Tenemos Soberanía Alimentaria?

Para tener Plena Soberanía, los venezolanos deberemos primero que todo tener Soberanía Alimentaria y esto pasa por producir todos los alimentos que consumimos, o por lo menos la inmensa mayoría de éstos. Tenemos que superar esa agricultura de puertos, que hemos heredado, debido en parte a la dependencia de la renta petrolera y a los gobiernos anteriores que no le han prestado la debida atención al campo venezolano, que nos ha dejado a merced de las fluctuaciones del precio y de la disponibilidad internacional de productos agrícolas, teniendo nosotros excelentes condiciones para producir nuestros propios alimentos: Tierras fértiles, agua abundante, variedad climática envidiable para todo tipo de cultivos, en fin, toda una gama de condiciones que nos permitirían ser autosustentables en materia alimentaria.

Estamos obligados, cuanto antes, a incrementar y diversificar la producción agrícola, mejorar los sistemas que acompañan el encadenamiento productivo, y potenciar la organización popular. No podemos esperar más tiempo para activar la producción masiva de alimentos.

Es predominante y preocupante el cuasi monopolio en la distribución de alimentos en Venezuela por poderosas cadenas privadas, lo cual nos hace muy vulnerables ante la eventualidad de un bloqueo económico al país y en consecuencia un peligro para la subsistencia de la Revolución Bolivariana. Si realmente tenemos la intensión de defender el legado de nuestro Comandante Eterno, es necesario desarrollar líneas de acción encaminadas a resolver este problema lo más pronto posible. Esos grupos monopólicos y oligopólicos, constituyen poderosos carteles plenamente identificados, generan distorsiones informativas, campañas publicitarias, artículos de opinión, que inducen compras nerviosas o escasez artificial, manejan cifras adulteradas y ocultan inventarios. ( Un caso ejemplarizante lo encontramos en la distribuidora Herrera C.A, pero puede ser igualmente Alimentos Polar, etc. ), tienen conexiones nacionales e internacionales, con gremios, Empresas Transnacionales (ET), personalidades políticas de mucho peso, dueños de medios de comunicación, que están a la espera del momento oportuno para dar el golpe.

Ante tal situación y si no contamos con un pueblo dispuesto y organizado, una clase trabajadora y consciente de su papel en la historia, y unos medios públicos orientadores, no podríamos resistir mucho tiempo, ya que sin lugar a dudas estaríamos hablando de un acoso por hambre. Como se puede concluir muy fácilmente, la Soberanía Alimentaria no es solamente un par de palabras. No deberíamos estar tan tranquilos hasta no consolidarla. De todas maneras no debemos abandonar la idea de acabar con esos grupos capitalistas que solo les anima el afán de lucro y por tanto siempre estarán en contra de nuestra revolución, tratando de derrumbarla. Solamente nos basta con observar el caso de la Revolución Cubana que lleva más de cincuenta años sometida a un ataque permanente e inclemente por parte del sistema capitalista.

El Desabastecimiento Programado a que nos tienen sometidos, es una prueba y quizás un entrenamiento, de lo que piensan intentar posteriormente cuando estén mejor coordinados y reciban la orden correspondiente.

Debemos tener presente que la Soberanía Alimentaria en nuestro país, y en cualquier país, es imposible alcanzarla mientras no exista un verdadero Plan Nacional de Desarrollo Rural que considere los adelantos modernos, la tecnología, la investigación genética de todo tipo y a todos los niveles. Esto pasa por la formación, desde la educación primaria, secundaria y universitaria, en todas las aéreas agrícolas, de tal manera que podamos adquirir una cultura ecológica y conservacionista con la cual podamos comprender que el campo no es incompatible con la tecnología y la comodidad, ni tiene por qué estar aislado del mundo moderno, de la información actualizada, del vivir bien, de los buenos servicios, la buena alimentación, la salud, la cultura, el deporte, etc.

Nos han logrado imponer la idea, muy generalizada, de que las comodidades, el buen vivir, la salud, la cultura, el desarrollo, la actualización, el adelanto, el modernismo solamente se pueden conseguir en las grandes ciudades. Nos han pretendido convencer insistentemente que vivir en el campo significa atraso, retroceso, subdesarrollo, lejanía, olvido, etc.

Las aéreas rurales deben, pueden y en efecto lo son, mucho más saludables y placenteras que las urbanas, pues en proporción al número de habitantes, industrias, vehículos y agentes contaminantes, el ambiente rural es lógicamente mucho más sano y agradable. El ritmo de vida, la agitación, el ruido, la tensión, el estrés, las preocupaciones, evidentemente son mayores en las ciudades que en el campo. Debido a estas consideraciones, hay muchos más motivos para preferir la vida rural. Sin embargo, existen infinidad de atractivos, inducidos por la publicidad, la cual está muy bien controlada y dominada por el sistema capitalista, que logran que la población se acumule y concentre en pequeñas aéreas urbanas. Esto le permite a los capitalistas obtener una mayor rentabilidad en sus empresas haciendo de nosotros unos consumistas compulsivos de todo lo que ellas producen.

