Globovisión tiene nuevos dueños. Sus antiguos propietarios, que convirtieron al canal como eje propagandísticos de los sectores opositores, sabían que el gobierno no les renovaría la concesión que vencía en 2014, y decidieron vender por adelantado.
La operación política-financiera, trajo consigo nueva política informativa, más cercana al gobierno que a los opositores.
Se recortaba de esta forma ese poderoso cañón que tenía Enrique Capriles para disparar cuando quisiera a los chavistas.
Y con ello, su luz de estar omnipresente en cada punto cardinal de Venezuela se apagó lentamente
Su último vestigio de gloria mediática fue el viaje a Colombia. En adelante, el gobernador de Miranda, anda errante, sin fuerza en los medios y apeló a crear un canal por You Tube, que apenas tuvo eco en algunos medios electrónicos.
Capriles declara todos los días, sobre cualquier cosa, para no perder vigencia, pero sin ese alimentador de odio, de mentiras, manipulaciones y medias verdades que era Globovisión, sus principales insumos para engrasar las masas, están cada vez más escasos.
Las redes sociales no tienen la fuerza y penetración que la televisión en el país. Sirven para marcar tendencias informativas, para la discusión en el ecosistema virtual, pero hasta los momentos no son el principal medio, donde siguen mandando los rating de las telenovelas de Venevisión y Televen.
Su nueva estrategia tendrá que ser muy fina, asertiva, para pegar con la fuerza de antaño, y mientras el Gobierno siga en las calles, difícilmente Capriles tendrá vigencia en los meses que están por venir.
O tendrá que emular a sus amigos Kiko, Carla y Pedro Luis Flors, que fueron a parar a Miami para continuar con su programa “Buenas Noches”, porque la idea de continuarlo desde la plaza Altamira, pasó a otro plano.
El autor es: Periodista, especialista en comunicación y multimedia
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