¿Con quién juega la iglesia venezolana?

La polarización política se ha vuelto tóxica. Pinta con un barniz odioso y falsificado todas las actividades del país, hasta las elecciones de una reina de carnaval como decimos los venezolanos. Pero lo peor es que es completamente artificiosa, construida por los actores partidistas para que los ciudadanos/electores sólo vean a dos personajes: chavistas oficialistas y oposición, es decir, al PSUV y a la MUD. Los que intentan prosperar fuera de estas dos cúpulas protectoras quedan ignorados en un rincón. Dos ejemplos de las parlamentarias de diciembre 2015: el MAS fracasó en su intento de formar un tercer polo, por su lado Marea Socialista ni siquiera fue reconocida como organización partidista por un CNE que cada día luce más sesgado y menos árbitro.

Digo esto porque hasta la iglesia venezolana está pintada por la polarización y ello ha truncado su posibilidad de buen oficiante en el diálogo necesario para buscar soluciones a la grave crisis que está hundiendo a los venezolanos, sobre todo en el área de la subsistencia económica.

Sabemos que más del 50% del país (según distintas encuestas) no se identifica con el gobierno y tampoco con la MUD, por esta razón el MAS intentó (y seguramente volverá hacerlo) forjar una opción fuera del venenoso ambiente de la castrante polarización política.

Ahora bien, en este contexto que no es propicio a razones y juicios asertivos, surge la posibilidad del diálogo sobre cuyas bondades ya he insistido en artículos anteriores. Cuando el 80% de los venezolanos desean el diálogo (gobierno, oposición y empresarios) no "morir en el intento" resultaría muy imprudente y poco productivo electoralmente. Por eso vemos el cinismo de los dos actores políticos principales que declaran que van al diálogo con un puñal oculto en la espalda. Entienden que "jugar al diálogo da dividendos" y por ello montan su teatro.

Lo que resulta incomprensible es que la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), según su Presidente monseñor Diego Padrón, intente propiciar el diálogo democrático jugando a favor de uno de los actores: la oposición. Este vocero afirmó que: "Sin reconocimiento del derecho constitucional del pueblo al revocatorio no puede haber diálogo. Estoy convencido de que el gobierno no quiere un diálogo eficaz; es decir, que lleve a un cambio de situación. Pero ese acercamiento no es sincero mientras haya presos políticos, no se acepte el referéndum en el tiempo válido y la situación de carencia de medicinas y alimentos se mantenga como hoy".

Por su parte, Monseñor José Luis Azuaje, obispo de Barinas y primer vicepresidente de la CEV, dilucidó nuevamente para quién están jugando: "Si no hay tanta dilatoria, pudiera darse la oportunidad para la paz y la concordia y para que baje la tensión. El derecho al referéndum lo pide una gran parte de los ciudadanos, pudiera darse este año y que sea el soberano el que decida".

Hacer el rol de mediador implica no tomar posición sobre los tópicos en disputa, eso lo sabe perfectamente el Papa Francisco (que acepto serlo, por cierto). El cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, aseguró que el único camino posible para salir de la grave crisis política en Venezuela es el diálogo en una mesa de negociación: "Ahí la situación es muy difícil, preocupante, se necesita buena voluntad de ambas partes para encontrar caminos de diálogo. Creo que es la única solución al problema de Venezuela".

También creo que el revocatorio es un paso importante para comenzar a superar los padecimientos del país, lo he escrito en varias ocasiones. Pero al mismo tiempo entiendo que como tengo una posición tomada públicamente no puedo ir por allí ofreciéndome como mediador. Pero vemos que los obispos venezolanos no hacen lo mismo: quieren ser mediadores jugando a favor de una de las partes, es decir, imitan al CNE. Eso los inhabilita y dejan de prestar un servicio muy valioso en este momento. Me imagino que los obispos creen que todos sus feligreses opinan lo mismo que ellos, aunque las encuestan digan que tal vez un 20% discrepe de sus posiciones políticas con respecto al referendo revocatorio.

Ya sabemos para quién juega la representación oficial de la Iglesia venezolana, recordemos que el ya fallecido Monseñor Velazco firmó la vergonzante acta de apoyo al golpe de estado de Carmona el año 2002. Están jugando hace rato en contra del gobierno y no lo disimulan.

Pero, menos mal que el Vaticano anda en otra predica, tanto gobierno y oposición creen que el Papa Francisco si es un mediador confiable. Gracias a Dios que la Iglesia Católica también existe en Roma y allá no hay obispos venezolanos. Gracias a Dios que así es.

 



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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