Si se pudiera resumir en dos palabras la hipotética gestión como presidente del llamado Majunche Capriles serían privatización y caos. Todos fuimos testigos de cómo durante los cuarenta años de puntofijismo se trabajó en una política de asfixia a los recintos de salud pública con el único objetivo de estimular la inversión privada como auxiliar de un servicio que constitucionalmente debería ser gratuito pero que ha sido mercantilizado haciendo un calco del modelo norteamericano. Capriles y la MUD no han tenido pudor en dar a conocer sus intenciones privatizadoras, no solamente del sector salud sino también en todo lo referente a servicios públicos como cuotas de pago a favores concedidos por parte de la nación yanqui.
Las tarifas de electricidad, el agua, las telecomunicaciones, el gas y la gasolina entre otras cosas, serían inmediatamente incrementadas, las pensiones recortadas y los subsidios disminuidos para poder cumplir con una política petrolera complaciente con el país del norte que solo esperaría hacerse de los suyo.
No quedaría vestigio de ninguno de los programas sociales y toda la población sabe de ante mano, como los piropos de un hombre que aspira conquistar a una mujer a costa de lo que sea, que todo lo afirmado por ese señor sobre las misiones solo son un trapo rojo con el cual pretenden engañar nuevamente a la gente… ¿Quién les va a creer que mejorarán las misiones?... ninguna de esas ideas fluyeron de aquel diputado copeyano que era antes.
Este siete de octubre las población decidirá nuevamente pro a esperanza y la transformación verdadera, por terminar de dejar atrás las sombras del pasado que se valen hoy de nuevos artilugios para parecer renovadas pero que a fin de cuentas son solo eso, sombras de un trágico pasado caótico que los jóvenes de hoy deben preocuparse por averiguar y con firmeza rechazar.
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