Twitter sentencia al periodismo de Meridiano

El viernes cuando Venezuela agotó sus posibilidades de acudir al mundial de Brasil, las redes sociales la emprendieron contra Meridiano Tv por ser complacientes con el ciclo César Farías y haber sembrado de ilusiones a los venezolanos sin explicar las causas de la debacle.

No era la primera vez que los aficionados acusaban a los comunicadores del Bloque Dearmas de ser profesionales complacientes, de no indagar, de no explicar, como así lo ordena el código de ética del periodista venezolano.

Ese viernes, los temas más calientes de discusión en las redes sociales, estaban relacionados con la vinotinto y Meridiano. Quedando patente que el viejo periodismo, el periodismo tradicional, unilateral, hace años murió y muchos comunicadores en el país parecen negados a aceptar una realidad que les pasó por encima.

El periodismo de micrófono, sin eco, dirigido a una audiencia consumidora pasiva, poco crítica, quedó atrás. Ahora se habla en comunidad, se comparte, se critica, se cuestiona, las personas no son entes abstractos, sino que existen y hay canales de participación para expresar sus sentimientos, sus opiniones.

Eso pasó con Meridiano, Farías y la vinotinto. Los comunicadores, acostumbrados a decir y hacer en pantalla, y olvidarse de la audiencia, fueron escarmentados. Fueron vapuleados y responsabilizados por el enorme fiasco que supuso no clasificarse en las eliminatorias.

HARTAZGO

Luego del partido, los colegas de Meridiano repetían hasta el hartazgo “no se cumplieron los objetivos”, esa fue la “crítica” más severa que blandieron contra Esquivel, Farías y el resto del cuerpo técnico durante las eliminatorias.

Venezuela desaprovechó, tal vez, la mejor oportunidad de su historia de acudir a un mundial. Y en parte, el periodismo deportivo fue corresponsable.

Si Venezuela no hizo los deberes de ganar en casa, de defender los puntos de local, el periodismo tampoco hizo sus deberes:

No explicó las causas y razones del fracaso.
No explicó los negocios entre los federativos y el cuerpo técnico
No explicó los errores tácticos de Farías que cometió a lo largo del torneo, sobre todo en los últimos partidos.
No fue capaz de dar espacio a otras voces de especialistas que solicitaban hace meses la renuncia de Farías.
No explicó las preferencias de Farías por determinados jugadores.
No explicó las preferencias de Farías y Esquivel por determinadas sedes.
No fue capaz de explicar a los venezolanos qué se escondía detrás de estas eliminatorias, y de cómo este grupo nos llevó al fracaso de forma irremediable, contando con la mejor pléyades de jugadores jamás vista, con el apoyo incondicional del Estado y las empresas privadas, así como el público.
No tuvo el arrojo de solicitar la renuncia de Farías por la cantidad de errores, malas formas e intereses creados con empresas durante su gestión.

En fin, el periodismo deportivo no vigiló y no denunció, y esa timidez fue reclamada por los tuiteros no sólo el viernes, sino desde hace meses, sin que prestaran mayor atención.

Solicitaron en masa la renuncia de Farías. Cuestionaron la gestión de Rafael Esquivel al frente de la Federación de Fútbol, así como el rol complaciente de los comunicadores de Meridiano.

Pero, ¿cuál era la línea informativa del canal deportivo? Meridiano prefirió cuidar sus intereses económicos y publicitarios, antes que cuestionar.

Meridiano irrespetó a los aficionados con monumentales inserciones de publicidad invasiva, que interrumpían el decurso del partido cada 15 o 20 segundos.
Meridiano y sus periodistas no criticaban a Farías, y por extensión a los federativos, pues les concedieron los derechos de transmisión.
Meridiano y sus periodistas no quisieron ir más allá de la descripción complaciente porque estaban de por medio empresas como bancos, telefonía, Polar, entre otras que alimentan las arcas del Bloque Dearmas
No quisieron criticar, cuestionar, analizar, explicar, informar, porque necesitaban de los jugadores, del cuerpo técnico para tener acceso a las entrevistas pospartidos, para no ser recriminado por los jugadores en el campo o túneles de los estadios. Es decir, prefirieron lo más cómodo: no ir contra la fuente que les daba noticias, pero que a la vez cometía errores y excesos inexcusables ante su mirada cómplice.

Pero también el periodismo del Estado venezolano, fracasó, porque tampoco se atrevieron a cuestionar, a explicar los desaciertos del ciclo Farías.

Al igual que Meridiano apenas si lanzaban tímidos comentarios, y repetían lo que todos sabemos: “No se cumplieron los objetivos”, “Venezuela no se hizo fuerte en casa”. Hasta allí llegaban.

RUEDA PRENSA

Y la guinda: en la rueda de prensa del viernes, en las primeras cinco preguntas de los colegas de la fuente deportiva, ninguno tuvo la valentía de preguntar a Farías si renunciaba.

Pero a Maduro si le preguntan a cada rato por la partida de nacimiento.

A Maduro si le llaman ilegítimo.

A Maduro si le dicen “Platanote”.

A Maduro si lo irrespetan a diario en sus columnas, en las redes sociales, en los artículos.

“La gasolina la venden en goteros”, era el titular de 2001, del Bloque Dearmas, que ameritó averiguación por parte de la Fiscalía. Allí si son buenos, valientes y creativos los comunicadores de esta corporación.

Eso si es “buen periodismo”.

Pero buscar la verdad, las explicaciones en la gestión Farías-Esquivel, eso hay que disfrazarlo, edulcorarlo, esconderlo, porque de por medio están los intereses económicos de grupos mediáticos.


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Rubén Marcano

Periodista, graduado en la UCV. TSU en Informática, con estudios sin culminar en Sociología y Derecho en la UCV. Con maestría de Periodismo y Comunicación Institucional en la Complutense de Madrid, Autónoma de Barcelona y UPEL. Ha escrito dos libros. Es profesor universitario y articulista.

 rubenmarcano@gmail.com      @rubenmarcanob

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