El periodismo criollo

El derecho a la información ha estado siempre vinculado al poder, bien sea político, militar, económico, religioso. Quien controla la información controla el poder y lo manipula. Venezuela no es una excepción. La prensa escrita, único medio de comunicación durante el período pos independentista y hasta comienzos del siglo XXI se mantuvo siempre en manos de los grupos económicos y políticos que detentaban el poder; y las columnas de opinión y hechos diversos reflejaban los intereses de estos sectores y moldeaban a su antojo a los lectores. La presencia de individualidades destacadas que ejercieron el periodismo político durante el siglo XXI, como Juan Vicente González o Antonio Leocadio Guzmán refuerza este planteamiento. Ambos respondían a intereses vinculados a los clanes que se encargaron de hacer trizas la Gran Colombia.

Los medios hace 50 años

En mis tiempos de muchacho dominaba la especialidad de impresos, seguida de la radio y apenas empezaba a perfilarse la televisión, y recuerdo que RCTV, agalluda y oportunista, se iniciaba bajo el manto protector del perezjimenismo y monopolizaba cuatro canales de señal abierta. Tenían el descaro de anunciarlo al pie del logo que no era otro que el león del escudo español.

En impresos, la oferta básica se limitaba a cuatro periódicos de tiraje nacional, pero que tenían el defecto de ver al país desde Caracas. Era la prensa tolerada. Que informaba poco de la provincia.

Ultimas Noticias, al igual que hoy, era el favorito de los sectores populares. La gente humilde sabía que sus reclamos podían tener cabida en el tabloide de Miguel Ángel Capriles y lo compraban bien temprano a los voceadores que recorrían el oeste caraqueño. Durante el primer gobierno de Rafael Caldera, Capriles, periodista y editor, quien tenía su grupo parlamentario a punta de billete, enfrentó a los pichones de franquistas que pululaban en Copei y ante el acoso optó por el camino del exilio para no caer en los calabozos adecos-copeyanos. ¡Una manera muy singular de ejercer la libertad de expresión!

El Nacional era visto como un periódico izquierdista, de corte intelectual, con plumas agudas que describían la Venezuela del momento. Su director Miguel Otero Silva, tuvo que aguantar un feroz cerco económico por parte de lo que hoy llaman la sociedad civil y que casi lo lleva a la quiebra por defender la Revolución Cubana y enfrentarse al gobierno de Rómulo Betancourt, un siniestro personaje que pasó a la historia republicana por una frase y un accionar demente: disparen primero y averigüen después. Al final Otero Silva tuvo que bajar la guardia, claro está, sin llegar a la sinvergüenzura del hijo que hoy está al frente del periódico; y cuando uno detalla los integrantes del Consejo Editorial del periódico no necesita ser sociólogo, analista político u opinador para darse cuenta que está retratada toda la fauna de la Cuarta República.

El Universal fundado por Andrés Mata, entre el ocaso del caraqueñísimo y la irrupción de los gochos en el poder, representaba y mantiene aún la opinión de los banqueros, de los importadores, de los rentistas, de los amos del valle y de cuanto parapeto conservador aparezca. El tercer y último cuerpo era muy solicitado por contener avisos de ofertas de empleo y vivienda. La gente más reaccionaria de Venezuela firmaba los artículos de opinión. En plena locura del gobierno de C.A. Pérez, un limpio de solemnidad, que ahora pomposamente llaman “el embajador Arria” enredó al propietario de El Universal en unos terrenos en Antímano. Un negocio millonario. Eso que mientan corrupción

Cerraba el cuarteto La Esfera un periódico perezjimenista con buenos fablistanes al servicio del Nuevo Ideal Venezolano de Marcos Evangelista Pérez Jiménez que los adecos se encargaron de estrangularlo económicamente. El alma de este diario era Ramón David León muy culto y muy reaccionario.

Si uno veía un modesto obrero hojeando El Universal no es que se había metido a banquero o a explotador, era que andaba desempleado o buscaba en alquiler una modesta casita en las páginas de clasificados. Lo compraban por el tercer cuerpo de avisos “clasificados”.

Estos periódicos reflejaban con limitaciones las inquietudes de las capas sociales que abandonaban la Venezuela rural, para incorporarse al eje urbano occidental ubicado entre Caracas y Barquisimeto, vendían el modo gringo de vida como modelo, exaltaban los valores de dependencia y sumisión, en dos platos, los valores occidentales. Estos diarios vivían de los anuncios institucionales y publicitarios que a manera de bozal distribuía el gobierno y los empresarios y rara vez se atrevían a criticar al gobierno de turno. Esta actitud era igual para la radio, para la tv y la publicidad.

