María Machado

Perfil de una candidata

Nació en un castillo rodeado de ventanas por donde se asomaba a una de ellas en el tercer piso a ver si lograba ver al malandro que llegaría a raptarla, lo cual nunca sucedió, pues a los malandros de ese lugar no le parecía muy bonita que se dijera la párvula. Era una niña atosigada de sirvientes y sirvientas a los cuales tenía a monte; es decir los obligaba a comer monte para que no gastaran la despensa de su mami. Le gustaba que las y los sirvientes la llamaran “mi blanca”. Empero uno de ellos fue su preferido: lo llamaba Sivensa y el hombre parecía de hierro, a veces lucubraba un mal aliento tan terrible que además salía con mucha fuerza y se metía por las ventanas de las casas vecinas, logrando que niñas, niños, ancianas y ancianos se enfermaran de asma y bronquitis.

Los vecinos se quejaban pero más podía el deseo de Maricorina de seguir al lado de Sivensa. Poco le importaba que esa gente se enfermara, ella pertenecía a la realeza y al billetaje y con eso en esa nación, no había quien pudiera. El sirviente Sivensa a medida que pasaban los años, más vomitaba veneno por ese hocico. Mucha gente del lugar se había mudado no sin antes pasar trabajo para vender sus viviendas, pues nadie quería comprarlas para morir enfermo de los bronquios, de los pulmones, de toda esa enfermedad incurable que producía el sirviente Sivensa.

Ella reía dentro de su lujosa habitación, orlada en oro y jade, y jode que jode. En sus momentos de ocio se dedicaba a destrozar muñecas que le traía su mamá de esos largos viajes que hacía cuando se iba a jugar una vaina que se llama tenis. Aunque tenía maestros privados, la niña no aprendía ni con yesquero. Uno de sus profesores una vez le preguntó que es trigonometría y ella contestó sifrina, que a ella no le gustaba el trigo porque la abombaba. Su condiscípulo Mac Rosales que había estudiado con Galileo y Ptolomeo allá en el libro de Homero y que se había graduado de física thermoecafé en la universidad de Aption Democrátiqué, quiso ayudarla porque él era experto en “golpe” matemático, pero Maricorina le contestó que, “a una rica no le hace falta saber más allá de utilizar el látigo para pegarle a los súbditos”, es decir a los pendejos, a los pobres, a los niches…

Cuando llegó a la adolescencia, por allá por la edad cuartenaria, es decir cuando tenía cuarenta años, pero se maquillaba para decir que tenía veinte, se enamoró de un bebé en una población llamada Maracaibo. La madre de éste, el bebé, lo tenía en una casa cuna desnudito, porque en ese lugar hacía mucho frió. Pero Maricorina no aguantó verle el rollizo cuerpo al bebé ron y fue y le puso su primer pañal. Ese niño con el tiempo, entre botellas, jurungaítas de pailas, curda y atropellos a los demás, dijo al verla en una foto al lado de Quasimodo: “Ella, ella fue la que me puso mi primer pañal en una casa de AD” Y la vida fue pasando para esta mujer quien para no fastidiarse fundó una ONG, es decir, una “Organización Nalguera Gurrumina” y comenzó a pedir dinero a todos sus amigos para tratar de desestabilizar el reino de los Chavichucos, compuesto por la mayoría del pueblo, pero a los cuales ella odiaba porque eran “tierrúos”, “desdentados” pobres y se las daban de monitos porque habitaban agarrados de los cerros, pero eran felices, luchadores, e inteligentes como no lo eran en el reino de ella, que sólo sabían una palabra:¡DINERO!

Maricorina andaba por el mundo. Desde los aviones pensaba como joder al pueblo de los Chavichucos. URDIÓ MILES DE MALDADES, una de ellas fue que se dirigió a un pueblo llamado IMPERIO y le mostró las rodillas al presidente de esa nación, diciéndole que si atacaba, bombardeaba, eliminaba a los Chavichucos, le mostraría más, arribota, pero el fulanos presidente no era que estaba feliz y sonriente al verle las rodillitas a la Maricorina, sino que minutos antes de atenderla, acababa de meterse una nota de marihuana con “perico” y ésta lo tenía hasta el pulote.

Diderot@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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