Existe en todo el mundo maquinaria y equipos agrícolas de todos los tamaños y especificaciones, herramientas para todos los usos, menesteres y aplicaciones que en un principio se pudieran y debieran adquirir para satisfacer nuestras necesidades en el campo y lograr que su utilización haga más cómoda, productiva, eficiente y descansada la labor y la vida en el campo con su empleo y que a su vez sean motivo de inspiración para que nuestros estudiantes las puedan mejorar y superar, efectuando inicialmente su mantenimiento y reparación, estableciendo luego ensambladoras, agregándoles posterior y periódicamente, valor nacional; estudiando y perfeccionando su diseño en nuestras escuelas y universidades para poder aumentar de esta forma nuestro nivel tecnológico, logrando, en un futuro cercano convertirnos en productores y exportadores de esas maquinarias, como lo han hecho muchos países como, Japón, Corea, China, etc.

Tenemos que despegar. No podemos seguir permaneciendo en la Edad de Piedra. Tenemos que repensar lo que somos, lo que hemos hecho y lo que no hemos hecho en materia de producción y distribución agrícola e industrial, disminuir el consumismo y por ende la contaminación y la destrucción de los recursos naturales, producir más bienes que mejoren nuestra calidad de vida y menos bienes suntuarios. Hablamos de una transformación total. Tenemos que cambiar nuestro rumbo, porque como vamos, no vamos bien. Todavía estamos a tiempo. No debemos dejarnos llevar por la vorágine del falso progreso que nos lleva a la autodestrucción. Podemos y merecemos darnos unas mejores condiciones de vida. El desarrollo de nuestras zonas rurales es imprescindible. La electrificación, la vialidad agrícola, la vivienda confortable, el servicio de aguas, gasificación , abastecimiento alimentario, de insumos para el hogar, la salud, la educación, el deporte, etc. reclaman un desarrollo urgente en nuestro país. Se deben construir pequeñas ciudades modernas en todo el territorio nacional, dotadas de excelentes servicios que permitan que la población viva vinculada al campo pero sin sentirse abandonada en ningún aspecto. Es otro concepto del buen vivir. Ello implica una estrategia de agrupación de los diversos entes vinculados con el desarrollo y protección de la producción primaria y comercio agrícola, pecuario, pesquero y forestal, que trabajando articuladamente puedan aumentar la eficiencia, la producción y la productividad en el campo.

Si el gobierno nacional realmente tiene la intensión de promover, con sus diferentes ministerios, un desarrollo armónico nacional, es preciso que logre el desarrollo de la producción agrícola y de alimentos en general y para conseguirlo debe orientar su atención y esfuerzos, debidamente coordinados, y en un cortísimo plazo, acometer un Plan Rural Nacional verdaderamente revolucionario, viable y sustentable que transforme la economía venezolana, logrando de esta forma disminuir la dependencia de la exportación del petróleo crudo, que durante décadas, nos ha impedido dinamizar y desarrollar nuestra actividad económica haciéndonos dependientes de la importación de todo lo que necesitamos. Por otra parte, obtendremos un incremento de la capacidad productiva en general, pues uno de los principales motores generadores de empleo es justamente la producción agrícola, ya que esta actividad dinamiza a su vez la agroindustria, el transporte, el empaque, etc. y además, es claro que la alimentación es una de las necesidades fundamentales del ser humano.

Evidentemente es necesario el acompañamiento del gobierno nacional y los gobiernos regionales y municipales, así como de la Fuerza Armada, PDVSA, las universidades; no solamente desde el punto de vista económico, que es fundamental, sino también desde el formativo y organizativo, mediante cursos, talleres, medios de información, con todo su potencial comunicacional de que disponen y que para el caso en cuestión son imprescindibles. Dicho acompañamiento se basa en el desarrollo de proyectos compartidos con las comunidades, evaluados sobre la marcha, y que a su vez generan un círculo virtuoso de aprendizaje.

En este país maravilloso podemos contar con condiciones de vida tan buenas o hasta mejores que las de muchas otras partes del mundo que conocemos, pero está en nuestras manos construirlas. Tenemos que hacerlas nosotros. Se requiere el concurso y el trabajo gratificante de todos los que vivimos en este país. Nadie vendrá a hacerlo por nosotros. Solo nosotros haremos nuestra Patria.

Que podamos vivir sin lujos, pero con todas las comodidades que nos brinda la tecnología que actualmente existe y de la que seguiremos disponiendo. Que dejemos a un lado lo superfluo y lo inútil, pero que tengamos lo necesario y conveniente para vivir con dignidad, sana y confortablemente. De esta manera, la vida en el campo será mucho más placentera y agradable que la de las grandes ciudades y podremos disfrutar del contacto permanente con la naturaleza. Para tener Soberanía Alimentaria, el desarrollo rural debe ser integral.

gilnandez@hotmail.com



NOTA. Para una propuesta un poco más extensa recomiendo visitar el blog

http://propuestaagricolanacional.blogspot.com/


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Gilberto Hernández O.

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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