Unos lo llaman bumerang, otros “el tiro les salió por la culata”, pero mi vieja, que no sabía leer ni escribir decía, “hijo, quédate tranquilo, que maldición sin razón por donde mismo sale por ahí mismo se mete”; y yo como su heredero y más bruto que el carajo, digo que los opositores, además de traidores a su patria, los llamaría coloquialmente los “sacaculos”, porque en los últimos días está muy de moda el “yo no fui”, “ese no era yo”,  “yo estaba comprando querosén”.

No se sabe si es que llegó la hora del castigo o el perdón trajo como consecuencia más de 130 muertos, mil heridos y pérdidas millonarias; se les estaría soltando la cabuya para que esperarlos en la bajaíta, pero es imposible que tantos crímenes de lesa humanidad que, por cierto, se los achacan al gobierno, queden impunes; que los incitadores y “jefes” de borregos queden con una sonrisa de oreja a oreja.

La oposición hizo todo para estar en la cana, cometieron todos los errores que se les vino a esa mente diabólica, las metidas de patas eran aplaudidas por quienes creían que el mal se lo estaban haciendo sólo a los chavistas. Buscaban a ver quién tenía la idea de otro error para cometerlo, estaban como locos.

La vaina comenzó con las parlamentarias, la gente se comió el engaño de que ellos solucionarían todo, que tenían la varita mágica. No supieron aprovechar ese triunfo inesperado y fue el peor error. En lugar de irse por la calle del medio agarraron el atajo de la ilegalidad; se desató la locura entre los que se autocalifican “líderes”.

El “sacaculo” mayor dijo que el presidente en seis meses estaba fuera, y por supuesto, luego de esa asquerosidad política el mundo se les vino encima. Comenzaron a descargar todo tipo de arrechera y a vomitar todo tipo de idea maligna hasta llegar a pegar gritos pidiendo que intervinieran militarmente a Venezuela. El bochinche lo comenzó el zorro viejo de AD Henry Ramos Allup, y ahora saca el culo, estaba comprando querosén.

Tres metros de la frontera hacia afuera creen lo que la canalla mediática, los “sacaculos” mayores, decía en coro con los opositores apátridas cuanta locura se les venía a la mente en contra de su propio país. Creen que en Venezuela hay una dictadura, que el gobierno comete  crímenes de lesa humanidad, que hay una crisis humanitaria, etc., haciendo de la verdad un crimen mediático.

Cogieron el mundo por su cuenta y no se sabe de dónde tanto centavo para hacer creer una mentira. Se encaramó en avión Julio Borges por un lado; por otro lado Lilian Tintori bailando pegao con gobiernos enemigos aprovechando que el marío estaba preso; hicieron camino directo a la OEA a pedir clemencia desde Ramos Allup hasta el mensajero de la MUD solicitando una intervención militar.

Fracasados y frustrados comenzó la maldición del diablo. Gritos y berríos llamando a la calle, a trancazos, guarimbeo, saqueos, barricadas, y comenzó la mortandad con morteros, bombas, quemados vivos, degollados, ahorcados, linchados; encapuchados haciendo de las suyas desfilando con los “jefes” opositores como “pedro por su casa”; carajitos, niños, utilizados como carnada; en fin, desataron la locura hasta llegar a municipios secuestrados donde la solución era caminar exponiendo la vida de esquina en esquina.

Ahora nadie fue, nadie llamó a la invasión, nadie fue a la OEA, nadie se fotografío con Trump, nadie fue a Brasil, a Argentina, a Chile, a Colombia a pedir apoyo. Tenía razón mi vieja cuando decía que las maldiciones se devuelven. Ahora sacan el culo, “yo no fui”, “yo no dije nada”. Más del 80% espera un castigo ejemplar para los “sacaculos”, desde el más viejo hasta el más joven. Comenzando por Ramos Allup, Freddy Guevara, Julio Borges, Juan Requesens, Henrique Capriles, un tal Pizarro, un Florido, la showsera, etc. Los alcaldes no porque ya huyeron valientemente. Ahora que la vaina está más fea que nunca sacan el culo, nadie dijo nada, nadie fue.