Entre finales del siglo XIX y mediados del XX floreció la prensa de provincia con temas locales que reflejaban la cultura clásica occidental de estos pioneros del periodismo que vivían en poblados aislados, con escasa comunicación con Caracas. En estados como Lara, Falcón, Anzoátegui, Trujillo, se llegó a contar con más de 10 periódicos por estado. Increíble. El boom petrolero se encargó de aniquilarlos.

A los adecos leídos, apenas eran un puñado, se les ocurrió sacar un periódico y le pusieron el nombre de La República. Al frente estuvo Luis Esteban Rey, un tipo buena gente, con una cultura enorme, conciliador, adeco honesto, periodista y defensor del gobierno. Tantas contradicciones terminaron por llevar el diario a la quiebra. Muy poca gente lo compraba y los lectores cabían en una buseta. Y así fue. A La República y a su director se los llevó el viento de la historia.

La prensa comprometida al servicio de la militancia política y revolucionaria era escasa y esporádica. Duraba poco por la violencia y el acoso a la que era sometida. Se le asociaba con la izquierda, con lo subversivo. Entre el gomecismo y los gobiernos de la guanábana adeca copeyana vimos aparecer a Fantoches, El Morrocoy Azul, La Pava Macha y otros que me escapan a la memoria. Clarín, dirigido por José Vicente Rangel, lo cerraban un día y el otro también. Uno de los deportes favoritos de los adecos era allanar imprentas, echarle plan de machete a los linotipistas, a los obreros y a los pregoneros y de paso poner preso al director. Hasta copiaron a Pérez Jiménez con lo del censor. Si Vitelio Reyes, nacido en Coro, fue el símbolo de la censura durante la dictadura del Nuevo Ideal Nacional, la democracia representativa no se quedó atrás, escogió un docente adeco y larense para ejercer este oficio. Por ahí anda denostando de Chávez y del proceso. Son caraduras como su jefe CAP.

Pregúntele a un adeco o a un copeyano ¿por qué mataron a un periodista conocido, que había sido Presidente de la Junta Patriótica? Me refiero a Fabricio Ojeda, asesinado en un calabozo de la policía militar. El único periódico político militante que sobrevivió décadas fue Tribuna Popular, vocero del Partido Comunista, una organización disciplinada y con cuadros valiosos.

De las radios me acuerdo de Radio Continente y Radio Rumbos, Radiodifusora Venezuela, Radio Caracas, Crono Radar, Radio Tiempo y otras que emitían desde Caracas y dominaban el mercado con sus escandalosos noticieros y sufridas radionovelas. La programación que implicara tradiciones, cultura, vida campesina, la arrimaban en horarios o a media noche para burlar la audiencia.

Las emisoras de radio eran escasas y vinculadas al gobierno de turno ya que para funcionar requerían un permiso del Ministerio de Comunicaciones, tener palanca lopezcontrerista, perezjimenista, adeca, copeyana o de Fedecámaras. Significaba que la línea editorial y los programas de opinión tenían que ser favorables a los que mandaban en el país.

En esa tónica la Cuarta República otorgó más de 350 habilitaciones para emisoras A M y FM. Que aún funcionan. ¡Un totalitarismo mediático! ya que nunca permitieron una sola emisora comunitaria y para colmo se encadenaban de lunes a sábado al mediodía los doces meses del año para leer “La opinión de la Cámara Venezolana de Radiodifusión” es decir, los comerciantes de los medios marcándoles la pauta diaria al gobierno.

En ese andar de negarle todo al pueblo y darle todo a los ricos le dieron su tajada a la Iglesia Católica con emisoras en casi todos los estados y después le otorgaron permisos para televisión a Niños Cantores del Zulia, una cadena con cinco plantas televisivas. Se ríe uno cuando los oye desgañitados gritando que Chávez se encadena. Ellos son una cadena diaria y permanente. La vagabundería llegó a tal punto que mientras en el Palacio Federal se efectuaba la transmisión de poder de Caldera II a Chávez en 1999, Conatel otorgó 64 habilitaciones a un bojote de copeyanos y adecos.

