La impunidad con que actúa la oposición venezolana es pasmosa, no bastan las víctimas de sus tropelías, el daño evidente y la captura de sus victimarios; los hechos públicos y notorios, los videos delatando los delitos in fraganti; no bastan los regalos portentosos con el erario público ni la confesión hecha por sus autores de delitos contra las personas o de corrupción. Nada de eso basta cuando toca a cualesquiera de los dirigentes, pseudo dirigentes, militantes o simples simpatizantes de eso que llamamos oposición en Venezuela.
Han querido transformar en acciones heroicas los más aberrantes delitos cometidos contra el Estado o contra las personas, con tal de que ese delito sea cometido en el contexto de sus macabras intenciones o por uno de sus copartidarios; por eso llaman perseguidos políticos a Manuel Rosales y a Lorent Saleh; ensalzan a Miquilena como si de un notable se tratara, olvidando exprofeso el historial de corrupción de los personaje y la propia confesión del auto nombrado "terrorista", que llevó ni más ni menos al gobierno no tan amigo de Colombia a que lo entregara en menos que canta un gallo.
Olvidan a Caldera tomando dinero de un empresario para financiar la campaña Presidencial de Capriles, con la misma rapidez con que olvidaron a Carmona cuando se auto juramentó Presidente de Venezuela.
Pero lo que últimamente nos lleva del asombro a la preocupación es la forma como intentan lanzar un salvavidas a los asesinos de Robert Serra y de Liana Hergueta, utilizando artilugios distintos pero sin duda buscando un solo resultado: oxigenar a esa opción política casi en extinción.
En efecto, la oposición intentó criminalizar a nuestro Robert, abundantes páginas de periódico nacional e internacional y horas de radio y televisión dan cuenta de diversos noticieros, programas y artículos de opinión donde no solo se ataca la dignidad y el decoro de nuestro joven mártir, sino se trata de estimular la compasión hacia los victimarios como el Colombia y el concejal de Cúcuta Julito Vélez, por cierto este último con antecedentes penales en dicho país por estar involucrado en un feminicidio.
El caso del trato mediático opositor a los asesinos de Liana Hergueta es digno de estudio psiquiátrico: ante las confesiones de los criminales, la denuncia de la propia víctima antes de los hechos; el historial, las fotos y videos que ponen de manifiesto que los criminales se movían en el entorno íntimo de la mas connotada dirigencia opositora como María Corina, Capriles, Ledezma, López y su esposa la Sra Tintori; la militancia; los testimonios de otras personas ligadas a la oposición confesando su temor por haber callado delitos cometidos por estos personajes (Pérez Venta y Carlos Trejo) tan solo por el hecho de que eran "militantes de oposición" y "no querían escándalo que perjudicara a la misma" (Ver confesión de Araminta González), nos indica claramente como desde el sector oposición se esfumaron los valores aplicando en sus acciones un maquiavelismo que espanta.
Por todo esto, no es de extrañar el testimonio de última hora del presunto fiscal asignado al caso del Monstruo de Ramo Verde; eso sí, Nieves se aseguró primero del momento oportuno, de conseguir protección y de llenar sus arcas para vivir cómodamente en EEUU; antes de eso, mientras no había sido tocado no le asomó por ninguna parte ni una gota de ética profesional ni de moral; las victimas de López no existen para él. Así como para esa oposición aquí no hubo golpe de estado el 11 de abril de 2002, tampoco para Nieves hubo víctimas fatales por "la salida" de Leopoldo y sus hordas fascistas; no hubo guayas, ni paramilitares, ni francotiradores; ni siquiera barricadas, todo fue un gran montaje del gobierno para perjudicar a López.
Así, la simple grabación de quien cobardemente huye del país al saber que ha cometido un delito es suficiente para que la oposición se levante y solicite impunidad para López, porque como he titulado, esa oposición se cree "la dueña de la verdad" y sus palabras bastan para inclinar la balanza de la justicia en la Venezuela de terror que mas nunca volverá.
