Mario ¿por qué llamas “chuíto” a ese mercenario?

Los diminutivos se les colocan a las personas que son queridas, que hacen cosas buenas, que son amigables, que emocionan y dan ganas de vivir. Pero si Mario dice primero que el tal Chúo y la María Elena son igualmente mercenarios a la primera de cambio ¿entonces? MERCENARIOS son esos sujetos que se emplean para hacer cosas por dinero, para ir a otra parte a matar gente a favor de SUS AMOS a los que ven como gigantes.

En Afganistán y en Siria hay mercenarios y lo peor, muchos de ellos Latinoamericanos, chilenos, colombianos, peruanos, es decir hombres que les dicen a sus hijos,” voy a buscarte la papa”, pero no les confiesan que esa papa la consiguen es matando inocentes de otras naciones, porque en verdad no son otra cosa que inmundos psicópatas.

En el caso de María Elena y ese hombre que a veces habla con la voz aflautada, engolándola, dotándola de matices “intelectuales papel” para que la gente crea que es un cráneo, claro que son mercenarios de la comunicación y como tal nada que ver con llamarlos con diminutivos, son enemigos de un pueblo, traficantes de la traición, hijos amarillistas de aquel Hearst que implantó esa porquería en el periodismo para darle tarima y con eso ganar dinero, a la información periodística: ellos son hijos de HEARST.

Por ejemplo llamar “mariita” a María Elena es un esperpento fonético. Porque esta dama, por cierto ya ancianita para andar en conflictos mediáticos, lleva un nombre que para los católicos es sagrado; María madre de Jesús y eso es una ofensa a quien fue la progenitora del hombre que expresó: “Amaos los unos a los otros”, algo que la abuelita María Elena no hace frente a una cámara de televisión, porque si lo hiciera no habría duda que las facciones de su rostro “color maldad” lo desmentirían. No hagas eso nunca Mario.

Pero por favor ¿cómo le vas a decir “chuíto” a un perendengue al que todo el pueblo venezolano conoce como un triste alfeñique subdesarrollado agente de la CIA en Venezuela? Al Chúo Torrealba hay que decirle lo que le dijiste al final del programa porque ellos son unos COBARDES eunucos, castrados de allá y del espíritu.

Porque el tal Chúo Torrealba además de dársela de fino no llega ni a “fi” es un mamotreto de la política comunicacional. Eso se le ve hasta cuando hace la transición de bebé (vocecita delicada, a hombre sapo, voz de torpe) Lo que expresó es una demostración que si este hijo de la gran…bretaña es periodista yo soy el que arregla los cohetes que van a Marte, miércoles y jueves…

Decir que “de ahora en adelante vamos a explotar la noticia del la foto para ganar adeptos y atacarlos a ellos” (no textualmente) sólo se le ocurre a un hombre defecado vía anal. A este Chúo MERCENARIO quien trata de birlarle el programa al otro capa ratón Matacura, habrá que enviarlo a la Misión Milagros a que se quite las cataratas de esos ojos diabólicos, para que vea con entereza como LA REVOLUCIÓN GOBIERNA y si no han podido quitarle el gobierno a Chávez ¿cómo carajo se lo van a quitar a la mayoría del pueblo que ahora es Chávez?

Por favor Mario no llames “chuíto” a esa desvergüenza varonil, porque esa es otra vaina ¿cómo carajo se le va a aplicar un diminutivo a un bicho tan bruto que traiciona a su país, que dice mentiras, que utiliza la palabra “prostibulario” para darse un caché que no se le ve ni en la forma de comportarse, porque mientras una prostituta se gana su dinero con su propio cuerpo, porque le da la gana y nadie debe meterse en eso él, el tal Chúo se vende como un vaquero de aquellas películas del “oeste italiano” por un puñado de dólares a una banda de capos del imperio más cruel e inhumano que el mundo de los complejos hubiere parido en la tierra.

Mario por favor no le digas “chuíto” a esa mampara donde se tuestan todos los días El Nazianal, el Viejo Pipí, el 2000 plaga, El Universalga y el Pas Cual del pájaro loco

hdiderot@gmail.com



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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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