En lo que respecta a las emisoras de radio la moda era de frecuencia AM que tenían gran alcance y podían ser oídas en otros países. Los dueños se ufanaban del alcance de su emisora para convencer a los clientes, no a los usuarios, que de paso nunca los tomaban en cuenta, que su producto podían ser vendidos en otras latitudes. Más adelante se popularizaron las FM, de corto alcance y de gran calidad sonora. La rebatiña se alborotó con Lusinchi quien repartió las primeras habilitaciones para la tv satelital. Recordemos Blanca Ibáñez.

Las habilitaciones tanto para radio como para televisión eran la expresión más rancia de la discriminación ciudadana y una violación del derecho a la comunicación y a la información. Así es que nadie hablaba de libertad de expresión o derecho a la información. Primero el billete y después el billete.

Y las pocas agencias de publicidad que existían estaban controladas por cubanos incondicionales de los gringos, nostálgicos de Batista y que han jugado un papel fundamental en la distorsión cultural de nuestros compatriotas hasta el extremo de modificar la cadencia del habla caraqueña, pausado en otros tiempos, al hablar atropellados de hoy en día, propio de los insulares.

Esto sin contar las feroces campañas antinacionalistas y anticomunistas que pusieron en práctica estos publicistas al servicio de las agencias de inteligencia norteamericana en los años 60 en plena Guerra Fría y de luchas de independencia y descolonización en Asia, África y América Latina. Tiempos de la Revolución cubana. Esta histeria quedó marcada en la famosa campaña “venezolano siempre, comunista nunca”, ejemplo de irracionalidad y discriminación que confirmaba el carácter excluyente del Pacto de Punto Fijo.

La decana de estas empresas, Ars Publicidad, es un nido de cascabeles donde conviven mayameros y amos del valle y por supuesto fiel a la línea imperial. Vendieron el fantasma anticastrista, anticomunista en la década del 60, metieron la mano en el golpe de 2002 y están detrás del movimiento estudiantil de manos blancas y cerebros vacíos del 2007. Hoy reciben jugosos contratos de los gobernadores y alcaldes opositores, también escasos de cacumen. De ahí que el lema de Ars les calza a la perfección: “Permítanos pensar por usted”.

El video tomado en Miraflores en la tarde del 13 de abril de 2002 convierte en prueba irrefutable la famosa frase de Antonio Ríos: “El miedo es libre”. Vemos corriendo sudorosas y descompuestas a la Poleo y a la Frías, la primera hija del mercenario Rafael Poleo y la segunda nieta del fundador de ARS. Por un momento, que es eterno y visual, pierden el glamour y la arrogancia. Parecen de verdad. Gracias pueblo. Gracias.

El oficio de los medios

En términos generales quien busca, redacta y le da carácter a la noticia es el periodista, Desde el siglo XXI se relaciona este oficio con el individualismo, con el protagonismo del reportero, con la información montada o fuera de contexto y que a veces llega a confundirse sin que podamos establecer distinción entre noticia y periodista. Si sumamos al hecho que para montar un periódico hace falta mucho dinero y mucho poder nos damos cuenta que el periodista es un asalariado que obedece la línea editorial del patrón. Son escasos los que se sacuden.

Hoy el mundo mediático está dominado por multimillonarios como Berlusconi, Murdoch, Ruppert, el de CNN y otros que no llenan los dedos de las manos. Deforman y distorsionan la noticia que afecte sus intereses económicos. Es el lado oscuro de esta tarea que el gordo Orson Wells describió muy bien en la película El Ciudadano Kane que cuenta la vida del bandidazo de Hearst, un magnate de la prensa norteamericana de comienzos del siglo XX que si no tenía noticia la inventaba.

Como en las películas, en el oficio del periodismo encontramos buenos, malos e incoloros. Buenos y excelentes periodistas han sido Miguel Otero Silva, Kotepa Delgado, Jesús Sanoja Hernández, Héctor Mujica, Alberto Ravell, Sergio Antillano, Aquilino Mata, padre e hijo, Ramírez Mc Gregor, “Moquillo” Díaz Silva, Antonio Manrique y Leoncio Marrtínez, quien fue apaleado por los fascistas que fundaron Copei. Son bastantes y por supuesto son mayoría frente a la mala conducta del oficio.

El Hit Parade del periodismo mal entendido se lo disputan Rafael Poleo, Félix Martínez Suárez, Alberto F. Ravell, Oscar Yánez, Rodríguez y La Bicha en RCTV, la hija del negro Pérez Díaz, las inefables Colomina, Cuenca Pacheco, Poleo y Salazar, los de Armas o Armados, los Bocaranda, el Granier, Echeverría, el Giusti de CAP, el vicealmirante Ramírez Pérez el vidente del golpe del 2002 y el combo de Globovisión, que como la cultura popular, tiene imitadores a montones. Son unos minivargallosas. Frustrados en política.

