El decálogo fascista de Voluntad Popular

Casi que pasa debajo de la mesa. Los fascistas, golpistas y guarimberos de Voluntad Popular sacaron en días pasados un panfleto-comunicado denominado "diez puntos para liberar a Venezuela de la dictadura de Nicolás Maduro", supuestamente refrendado por toda su dirigencia nacional y regional. Entendemos que incluyen entonces a los cobardes terroristas que están escondidos o fugados, huyendo olímpicamente de la justicia.

En dicho conjunto de hojas mal engrapadas ratifican su talante antidemocrático y fascista. Para nada presentan un tratado de teoría política o fundamentos éticos y morales sobre el oficio del dirigente político. Que nadie se ilusione. Esta gente solo es capaz de expresarse sobre sus ambiciones personales, sus miserias y el egoísmo. Siempre actúan llenos de odio y de resentimiento de clase.

Sus expresiones fascistoides son inocultables. Todo su metabolismo está cargado del malévolo espíritu reaccionario. No pueden evitarlo. Lo llevan en la sangre. Son unos sifrinos y burguesitos que nunca han tenido que trabajar para ganarse el pan ni nada en esta vida. Están en política buscando restituir los privilegios de la élite a la cual están subordinados. Solo buscan los beneficios de la burguesía parasitaria, los que han expoliado a placer la renta petrolera y todas las riquezas del país.

El decálogo fascista de Voluntad Popular no tuvo mayor repercusión, ni en los medios ni en las redes sociales. Este momento no debe ser muy grato para una tolda política que dirigió a los venezolanos por la senda del odio y la violencia. Eso nunca lo olvidará este valeroso pueblo. Este partido es responsable de la violencia guarimbera, de las hogueras fascistas que llevaron a la muerte a docenas de venezolanos, a jóvenes engañados, manipulados y olvidados a su suerte. Ellos son responsables, ante la justicia y ante el país todo, que ahora los señala y los tiene confinados al ostracismo político.

Por eso no sorprende el horroroso tenor de lo escrito. El descaro y la desfachatez forman parte de esta tolda política que escogió la violencia y el terrorismo como forma de acción política. Así, luego de pelear y dividir a la maltrecha derecha, ahora proponen, bajo la absoluta conducción del "preclaro líder" Leopoldo López, "la unificación de todos los factores políticos y sociales para llegar a un Gran Acuerdo de Transición y Reconstrucción Nacional", con el objetivo, un poco desprestigiado y fracasado, de lograr "La Salida" violenta del Gobierno Bolivariano.

En su decálogo nada tiene desperdicio. Llaman, otra vez, a "sumar las fuerzas de la protesta" para acabar por vías no democráticas con el gobierno. Juran y perjuran, que con la "presión internacional" y "el colapso económico-social", lograrán asaltar el poder. Reconociendo que ellos son los máximos promotores (junto al apátrida Julio Borges), del bloqueo financiero y económico que realizan arbitrariamente sus "aliados internacionales". La burguesía parasitaria a la cual representan, ha desplegado sus tentáculos para promover el colapso y saboteo del aparato productivo, la especulación, el boicot y todas las heridas que la Guerra Económica ha generado en el seno del pueblo.

Nuevamente se anotan a perdedor al desconocer a la Asamblea Nacional Constituyente, elegida por el voto mayoritario del pueblo venezolano. Por el contrario, son coherentes al anotarse a la ilegalidad, reconociendo a la Asamblea Nacional en desacato, a pesar de ser violadores recurrentes de las normas y leyes venezolanas. También alaban al TSJ en el exilio, ese disparatado circo que despacha oprobiosamente desde Bogotá, Washington o Disneylandia.

Entre sus perturbaciones emocionales, una relación de amor-odio, también les da por desconocer y atacar al Consejo Nacional Electoral (dicen que por "ilegal"), insistiendo en su rechazo a "legitimar" al organismo electoral, el mismo que ha validado en procesos electorales a docenas de diputados, concejales y alcaldes de esa tolda política. Los del CNE son buenos cuando ellos ganan, pero malísimos cuando pierden. Cosas de las malcriadeces de los sifrinos. Disociación psicótica le llaman.

Los fascistas se esmeran en reconocer públicamente su carencia de valores democráticos y políticos al ratificar su total rechazo a cualquier tipo de "negociación", a menos que sea, claro está, para ellos asaltar el poder en su pretendida "transición democrática". Tiene el verbo de Voluntad Popular muchas contradicciones, que la alejan de los verdaderos valores democráticos del país. Si no quieren participar en elecciones, será que aspiran que los Marines los entrone en el poder.

Finalmente, presiones más presiones menos, develan sus verdaderas intenciones para encabezar la "transición" de un sobrevenido y supuesto "gobierno plural de unidad nacional", con la cándida condición, parece más bien una infidencia, de que exista un "compromiso de no reelección de parte del Presidente del Gobierno Constitucional de Transición". Zamuro cuidando carne. Esta gente ni siquiera disimula sus agallas y ambiciones grupales. Solo les faltó publicar (en la Gaceta Oficial en el Exilio) el gabinete usurpador que acompañará al mantuano Leopoldo López en su quimérico gobierno de transición. Los de Voluntad Popular están más que deschavetados. Están desubicados, perdidos en Narnia.

Los sueños de los fascistas no empreñan. Nadie los seguirá en su nueva agenda de odio y violencia.



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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