Binóculo Nº 155

Escarlata y Perolito

María Corina Escarlata y Juan Carlos Perolito, son dos personajes venidos de las fauces de un monstruo sin cabeza que nunca ha entendido  lo que es su entorno y el país, pero debieron tener infancias traumáticas cargadas de reproches y regaños despreciativos que definitivamente los condujeron por el camino del mal. Porque cómo puede entenderse que una ingeniero, amo del valle, miembro de esas veinte familias dueñas del país de las que hablaba Francisco Herrera Luque, acumule en su haber tantas frustraciones y las quiera descargar sobre los pobres venezolanos que nada le hicieron y que ya tienen bastante con las incompetencias del gobierno. Y peor aún, suponer que por un acto del trasnocho, decida convertirse en líder político, en la convicción de que no hay nada mejor para desgraciarle la vida a la gente. Porque si me dijera que es una persona de buenas intenciones, vaya y pase. Entonces entenderíamos que tiene un criterio diferente de qué hacer con el país y que su visión equivocada es el resultado de los intereses de su clase, que obviamente no es la clase de los venezolanos; y que además, como dijo Mao “la rana ve el cielo del tamaño de su charca”, o sea, ve lo que le interesa. Pero una mujer cuyo mayor mérito debe ser el haberse fotografiado con George Bush, a cuenta de su dinero por supuesto, y de los intereses del imperio, aún no entiende, que a pesar de su poder, es incluso una especie, a la que su propia gente –la oposición- le hacen fo. Por eso es que Escarlata me recuerda a  Agatha Transbull, aquel personaje maquiavélico interpretado por la actriz alemana Pam Ferris, quien dirigía la escuela donde estudiaba Matilda y que sufría el terror de aquella maestra. Es una simpática película Matilda, donde además trabaja Danny de Vitto.

Porqué no habérsele ocurrido a Escarlata lo mismo que hacen los hijos de papá: viajar, dar vueltas por el mundo aunque sea para ver estupideces, montarse en un yate y hacer el amor (o tener sexo) a cielo abierto, andar por los centros comerciales del mundo comprando boutades, pasar dos horas en un gimnasio y luego nadar en la piscina de su casa, maltratar a la servidumbre, comprar un carro nuevo, en fin, quién sabe cuántas idioteces. O que tal vez le hubiera dado por incursionar en la literatura. A lo mejor escribiría unos cuentos de terror que Horacio Quiroga se quedaría opacado en la tumba. Y si la incursión es en el cine, escribiría un guión inventando a un personaje similar a Freddy Krueger, aquel asesino serial que tanto aterrorizó a los jóvenes de los 80 en las 500 películas que hicieron de Martes 13. Incluso, hasta me la imagino cómo sería de juez con un sistema judicial tan podrido como el nuestro, cuánta gente inocente moriría.

Pero más que más, y  más que todo, Escarlata debió ser sicólogo, o debió acudir a él, que en realidad viene siendo lo mismo. Y creo que las clínicas de Escarlata deben agrupar a todas las corrientes de la sicología: un conductista para sus mentiras, un gestalista para su conducta bipolar y un sicoanalista para ver si logra dar con ese “Super yo”,  que debe estar mucho más profundo de lo que se supone. Quién sabe si sus conflictos estén más bien en el “Ello”. Incluso, hasta valdría la pena que hiciera algunas sesiones de análisis transaccional porque de repente con una “silla guaica” resuelve sus frustraciones entre ser y no ser. O más bien, ser burguesa, o ser presidente, pero sin desgraciarle la vida a los venezolanos.

Y es que esa es la esencia de Escarlata: un conflicto de personalidad. Por ello, luego de tantas cosas malas hechas, le parece que es al revés, es más bien víctima del gobierno y la imputación que se le podría hacer, no es más que una retaliación contra quien solo tiene la culpa de ser amo del valle.

Y es que viendo todas las incongruencias de Escarlata con su conflicto de identidad, es que recuerdo a aquel personaje de la Radio Rochela que siempre divagaba, tratando de entender lo que Perolito le decía. Nunca sabía nada, pero todo lo hacía mal.

Y no es menos, pero sí diferente Juan Carlos Perolito. Diferente porque no es amo del valle. De hecho, el Tribunal Supremo de Justicia le dará matarile, precisamente porque aparece en un video recibiendo 40 palos, antes del bolívar fuerte. ¡Susto, Escarlata no haría eso! Es decir, que él vio como una oportunidad el que un empresario le metiera en el bolsillo esa bicoca, no importa el cobro posterior y condicionado. De hecho Perolito nunca vio aquello como lo vio el resto de la sociedad, como un delito, ni como un acto de inmoralidad. Ni siquiera se sonrojo. Más bien armó un escándalo porque el acto fue filmado, y a su juicio, ese fue el delito, la filmación porque evidenciaba que le montaron una trampa. El delito no fue tomar el dinero. La conducta hamponil del común de los abogados.

En eso sí se parece a Escarlata, en la bipolaridad. Es decir, que el vasallo adolece de las mismas deficiencias síquicas que su ama, comenzando por la desconexión de la realidad, pasando por el complejo de víctima y terminando en el complejo del súper héroe que nadie entiende, porque ni sus propios conmilitantes los quieren.

Es decir, que si alguien escribiera una novela sobre la oposición en Venezuela, tendría a los dos personajes principales, cuyas características son claves, para darle sabor a una narración de larga duración que mantenga atrapado al lector desde el principio hasta el fin. Si a ello le suma las peripecias internas de la MUD, la banda de mafiosos que no tiene pruritos, los únicos prisioneros de lujo en el país: Scarano, Lepoldo López y Luis Ceballos, 63 venezolanos asesinados por ellos, cientos de paramilitares moviéndose por toda la nación, varios pichones de terroristas con Lorent Saleh a la cabeza, planificando matanzas colectivas, guarimbas económicas y destructivas, tendríamos una novela que muy probablemente se ganaría el Rómulo Gallegos. Están todos los ingredientes, con dos personajes que podrían ser las figuras principales: Escarlata y Perolito.

Caminito de hormigas…

Se complican aún más las cosas en la MUD. Los adecos sacaron sus garras y se niegan a aceptar las imposiciones de Primero Justicia. Y de paso, hay gente de Henry Falcón que insiste en montar tienda aparte…   Hablando de Falcón, me dicen que la Contraloría General le tiene montada una investigación porque la corrupción en Lara es de pronósticos reservados. Cuidado si se le complican las cosas antes de tiempo…   Fuertes diferencias en los jerarcas del partido rojo-rojito. Algunos no solo aceptan que las internas fueron un fracaso, sino que esa imposición y manipulación de aparatos, no va a garantizar el triunfo parlamentario… Los servicios de inteligencia del Estado, detectaron movilizaciones importantes de paramilitares en el sur de Aragua y norte de Guárico. Se estarán movilizando para enero…  La Casa de la Cultura en Naguanagua está sumida en la más profunda porqueriza. El Monte se traga todo…  Recomiendo el video “La ciencia de los milagros” de Gregg Braden



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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