La lista de los incoloros es interminable ya que figuran en todos los bandos y son como la verdolaga. Crecen en todas partes.

Quien está fuera de clasificación es Otto Neustadt, corresponsal de CNN en 2002 y esposo de un ancla de Globovisión, testigo de excepción, no chavista, quien desmontó ante los alumnos de Comunicación Social de la Universidad Bicentenaria de Aragua, videos en mano, la trama perversa de los golpistas de abril. Este periodista peruano ha sido una valiosa e involuntaria fuente de información para el cineasta Ángel Palacios realizador del documental “La masacre de Puente Llaguno” y para los irlandeses que filmaron “La revolución no será transmitida”. Hoy en día oculto entre Miami y Lima desdice todo lo que expuso junto a su esposa, ante un auditorio ávido de información. Dice que lo que dijo no lo dijo.

Lo bueno en estos diez años es que hemos visto aparecer Observatorios de los Medios y vocerías de todo tipo que según los intereses que defiendan proclaman que se acabó la libertad de expresión y llegó el comunismo. Ni por asomo tocan temas como los presos de Guantánamo, el genocidio de Gaza, la matanza de indígenas en Perú o las persecuciones contra los equipos de Telesur. Sus computadoras están programadas para no recibir estas informaciones. ¡Qué equilibrados!

Reporteros Sin Fronteras con sede en París y billete de trasnacionales, es la que más descolla. Es como una hermanita menor de la SIP. Dispuesta a las tareas ingratas. La derecha ha logrado controlar la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y aguijonea cada vez que puede al proceso revolucionario.

Igual hace la derecha parlamentaria europea, ahora más fuerte que nunca con los triunfos obtenidos en casi todos los países europeos en el mes de junio. Es importante que nos preparemos para las ofensivas que vienen. Si hoy nos quejamos que Globovisión tiene al país en zozobra necesitamos revisar las estrategias comunicacionales para adaptarlas al nuevo panorama. Tenemos que estar claros que vienen arremetidas violentas de afuera y de adentro que buscan destruir el andamiaje que hemos construido estos diez años.

El globo de ensayo en Honduras no es gratuito ni torpe. La derecha continental quiere legitimar lo que no pudo con el golpe del 2002 en Venezuela. Quiere acostumbrar a la gente. Es una jugada audaz y que pretende hacer ver que los militares no son golpistas y están al servicio de la democracia. Que el famoso hilo constitucional no se ha roto. Que no hay Golpe de Estado. Que cualquier presidente electo democráticamente puede ser removido por los poderes si se pone a jurungar el poder establecido. Con la ayuda de matones militares encapuchados y violentos. Seguro. Zelaya puede echar el cuento completo porque viene de la burguesía agraria hondureña.

Es indudable que las Agencias de Inteligencia gringas están en la pomada y que baipasearon al pana Obama así como se lo hicieron a John Kennedy con lo de Bahía de Cochinos. Son el verdadero poder. Detrás del embajador yanqui Pedro Llorens nombrado por Bush, está Otto Reich, ambos fichas de Negroponte, el siniestro Pacificador de Centroamérica.

Necesitamos canales de televisión y emisoras de radio, con iniciativas, con respuestas rápidas y contundentes. Son las armas que emplea el enemigo. Y le dan resultado.

Es oportuno oír voces que exponen análisis aunque críticos como lo son la gente del Observatorio de los Medios. Está en nosotros, como revolucionarios disciplinados hacer un balance de los medios de comunicación, de nuestros medios, de las fortalezas y debilidades en nuestras regiones y en Caracas para efectuar los correctivos necesarios. Todo dentro del Partido, todo dentro de la organización, empleando un criterio político y arrojando resultados positivos. Unidos como un solo bloque en la defensa del pueblo. Es la mejor manera de defender el proceso revolucionario.

Un aporte invalorable de Chávez al derecho a la comunicación, al derecho a la información ha sido la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, primera en 60 años de vida republicana. La Ley de Responsabilidad Social en Radio y televisión o Ley Resortes, el valioso reglamento de Radiodifusión Sonora y televisión Abierta Comunitarias, el control estatal de la Cantv y el lanzamiento del satélite Simón Bolívar, la creación del Ministerio de Telecomunicaciones, los Productores Independientes y por supuesto la Constitución Bolivariana que hasta los escuálidos dicen ahora que es de ellos.


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Héctor Agüero


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