Amanecer en lluvia

Lluvia triste y monótona. Mi ciudad se cubre de niebla y se confunde con aquella que empaña mi alma. Segunda vez en mi vida que vivo esta desolada tristeza.

Primero, el 11 de Septiembre de 1973. La neblina de Santiago, más caliza y polvo de la Moneda que del invierno aún por llegar. Allí, junto a Tere mi inseparable compañera, sentí con terror el trepidar de aviones rasantes bombardeando al presidente demócrata y socialista Salvador Allende. - Días antes vimos desfilar a los desamparados en saludo como presintiendo la despedida.

Allí en Santiago conocí en mi sien el acero frío de un arma calibre qué se yo, que gritaba "¡Puerco Comunista!" Un gusto a gris subió a mi boca. Nos estábamos topando con la sombra helada del fascismo.

Allí, en la estrecha callecita Máximo Humbser, allí nos horadaron los gritos de "¡preparen!" "¡apunten!"; el último grito no aparecía nunca, le llegó luego a muchos otros. Muchos del Estadium Nacional o del Rio Mapocho. El destino terminó por sacarnos de esa monstruosa pesadilla. No sin antes ver tortura, muerte, desapariciones y delación.

Ahora nuestro país.

Un 11 de abril, - fatídico guarismo afecto al terror-,
ha roto un sueño infinito y una esperanza audaz.
Pudo más la traición artera y el compromiso con el extraño,
que los empeños desvelados del soñador empedernido.

Pudo más la pantalla chica y el sueldo petrolero,
Que el número estadístico de aquel niño desvalido.

Hoy dejan de cantar las aves que se confunden con este amanecer gris,
pero, en el alma de un pueblo entero quedó sembrada la conciencia
y en nueva aurora sin esta gélida neblina y sin el gemir de esta uniformada lluvia,
cantarán de nuevo las aves de mi pueblo, redimiendo todo aquello que parecía perdido.

P.D. Estamos viendo por T.V. como sacan a nuestro gobernador del Palacio, golpeándole, escupiéndole, vejándole. Más profunda es la tristeza cuando sabemos de quien se trata: Ronald Blanco, Destacado Profesor de la Universidad de Los Andes, ejemplar padre de familia, en síntesis, un hombre de bien. Los gremios nacionales e internacionales de profesores universitarios deben pronunciarse y denunciar esta acción primitiva sin precedentes en nuestro país.

Nota: Este texto salido del alma lo escribí sin imaginar que pasados dos días, el sol irradiaría de nuevo con más fuerzas que nunca. El pueblo venezolano había tomado la decisión de tomar el destino en sus manos, derrotando en heroica e histórica batalla al fascismo.

Estamos entrando a junio de 2007 y de nuevo intenta levantarse la canalla, utilizando esta vez el producto más frágil de sus laboratorios mediáticos: una juventud envuelta en los sueños de la farándula mayamera, viciosa y asalariada de la familia Granier. Aquella juventud presumida, amamantada por las doctrinas de fe de las universidades privadas que con la consigna: "queremos sangre", se lanza a las calles en manifestaciones "pacíficas", destruyendo cuanto encuentran por delante. Estos "hulligans venezolanos" protestan airadamente porque no verán más en su canal predilecto el "atrévete" de las promociones cerveceras. Incautos muchachos que terminaron por asumir de buen agrado el reto; solo que como droga alucinógena, el mensaje se les transformó en vicio y es cuando vino la debacle. ¡Si se atrevieron!, solo que ahora necesitan urgente de nuevas dosis y ésta ya no aparece. La consigna era perfecta. "Atrevete" estimulaba al máximo la adrenalina que fluye en sus valerosos piques 4x4 o envalentadores ruidos de sus "sound cars" con banderas de barras y estrellas, remedos idiotas de tanta televisión y cine alienante. Ahora solo se trataba de mostrarle al mundo que Venezuela también tenía sus "hulligans". Sus padres, por supuesto, también dieron su cuota en la educación especial de estos chicos. ¿Cómo? Cediéndoles sus vehículos y la mejor esencia del pensamiento discriminador, pero sobre todo, la herencia resentida aquél que ve alejarse la fortuna y la fantasía que el canal de televisión tanto les prometió; realidad virtual a la que solo la familia Granier y sus más allegados sacaron el máximo provecho.

Ahora bien, esta oscura guarimba de los medios y esta juventud de mirada enrojecida y extraviada se han encontrado cara a cara con una realidad que los espanta. Las luces de una verdadera juventud, muy extraña, por cierto, para ellos, la que ama los libros, la que cree en las Misiones, la que conjuga y vive en tiempo perfecto la acción solidaria, la que en vez de estar "guarimbiando" está estudiando, la que cree en Venezuela y su mejor porvenir que es el socialista. La nueva juventud que junto a un pueblo unido, mucho más conciente y sobre todo armado de amor y pasión por su tierra, rechaza las estupideces y fantasías que pretenden inculcarles las televisoras vendidas a los poderes transnacionales. Lo bueno de todo esto es que queda probado una vez más que la gran mayoría de la juventud venezolana rechaza las drogas, sin importar su envoltorio, ni cree en llamados histéricos de actrices de silicona. En adelante, las mañanas en Venezuela siempre serán luminosas, así que los "hulligans" podrán marcharse con sus guarimbas al país de sus sueños, tal vez allá se las permitan hacer de manera más sofisticadas.

alcidesrivas@gmail.com


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Rubén Rivas

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

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