Miguel Ángel Pérez Pírela y el orgasmo político

Voy a morir chavista, porque ya no tengo fuerzas para saltar talanqueras y Chávez se quedó en mi corazón, no dejaré de votar por los chavistas, por muy estúpidos que parezcan, pero la cara de satisfacción política que mostró Miguel Ángel, es contradictoria con las penurias que sufrimos la llamada clase media en el Táchira y en especial en San Cristóbal, en cuanto a Misión Vivienda se refiere. La periferia de la ciudad, históricamente ha sido la posibilidad de los que llegamos tarde, de los descamisados. Cordero, Rubio, Santana, se muestran como la salida dable; por no tener capacidad económica para la ciudad de San Cristóbal. Sin embargo, ya una casa en estas ciudades dormitorio, cuesta mil quinientos millones (de los viejos), un alquiler en un minúsculo apartamento dos mil quinientos bolos. Esta alternativa, está acompañada de un ir y venir, en un tránsito que deja mucho que decir de la gobernabilidad.

Ante este conocido panorama, me arrechó la cara de Miguel Ángel, me hizo sentir pendejo, imposibilitado por más esfuerzos que hago, pero arrechera extrema cuando me hizo sentir traidor del chavismo, al referirse, que hablar paja de la Misión Vivienda es de “pajuos” (síntesis); sentí que me mandaba a callar la jeta, dejar en un tintero, lo que a voces y necesidades, ya grita mi hija “casita papá, casita papá”. No soy creyente de espíritus, papas, vírgenes ni arlequines. Pero en estos días de inhabilitaciones espirituales, de posibilidades de acudir a los brujos, en este desfallecer económico, por más que mato tigres, en el reunir para una casita y dejársela a mi hija de apenas tres años, en ese desespero le juré a mi madre, que daré una vuelta por su ya vieja tumba no visitada; aun no creyente, sentí su vieja mano mágica y denoté la esperanza, confianza, fe que no pierde nunca el hombre y mujer de frontera.

En esta edad, que no es poca, busco desesperadamente no sólo en los espíritus, sino al igual en otras posibilidades más terrenales, miro al gobierno local de El Cobre, como la última peripecia para guindarme y se me haga una vivienda y entonces, irme para esos cultivos y frías tierras, más lejos aún de la periferia de la gran ciudad, hoy sin casa, para allá nos encaminaremos. Pero, en las aldeas de El Cobre no calificamos porque se nos considera ricos, debido a que somos empleados públicos, pero en disímil contradicción, uno de esos “pobres” campesinos que ya les hicieron casa, se meten en una papita, en rosas o una cebolla, en estos días, ahora que no tenemos el contrabando de estas especies, unos 100 palos, algo así, como lo que a mí me darán de prestaciones luego de 30 años de trabajo; espero que los frutales que sembré hace tres años me den respiro pronto, y el contrabando de frutales, no vuelva a renacer.

Por ahora, por tener carro, a mí, a mi esposa y a mi hija no nos dan casita; la esperanza que muestra entre sueños mi madre, de seguro es la esperanza que entre neblinas y espíritus muestran los duraznos ya llenos de flor. A pesar del alto viento y poca agua, esas esperanzas y fe, son mayores que las posibilidades que muestra la Misión Vivienda para la ciudad de San Cristóbal o zonas aledañas, periferias de la metrópoli, como alternativa para el pobre.

En el pueblo de El Cobre han hecho tantas casitas, que el orgasmo político que sufría mi bien conocido Miguel Ángel Pérez Pírela, el martes 16 de Julio, cuando Maduro se refería a sus habilidades periodísticas, las cuales le sobran, por lo que no necesita ayuda ni manoseo del Presidente, es válido.

Allí en el Cobre Miguel, si sobran casitas, tu cara de satisfacción, para allí, si es válida, sobradamente valida, legítimamente válida para la televisora de ese pueblo. En El Cobre, gente que puede pagar, se les está regalando la casa, cuando el 80 % de ellos califican para quitarles por lo menos 1000 bolos mensuales, y ello, invertirlo en los aún jodidos.

Cuando mostró su cara y su opinar de satisfacción, por el ensalzo del presidente, y vi a la metrópoli de San Cristóbal desprovista de viviendas, de política de vivienda, entré en desconsuelo, porque lo que se viene dando en El Cobre, no sucede en la metrópoli de San Cristóbal. Lo que sucede por allá, no sucede por acá. Acá en San Cristóbal, no se ve una puta vivienda construida por la Misión Vivienda, aun existiendo terrenos, contrario a ello pululan las estafas con las llamadas asociaciones Bolivarianas de Vivienda (Todo ello denunciado ante Indepabis y Asamblea Regional).

