Los tapujos de Aranguibel

Muy comedido luce el camarada comunicador Alberto Aranguibel en su novel programa de VTV que han querido llamar “Sin Tapujos”. Demasiado comedido diría un fustigador exigente. La retórica revolucionaria y la crítica a los eventos de alienación imperialista son el plato favorito en la soflama del programa. No se ha notado hasta hoy, alguna crítica que impulse a la rectificación de errores en el marco de la acción revolucionaria que exhibe el país hoy. Como si todo anduviera a mil plácemes. Ni siquiera la reafirmación de aquellas críticas que el compañero, hiciera con relación a las incursiones de la Majo en altas instancias del poder revolucionario. En sus particulares, mucha gente esperaba algo de eso en las primeras de cambio. Por eso, parece una verdad asomada a la luz de los acontecimientos, que se impone una línea comunicacional en VTV, alejada de la Hojilla y sin acercarse mucho a Vladimir Acosta. Algo así como tomarle el pelo a Dios con las ironías del diablo.

Entonces, una revolución sin crítica en su seno se aleja tanto de sus anhelos más preciados, que acorrala con estrechez de acción, la hermosa razón de su persistencia. Y eso lo sabe, por interpretar con tino los hechos socio-políticos, el mismísimo Aranguibel. Por eso, en los altos cuadros de la revolución se tendrá que aprender, como lo sabe Aranguibel, que disparar críticas desde ese flanco contra la oposición es sumamente fácil. Ellos, la oposición, hierran con frecuencia, su naturaleza misma los lleva al error cuando se estrellan con su propia realidad de una existencia contradictoria. La revolución mal que les pese, les lleva una ventaja inmedible a la hora de cotejar razones. Nuestro deber más acreditado es impulsar la autocrítica y promover a la rectificación.

Así no haya mucha gente en el cauce revolucionario que aun compartiendo este criterio, no logren congeniarlo, la autocrítica es el colchón que amortigua el cauce de la revolución en sus intervalos más cenagosos. Por eso Aranguibel debe convertirse, habido el hecho de la defenestración de La Hojilla y otros valores comunicacionales de la revolución, en un soporte válido para la crítica, el avance y la rectificación que tanto Chávez señaló. Si el programa Sin Tapujos, se convirtiera en alabardero incondicional de la acción de gobierno y en reducto de fútiles comentarios, en una retórica revolucionaria que por archiconocida se vuelve tediosa, entonces más vale que el noble moderador continúe desde sus otras trincheras de lucha, sin el proverbial riesgo de exponerse al descrédito.


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Neri La Cruz


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