La realidad Vs el poder mediático

 

El poder mediático de los grandes capitales siempre le marcaron la pauta a los gobiernos de la IV República, a quienes chantajeaban con colocarlo a la descalificación pública si no respondían a determinados intereses particulares y grupales. Esto fue una constante que se repitió durante la denominada “Democracia Representativa”. A su vez,  los Ministerios eran repartidos como cuotas de poder, por ejemplo, el Ministerio de Hacienda le correspondía a Fedecamaras, el Ministerio del Trabajo a la CTV, la OCI al Colegio Nacional de Periodismos; esta situación era una muestra del sometimiento del Gobierno al poder privado establecido. De esta forma el gobierno, con la finalidad de evitar el ruido en los medios de comunicación, cedía espacios de su competencia, en detrimento de las grandes mayorías.  Las críticas al gobierno de turno eran manejadas en plena sintonía con el mismo, a fin de ofrecerle una pequeña válvula de escape  al descontento que se venía acumulando en el seno del pueblo venezolano, descontento que por cierto estalla con el caracazo en el año 89.

Con la llegada del comandante Chávez a la Presidencia este patrón de comportamiento del Gobierno cambia 180 grados, inclusive, pequeños sectores, que apoyaron en su momento la propuesta de Chávez, camuflajeados con un ropaje  de cambio comienzan a percibir que el gobierno viene con la disposición de acabar con  este modos operandi, en favor de las grandes mayorías. Esta actuación comienza a generar incomodidad en los sectores burgueses que se apropiaban por diferentes vías de los ingresos nacionales que generaba la renta petrolera.

Es así como, desde un principio este poder reflejado y a través de los medios de comunicación de la oligarquía han llevado la batuta de la reacción en contra del pueblo que representa el comandante Chávez. De manera diaria y persistente se dedican a exacerbar los ánimos del venezolano, generando informaciones muchas veces falsas y por supuesto cargada de un negativismo elocuente, escondiendo en la mayoría de los casos la realidad de los hechos. Entendemos que debe existir un espacio para la discusión y la critica sana en favor del país; pero de allí a  generar un estado de alarma y zozobra constante no existente ya trasciende las fronteras de la tolerancia.

No es posible que los medios de la oligarquía se alegren y traten de sacarle provecho político a los eventos naturales o internacionales que puedan afectar al país, un ejemplo muy claro fue la aptitud festiva que mostraba Federico Ravell, director de “Globoterror”, por un temblor que acababa de suceder donde, a través de su opinión y bien temprano, intentaban cundir de pánico a la colectividad. Adicionalmente a este hecho, podemos apreciar cómo quieren hacer ver, infructuosamente, que la crisis económica mundial y su posible efecto negativo sobre la economía local es culpa de Chávez.

A pesar de este accionar, fuera del marco legal y moral, de los medios de comunicación de la oligarquía usted los escucha decir y manifestar que en Venezuela se atenta contra la libertad de expresión, más bien se puede indicar que se atenta contra la verdad y la salud mental de los venezolanos. Estos medios representan intereses económicos, por tal motivo, es necesario que se desprendan de su escudo “comunicacional” y se lancen al ruedo político, por supuesto, sin las concesiones que el estado venezolano les otorgo para que informaran verazmente y oportunamente a la colectividad; no como el comportamiento que tuvieron en el mes de abril del año 2001, donde montaron un golpe mediático y luego nos colocaron a ver comiquitas, mientras el pueblo estaba en la calle pidiendo la presencia de su presidente elegido en un proceso electoral, cabe preguntarse, ¿Cómo quedo la libertad de expresión en ese momento?.

Son tan falsos a la creencia moral y fieles a sus principios economicistas, los dueños de los medios de comunicación de la oligarquía, que imponen pautas en su televisoras, sobre la ausencia de libertades sociales y económicas en el país, pero por otro lado, acaparan vehículos, como es el caso de Guillermo Zuloaga- Presidente de “Globoterror”, para hacerlos engordar de precios y luego vendérselo bien caros, básicamente a un sector de la clase media, que en muchos casos esta hipnotizado con los mensajes que diariamente les envía esa televisora .

Ante este panorama es necesario reforzar el trabajo comunicacional que debe desarrollarse desde los medios comunitarios y del estado, a la par de comenzar, a desmontar desde las instancias del PSUV y de la organización popular, como los Consejos Comunales, Mesas Técnicas de Agua, Comité de Tierras, entre otros, las matrices falsas que diariamente generan estos medios de la desinformación.

 


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Ramón Lobo

Diputado a la Asamblea Nacional por el Estado Mérida. Coordinador Estadal del PSUV. ramonlobo.psuv.org.ve

 ramon.lobo2014@gmail.com      @RamonLoboPSUV

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