El Gobernador se ha hecho famoso en el Táchira por su tacha incorruptible en cuanto al paradito que le está dando a las remesas familiares, se ufana de la Misión Patria Segura, sin que se vea la disminución de los sicariatos, se ufana de la privación de libertad de los funcionarios del Saime, mientras los alcaldes bolivarianos que se hicieron ricos con la cedulación, andan libres en las calles de sus pueblos, como cualquier monarca de la vieja Europa (datos me sobran).

A pesar de las contradicciones, bien por el país, bien por los logros realizados, por los corruptos atrapados, le damos nuestro voto de confianza. Pero al Gobernador Vielma Mora se le olvidó la vivienda, el arreglo de carreteras, el aumento de supermercados Bicentenarios o por lo menos de la eficiencia del existente, en donde los huevos son más caros que en cualquier tiendita capitalista de mi barrio.

Que más te puedo decir: una vez viniste por aquí y te atendimos con gentilicio andino y pudiste darte cuenta que Caracas y el centro del país, no sólo es Venezuela, mové ese pompis por estos lares, visítanos, te atenderemos bien y te mostraré con detalle cada cosa que te digo. Si es contrario, sacaré mis churupos reunidos y pagaré un enunciado, en página principal del Diario Regional, pidiendo perdón, donde diré al pueblo del Táchira, ante mis hijos y nietos, que soy un habla guevonadas, un “pajuo real” pero igual te exijo a ti, que ante tus hijos, borres de tu cara, esa alegría y satisfacción que pusiste cuando te referías a Maduro y los logros de La Misión Vivienda.

Criticar es nuestra esencia, no es parte de la baratija del discurso, la Teoría Crítica, es más que un concepto. No nos engañen hermanos, pero tampoco nos mande a callar la jeta, no nos digan “pajuos” (en síntesis), que Chávez dio su vida por el socialismo, no hagan de ello una utopía lejana.

Esas contradicciones, esos señalamientos, antes, en mi barrio, se arreglaban a coñazos, no te invito a ello, porque nuestro lema es la paz o, de seguro me jodes. Sólo te hago llegar mi saludo fraternal, a pesar que te arreches, el decir la verdad, no me hace “pajuo”.

Ahh y no creo, que vos y Maduro, sean más chavistas que yo. En el cuarto libro que escribo, digo lo siguiente (1900-1936), ello quizás te pueda dar argumentos futuros a ti y a mi Presidente, para pensar en contexto y entender que el centro del país no es Venezuela, cito: Si algo ocurría en el país, aquí lo sabíamos tarde y aún lo sabemos tarde, si aquí empezaba o empieza algo, rápido se nos escapaba y se nos escapa de las manos y otros lo tomaban y toman para sí.

Los gochos en este Táchira bonito estamos hasta lejos de Dios, que para recordarle, llenamos algún rincón de nuestra casa con algún altar, con sus diferentes imágenes y formas que se nos ocurra. Si no tenemos imágenes inventamos una y le colocamos nombre, hasta hacer de cualquier remedo de la naturaleza, una imagen que nos acerque entre mentiras a una realidad deseada y lejana. Lo hacemos, porque a veces pensamos, que Dios sólo vive en Caracas. No sólo lo pensamos, lo creemos y por ello somos tan fervorosos al rezar; de esa manera amortiguamos nuestra soledad.

Todos los nombres y hombres de este cuento somos hijos de la frontera, mestizos hechos de nieblas, paridos en unas líneas imaginarias que nos han dividido. Al final de cuentas por donde se sume o se reste, los tachirenses somos hijos de una raya imaginaria y nietos de generales sin cuartel, queriendo o sin querer, pudimos ser soldados de aquí o de allá; como dijo Francisco de Paula de Santander y Omaña, mi Patria es cualquier región de América en que no tenga el más pequeño influjo del imperio español.

Posiciones y conductas desaforadas del ayer y las mezquindades y la intolerancia del hoy, nos hacen sólo de aquí o de allá, nos ponen allá o aquí. Nosotros no nos dividimos, nos dividieron. Bolívar y Santander, no hicieron bien su trabajo, la colonia sigue vivita y campante en nuestros corazones, es tanto, la extrañamos y buscamos revivirla, ser realista parece ser nuestra performance.

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Gabriel Omar Tapias Medina

Investigador

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