La guerra mediática

Insisto en que tenemos que darle prioridad a la batalla mediática. Conversaba con algunos compañeros del tema y todos coincidíamos en que tiene que ser una tarea de todos los días y en todos los sitios.

Cada obra requiere un despliegue propagandístico que dure varios  meses para que la gente lo comente. Es lo que llaman los expertos una campaña promocional. En eso el comandante Chávez es insuperable: es pedagógico, explica detalle por detalle, se ayuda con fotos, mapas, gráficos, estadísticas y todo queda clarito. Hasta los escuálidos entienden, lo malo es que por el poco cacumen que tienen se les olvida rapidito. ¡Que vamos hacer! Bueno, no nos desviemos del tema.  

Pero no podemos dejarle al Comandante Presidente todo el trabajo. Para eso está el PSUV. En cada región, municipio, parroquia, juntas comunales, los militantes del Partido debemos promocionar en todos los medios que estén a nuestro alcance las iniciativas y los proyectos que estén encaminados y/o culminados.

Hay que aprovechar todos los medios disponibles: radio bemba, visitas a cada casa o apartamento, lugares de trabajo, fuentes de soda, Megamercados, Ferias Patronales, bautizos, cumpleaños, periódicos, revistas, radios comunitarias, radios comerciales, televisoras comunitarias o comerciales.

Cada grupo de militantes debe disponer de fotocopiadora, una computadora, grabadores de audio y hasta varias cámaras de video, las hay baratas y son fáciles de manejar par inundar el Avila TV, canal 8, Vive Tv y Tves, de todos los esfuerzos que a diario hace el pueblo para elevar su dignidad.

Yo que uso con mucha frecuencia la autopista del Centro veo como se adelantan los trabajos del ferrocarril Puerto Cabello–La Encrucijada, y más de una vez me he visto en aprietos cuando me preguntan detalles del Plan Nacional Ferrocarrilero y tengo que saltar a Internet a buscar información y el primer tropiezo que tengo es que el organismo encargado cambió de nombre ya no se llama Instituto Autónomo de Ferrocarriles, IAFE, ahora es Instituto de Ferrocarriles, IFE. Pero nadie lo avisa. 

Esta manía de guardar secretos, de pasar agachao, es terrible para un proceso social con tantos enemigos poderosos, que al menor desliz buscan aplastarnos como ya lo han intentado.

Esto me recuerda una anécdota del periodista Gabriel García Márquez que en  los años 50 vivió en Caracas indocumentado y pelando gajo y hacía tiritos en Ultimas Noticias para sobrevivir mientras en los ratos libres escribía lo que después se conocería como su obra monumental, “Relatos de un náufrago” y “Cien años de Soledad”, que lo daría a conocer hacia finales de la década de los 60 para luego catapultarlo al premio Nobel. Con mucha sorna decía el neogranadino, a manera de conclusión, que en Venezuela el anonimato no paga. Si no te  promocionas no te conoce nadie. Y tiene razón.  

Y por eso andamos cojeando en el proceso. Tantas obras trascendentales y nadie las promociona, mientras el enemigo machaca todos los días las imperfecciones, que las hay, y nosotros con la boca cerrada. Necesitamos como Lázaro levantarnos, andar y promocionar las obras que realizamos.  

Con lo del ferrocarril del Centro deberíamos convocar a todos los compañeros y compañeras que viven y militan en las cercanías de las obras, instruirlos en el tema y llevar a sus comunidades estos logros y comunicarse con la gente del Avila TV, canal 8, Vive y Tves que vayan a filmar personajes, detalles de los trabajos, que graben en video como esta obra monumental les va a cambiar la vida.

Cuando en 1888, el godo valenciano de Hermógenes López estuvo encargado de la presidencia de la República, le tocó inaugurar el tramo de ferrocarril entre Puerto Cabello y Valencia. Sin entrar en detalle las celebraciones duraron seis meses.

Todo el mundo se enteró que tenían ferrocarril. 


lucartjesus@yahoo.es


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*Héctor Agüero


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