La barbarie del asedio criminal

Juzgo que actualmente algunos hombres y mujeres no se han desprendido de los instintos característicos de aquellos guerreros criminales de la antigüedad, cuyo único objetivo era asesinar a sus enemigos o a los habitantes de las ciudades usurpadas. Me trae a mi memoria la fortaleza de Masada ubicada en la zona oriental del desierto de Judea, un lugar donde se replegaron los judíos en el año 73 d.C en uno de los enfrentamientos entre los judíos y el imperio Romano. En dicha fecha fue notorio el asedio, durante siete meses, al que fue sometido dicha fortificación por parte del general Romano Flavio Silva. Durante este acoso les fue impedido a los hijos de David el ingreso de alimentos y de agua a la fortaleza, derivando esta acción en un suicidio colectivo ante la negativa de sus osados habitantes a rendirse ante el general invasor. Aparte del anterior la historia registra otros asedios destacados, como fueron los soportados por diversas ciudades entre la que se destacan: Troya (1250 a.C), Numancia (134 a.C), Constantinopla (1453), Tenochtitlan (1521), Cartagena de India (1741), Madrid (1939), Stalingrado (1943) y Leningrado (1944). La característica fundamental de estas acciones fue el bloqueo al acceso hacia dichas ciudades, así mismo su posterior destrucción, así mismo, la crueldad del general que dirigía el acoso y la de sus soldados contra los habitantes de la ciudad asediada.

Yo pensé que aquellas tácticas criminales, violatorias de los más elementales derechos humanos y que tales bárbaros que dirigieron dichas acciones habían desaparecido de la geopolítica de la Tierra. Analizando lo que está ocurriendo en Venezuela desde hace veinte años, desde que Chávez asumió el poder y luego con el ascenso de MM a la presidencia me doy cuenta, lamentablemente, que estoy equivocado.

Los productos primordiales para la existencia de los seres humanos son el agua y los alimentos, e indudablemente cuando les son negados están condenados a perecer. Me estoy refiriendo a una política genocida y de exterminio masivo hacia Venezuela, la misma que está poniendo en práctica el colorado Donald Trump y sus aleados de la UE. Una política sustentada en crímenes de lesa humanidad, caracterizada por la aplicación se sanciones y de bloqueo económico que impide al gobierno del presidente MM adquirir alimentos y medicinas en los mercados internacionales. De igual modo, los ataques cibernéticos y físicos contra la electricidad viola los más elementales derechos humanos, como es el derecho a la alimentación y a la vida, dado que sin un sistema adecuado de refrigeración no se pueden preservar los alimentos y de igual manera, es imposible el abastecimiento de agua potable, secuela de nuestra dependencia del bombeo de este líquido a través de las bombas que funcionan con electricidad.

Ciertamente, no existe una declaración de guerra formal entre Venezuela y EEUU, pero el bárbaro Donald está aplicando, como si el Congreso de su país, desde hace veinte años, hubiese aprobado una política prolongada de hostigamiento. Como si mi comandante Chávez o el presidente MM estuvieran atentando perennemente contra la seguridad de aquella nación. Similar a como se hizo durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, hoy los antiguos imperios de la UE se coaligan con los políticos de USA para asediar a Venezuela, simplemente porque desde hace veinte años los venezolanos, a través de voto, decidieron colocar en la presidencia a dos líderes que están administrando nuestra riquezas para resolver los problemas de los venezolanos y no los de las avaras corporaciones económicas y financieras globalizadas.

Lamentablemente Venezuela padece, no solo el asedio de las potencias extranjeras, los antiguos imperios, internamente tenemos unos agentes, unos cancerberos quienes actúan al servicio de intereses ajenos y contrarios al de nuestra patria. Son numerosos los representantes de la oligarquía parásita, los mismos que hicieron su riqueza a costa del economía rentista, quienes hoy se prestan a los intereses foráneos y de la manera más descarada solicitan a gritos una invasión militar formada por tropas provenientes de otros países o de una organización internacional. Esto les asegurará el acceso al poder, el único interés que a ellos les mueve.

