Chupamedias

Tenía que suceder que llegaría el momento. Después de ocho meses de campaña, más el tiempo desde el referendo de 2004 hasta el 3-D, todos, absolutamente todos los que apoyamos este sistema revolucionaria hasta con la muerte, que hemos luchado bajo la lluvia y el sol, la noche y el día, contra los escuálidos desestabilizadores, terroristas pone bombas y demás, con la valentía que da la razón y el amor, nos quedamos más locos que el mismo W. Bush, cuando se dio cuanta que la gente no lo quiere. Ahora resulta que ese energúmeno llamado Teodoro Petkoff, enemigo de todo lo que huela a revolución bolivariana a chavismo y a juventud, tiene razón cuando grita que a él el gobierno tiene que escucharlo para el consenso… ¡Nojoda mi pana!

El tipo no tiene dos bolas sino dos sacos de cemento allí colgando. Resulta que ahora viene la SANTÍSIMA IGLESIA A DECIR VAINAS EN PRO DE LA PAZ y de los niños huérfanos del barrio “Panchito Mandefuá” y sus adyacencias y que igualmente el gobierno está “obligado” a escucharla. Hoy el GOLPISTA ROSALES es un “gallardo competidor” y quizás no falte quien diga que “Nunca, Jamás, el admirado e inteligente Doctor Manuel Rosales se equivocó en la sintaxis, que no dijo nada malo y que esas burradas emitidas, las cometió en honor a los asnos, muy trabajadores ellos. Que es mentira que firmó el “carmonazo”, porque ese día casualmente él no tenía bolígrafo, ni nadie allí en esa reunión le gustaba prestar sus plumas y lápices. Entonces toda la vaina que escribimos se las tragó la tierra. Fuimos “sesudos analistas y articulistas, obnubilados por mentir y más mentir”. Uno se cansa Ángel, hijo de mi alma, cuando observa estas vainas. Hoy tenemos que entablar un diálogo con esas encopetadas señoras que pitaron y ofendieron a Cilia Flores y con los que le metieron el dedo, no precisamente en el ojo, a la periodista del Canal Ocho en Lara. Es mentira que Felipe Mujica le mentó la madre al Presidente y que la actitud violenta de Alberto Federico Ravell contra Boris Castellanos, no fue sino un “montaje”.

La idea de Carla Angola de caerle a “coquito” a los chavistas, fue una travesura, un juego de esa párvula niña, frágil y coqueta, bella e inimaginable. También que en estos días tenemos que escribirle al Santo Padre Ratzinger, para recordarle que al GOLPITA MARCEL GRANIER hay que canonizarlo, y otorgarle un diploma por haber utilizado el canal de su concubina Phelps, para enviar mensajes de amor y paz a niños y adolescentes. Que Globovisión es una cátedra de la información y que Kiko, Matacuras, Miguel Ángel Rodríguez, Giusti, Ibéyise Pacheco, Marta Colomina, Marianella Salazar y otras personalidades, se encuentran listas para ingresar al convento de la Putísima Manguangua a recibir sus sacras mantas que las llevarán al trono de Dios Dado inevitablemente… ¡Coño e la madre!, tanto nadar para ahogarse en la orilla. Leamos un extracto del Manifiesto de Cartagena de 1812 de Simón Bolívar:

“Los códigos que consultaban nuestros magistrados, no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos

Por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios, y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada. De aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos, e implacables enemigos, los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país, para tenerlo incesantemente inquieto y promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces, perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes, que se dirigían contra la salud pública. La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en caso de haber delinquido éste, en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar: porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia! Clemencia criminal que contribuyó más que nada a derribar la máquina que todavía no habíamos enteramente concluido!”

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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