El gran perdedor

El gran perdedor de la gira a Europa del Presidente Nicolás Maduro ha sido el señor Capriles, conocido como el terror de las embajadas y sempiterno derrotado por Chávez. Su tésis del fraude electoral provocó una pérdida inútil de dinero de los contribuyentes al obligar al CNE a una revisión de actas que a todas luces era innecesaria ya que terminó dándole la razón al árbitro: las elecciones fueron legítimas y el ganador es el ciudadano Nicolás Maduro Moros. Así se confirma una vez más la transparencia y la fiabilidad del sistema electoral venezolano, calificado como uno de los mejores del mundo y requeteprobado en estos últimos catorce años.

Pese al cerco mediático desplegado por la derecha mundial la visita del Presidente de los venezolanos y venezolanas a varios Estados europeos ha culminado con éxito y con buenas noticias. La más importante de todas ha sido el encuentro entre el Presidente Maduro y el Papa Francisco en una atmósfera afable, llena de simpatía en la cual el Santo Padre derrochó su buen sentido del humor al bromear con la almiranta Maniglia y pedirle que rezara por él al tiempo que el Papa ungía y bendecía a nuestro Presidente en una demostración de reconocimiento y apoyo al estadista que es Nicolás Maduro. En un gesto que no tiene precedentes en la relación Vaticano y Venezuela, el mandatario criollo abogó por la reivindicación que merece José Gregorio Hernández Cisneros, el médico de los pobres, símbolo venezolano de los cristianos, verdadero apóstol popular, que encaja a la perfección en la cruzada emprendida por el Papa Francisco de luchar por una iglesia que se ocupe de los pobres. Estamos seguros que el Obispo de Roma tomará en cuenta esta humilde sugerencia que encierra un clamor popular contenido desde hace décadas en la patria de Bolívar.

Otra derrota para el perdedor de Capriles ha sido el reconocimiento que la Organización Mundial de la Alimentación, la FAO otorgó a la República Bolivariana de Venezuela por reducir los niveles de pobreza y multiplicar los esfuerzos en aumentar las comidas a los habitantes menos favorecidos. Con gobiernos derechistas, como fueron los de la IV República, estos índices se habrían disparado y Venezuela habría regresado a la catástrofe de los setenta y ochenta cuando las madres de los barrios tenían que darle a los hijos agua con pepsicola en el mejor estilo del neoliberalismo porque los políticos robaban el erario público y se lo entregaban a los ricachones y al poder imperial.

Otra derrota para el perdedor Capriles es el anuncio que hizo el Presidente Maduro desde Portugal de comenzar la construcción de la nueva autopista Caracas-La Guaira, vía Cota Mil, con el apoyo del gobierno lusitano. Una derrota que incluye a sus aliados de la IV República, léase AD, Copei y sus derivados tales como el partido de la corrupción, léase Primero Justicia, quienes durante cuarenta años no fueron capaces de terminar la autopista de Oriente y por supuesto que ni siquiera se atrevieron a planificar la ruta hacia el litoral. Miopes políticos y ciegos sociales.

Si el Presidente de Colombia se hubiese informado mejor acerca del perfil del derrotado Capriles seguramente hubiese evitado la reunión porque un sondeo publicado en estos días en el vecino país arrojó un descenso en la popularidad del mandatario bogotano y un alejamiento en sus aspiraciones de reelección. 62% de los encuestados se mostraron en contra de una eventual reelección de Juan Manuel Santos. Qué caro le costó esa reunión con el perdedor Capriles.

Y después dicen que no hay gente pavosa.


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Hector Agüero


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