Para el logro de los objetivos de los trust internacionales, como es el robo de nuestra riquezas, sacaron de la nada a un esperpento de la política, un títere llamado Juan Guaidó, que dentro de sus éxitos, lo único que se le puede señalar es un curul en la AN en desacato y que por manejo no santo llegó a la presidencia. En verdad, yo dudo de la venezolanidad de este personaje, pongo en tela de juicio que un hombre que se preste a la violación, de forma colectiva y consecutiva, de los derechos humanos de los venezolanos sea un heredero de Simón Bolívar. Yo acuso a este personaje de genocida que actúa solo para salvaguardar los intereses de empresas extranjeras. Un individuo que violó insolentemente el artículo 138 de nuestra Constitución que reza: "Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus actos son nulos", sus actuaciones no tienen jurisdicción sobre su desempeño.

El ex diputado Juan Guaidó carece de autoridad moral además, está privado de prestigio político y mucho menos es poseedor de jerarquía militar, por lo tanto no puede representar de manera honrosa nuestra venezolanidad. Un apátrida que recorre el mundo solicitando sanciones y bloqueos económicos, requiriendo la invasión de tropas extrajeras en nuestro suelo patrio, que propicia el saboteo a los servicios eléctricos que conduce a las desgracias como consecuencia de su malévola actuación. Así mismo, sin pudor alguno amenaza con la aplicación del artículo 187 ord. 11 que autoriza el empleo de misiones militares venezolanos en exterior o extranjeras en el país. Por tales razones JG no merece el gentilicio de venezolano.

La marioneta Juan Guaidó no disimula su connivencia con el gobierno de EEUU y lo peor aún, se siente orgulloso de todos los males que le está causando a la población venezolana. Por eso cada vez que se produzca un apagón; que no consigas un medicina en la farmacia; que tus artefactos eléctricos se te dañen por la ida y venida de la electricidad; cuando no consigas un repuesto para tu auto y si lo logras, el precio es elevado; si se te muere un familiar en un quirófano durante un apagón; si el metro se paraliza y se oscurece durante un saboteo eléctrico; cuando tengas que subir un balde con agua hasta el piso doce de tu residencia; cuando no funciones tu cocina eléctrica y tenga que buscar un vecino con hornilla de gas para alimentar a tus hijos; cuando unos fanáticos o mercenarios cierren las vías de las avenidas por donde tu transitas con el auto; cuando tus hijos no asistan a la escuela porque no hay servicio eléctrico; cuando te corresponda pagar la mensualidad del colegio por un servicio no prestado; cuando no puedas acudir con un amigo(a), novio(a) para un sitio de esparcimiento porque no hay luz, cuando no puedas ver la telenovela; cuando no puedas adquirir alimento porque no hay punto; cuando no puedas abrir tu negocio porque no hay electricidad; cuando no funcione el ascensor de tu residencia u oficina; cuando estés arrecho ante la impotencia por no poder hacer nada contra los responsables de estos inconvenientes, no pienses en la madre de Guaidó, porque esta señora no tiene la culpa de las aberraciones de la naturaleza, cavila sencillamente por quién votarás en las próximas elecciones. Esto será un intento para desaparecer esta mesnada de políticos irresponsables y vendidos que nada los vincula con tu país, dado que son unos súbditos vendidos al gobierno de EEUU.

Tal como ayer, los asedios son obra de los imperios, sin embargo de estas acciones han salido airosos los pueblos y tengo la certeza que los venezolanos, herederos de un ejército forjado en las luchas libertarias lograremos vencer al enemigo poderoso, simplemente porque la verdad y la justicia nos asisten. Es por esto que de nuevo recurro a las enseñanzas del gran maestro Simón cuando en una carta le escribió a Rafael Urdaneta: "Paciencia y más paciencia, constancia y más constancia, trabajo y más trabajo, para tener patria". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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