Españoles de tercera edad

 
El pasado domingo 1º de Febrero me impactó un programa transmitido por Venezolana de Televisión, “Reverso”, que les ruego vean accediendo a:

http://www.vtv.gob.ve/index.php/multimedia/viewvideo/102360/reverso/reverso-12-capitalismo-en-crisis-arrebata-sus-casas-a-los-espanoles

Repito, me impactó, me entristeció, me puso a meditar, reflexionar y recordar.

A Venezuela han llegado a lo largo del tiempo varias oleadas de inmigrantes españoles, y de muchas otras partes. Una de esas, la más grande, sin duda, fue la ocurrida como consecuencia de la Guerra Civil (1939 – 1939) y la inmediata II Guerra Mundial. Como todos sabemos, España sufrió durante mucho tiempo las consecuencias de esa horrible confrontación creada tanto por los nazi-fascistas, como también por las otras potencias capitalistas nada democráticas y lo cual, por cierto, es ocultado de manera interesada. No olvidemos que Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos también conspiraron y actuaron en contra de España para que el país fuese destruido, lo cual supuestamente les resultaría conveniente y provechoso para sus intereses capitalistas. Las consecuencias y sucesos posteriores a lo largo de más de 50 años así lo han demostrado y quien no lo vea o entienda sus razones tendrá.

Desde mediados de los 40 hasta entrados los 60 del siglo XX, llegaron a Venezuela aproximadamente unos 600.000 españoles en búsqueda de una nueva vida. Huelga decir que se les recibió solidariamente, jamás hubo discriminación de ningún tipo contra ellos, ni contra nadie, tuvieron absoluta libertad para vivir, crecer y desarrollarse y la consecuencia directa de cuanto afirmo es que muchos de ellos, quienes llegaron con una mano delante y otra detrás, progresaron y unos cuantos de esos pobres de solemnidad se convirtieron en prósperos millonarios. Lamentablemente, también unos cuantos de esos “prósperos” olvidaron sus sufrimientos especialmente el hecho de haber sido explotados y, burla burlando, se volvieron ellos explotadores de quienes les dieron cobijo, asilo y ayuda. Sé que le dolerá a muchos pero la verdad es la verdad, cuando se hicieron ricos despreciaron al pueblo que fue generoso con ellos, despotricaron y despotrican y, para colmo, ahora son aliados de las fuerzas más retrógradas en contra del país que los acogió con desinteresa fraternidad. Sus mentes se pudrieron con el dinero que ganaron y de explotados miserables, hambreados, perseguidos y despreciados por los falangistas (la peor expresión del nazi-fascismo), increíblemente, se volvieron ellos explotadores fanáticos empedernidos de las más rancia y asquerosa ultraderecha. Para colmo, inculcaron en sus  descendientes esa “mala leche”, el racismo ridículo, la superioridad inmunda, la arrogancia de los cretinos y lo atorrante de los más degenerados y podridos imbéciles.

De esta caterva de larvas ponzoñosas, muchos escaparon de esta tierra de mestizos salvajes subdesarrollados, orgullosamente obtuvieron sus pasaportes de la Unión Europea y con el dinerillo de sus papis se largaron a España. Allá, como era natural, no tardaron en unirse a los peores gamberros más ignorantes y nos acuñaron, al igual que al resto de los suramericanos, el despreciativo cognomento de sudacas con la correspondiente dosis de violencia, no solo verbal y fáctica sino física también.

La crisis generada por el capitalismo neoliberalista los está afectando a ellos ahora. Muchos han vuelto y muchos más regresarán calladitos y con el rabo entre las piernas a tragarse su propia atorrancia. Ahora vuelven mostrando, esta vez, sus pasaportes venezolanos de los cuales se avergonzaban hasta hace muy poco tiempo.

Volvamos a la referencia indicada al comienzo. Mientras en España se vive y se sufre lo mostrado sin eufemismos en el programa de televisión, en Venezuela ocurre todo lo contrario gracias a la Revolución Bolivariana que en hora afortunada liberó al país de la afiladas garras del capitalismo explotador (todavía falta mucho por hacer), del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial; se apoyó en los poderes creadores del pueblo y ha venido reimplantando la siempre olvidada justicia social en pro de la redención social.

En España los botan de las casas, aquí se les dan. Allá crece el desempleo, aquí crece el empleo. Allá hay más de 5.000.000 de “parados”, aquí cada día menos; allá aumentan impuestos y la edad para jubilarse, aquí los impuestos no inciden sobre quienes menos tienen, se rebaja la edad para ser pensionados, se pensiona a todos hayan o no cotizado al Seguro Social; hay salud y educación, incluida la universitaria, gratuitas y las cifras de mortalidad y morbilidad en franco descenso. Y mucho más.

No comparo las cosas con ánimo de ofender a nadie. Al contrario, ansiamos que todos los pueblos del mundo sean felices como lo somos nosotros; que tengan lo que nosotros tenemos, que la justicia social sea universal, que desaparezcan los explotadores, que la miseria y el sufrimiento sean palabras abolidas de todos los diccionarios. No nos alegramos con los males ajenos y la comparación que solo sirva para cotejar los modelos de desarrollo de uno y otro. De veras lamentamos las desgracias ajenas y nos hacemos solidarios con todos los sufrientes del mundo.

Ignoro los agravios directos e indirectos provenientes de la canalla. Ni siquiera los ignoro. ¿Lo pruebo? Lanzo una propuesta y espero el apoyo y solidaridad de mis lectores de todas partes para que se materialice:

Que el Gobierno Venezolano ofrezca a esos viejitas y viejitas españoles(as), (lo digo con afecto y cariño), una vivienda digna de esas que construye la Gran Misión Vivienda Venezuela y los pensione para que pasen sus últimos años en santa paz en esta Tierra de Gracia.

Lo que la “madre patria” les niega, que se los dé la “hija patria”.

Que lindo sería que grupos de ellos sean montados en aviones de Conviasa, y traídos a nuestras playas o donde a ellos les guste más, para que olviden esas terribles situaciones que ahora están atravesando mientras viven en las calles como animales abandonados. Ya imagino la cariñosa recepción que nuestro pueblo sano, alegre, generoso y solidario les daría.

La palabra la tiene el pueblo y el Sr. Presidente. Hagamos que la oiga. Y gracias en nombre de todos esos abuelitos y abuelitas que ahora sufren hambre, frío y, sobretodo, ausencia de afecto. Piensen un momentico, ¿qué esperanzas pueden ellos y ellas tener? Les pido solo un minuto de reflexión.

jptorresq@gmail.com

PATRIA SOCIALISTA Y VICTORIA  --  ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!


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Juan-Pedro Torres


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