Luisa confesó que ella no fue pero su deseo sincero es liquidar a Maduro

El fallido atentado, del 4 de agosto, contra el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, viene a confirmar lo que desde hace tiempo son lugares comunes:

Hay sectores de derecha extrema que nunca han descartado las vías violentas para acabar con la Revolución Bolivariana, sin descartar ninguna posibilidad. Estos sectores, que podrían parecer minoritarios, cuentan con apoyo externo y especialmente con el pláceme de sectores que en algunos momentos se disfrazaron de moderados, el caso de Luisa Marvelia y sus declaraciones dejan ver que esta mujer en su desespero perdió lo poco que podía quedarle de compostura.

La derecha mediática, tanto nacional como internacional, desempeñó excelentemente su papel en esta ocasión. En primer lugar tergiversando o dándole una reinterpretación a los hechos en los que además de la vida del Presidente se atentó contra los poderes públicos presentes en el acto. Desde el principio se sembró la duda acerca de la gravedad del hecho y posteriormente se pretendió sembrar la matriz de ser una manipulación del gobierno.
Se confirmaron apoyos de distintos gobiernos del mundo, unos a favor del gobierno de Maduro, repudiando el atentado terrorista contra el gobierno y el país; y otros, con sus silencios, avalando salidas violentas, antidemocráticas e inconstitucionales, como ya ocurrió cuando el golpe que hace 17 años dieran al gobierno del presidente Hugo Chávez.

Ya algunos, que antes se contaban en nuestras filas, han hablado de que no debe llevarse a cabo una “caza de brujas” contra los terroristas, habría que preguntarse cómo actuaría cualquier gobierno del mundo ante un atentado fallido contra su Presidente.

El pueblo no ha dudado en salir a marchar en defensa del Presidente y del gobierno y especialmente en repudio del terrorismo que una vez más quieren servirnos como única salida a la crisis.

La “oposición oficial” sin programa, sin proyecto y últimamente sin liderazgo visible, no tiene ni capacidad ni músculo para enfrentar a los sectores extremistas que desde la partida de Hugo Chávez no ha hecho sino llamar a la violencia y a la autodestrucción como única posibilidad de derrotar al chavismo.

No debe el gobierno distraer su rumbo, ni olvidar que la salida de esta crisis dependerá del apoyo irrestricto al pueblo, quien en última instancia será quien defenderá la continuidad del chavismo.

El terrorismo que quieren imponernos los violentos debemos repudiarlo, el pueblo apuesta a la democracia y a las vías pacíficas para la resolución de los conflictos.

NO A LA INJERENCIA DE NINGUN IMPERIO Y A LA IRRESPONSABILIDAD DE MATONES A SUELDO QUE PRETENDEN ENTREGAR IMPUNEMENTE NUESTRA PATRIA A INTERESES TRASNACIONALES.



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Juan González


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