se miran de soslayo (siempre la misma vaina de Ágata Christie) Astro boy ha tomado una copa de bacarat entre su mano derecha y la aprieta. La sangre comienza a correr de sus dedos. Superman devaluado sonríe. Sus ojos gatunos lanzan brillosos haces que encandilan a Astro boy. Como en una secuencia del ballet Bolshoi, ambos grupos se llevan las manos a las cinturas y entonces….y entonces, sacan sus libracos de “Cómo implantar el fascismo en el trópico” escrito por Enego Cova y colocan sus glúteos en las frías sillas del bar. ¡Corten, corten! Se escucha decir a un hombre con un megáfono. “¡Muy bien, muy bien muchachos. Esta escena nos ha quedado de maravilla. Mañana haremos las otras tomas” Y les da palmaditas en las espaldas a todos. Superman devaluado Blyde se abraza con Astro Boy Borges y ahí termina todo. Pura paja, caballeros. Al barrio no entrarán.
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