¡¿Si se acaba con la pobreza desaparece la revolución?!

Comunicación y movilidad social

¿Qué podemos hacer en materia comunicacional para revertir una tendencia que pareciera irreversible. Una importante masa poblacional de la clase proletaria venezolana ha pasado a formar parte de la llamada “clase media”. El lado dramático de esta propensión es que aquellos que por años sufrieron la discriminación de este sector, ahora no quieren saber nada de revolución. Pareciera una perogrullada afirmar que en la medida que van disminuyendo los índices de pobreza de este país, va en aumento la población opositora. Esto significaría que en un plazo, no muy lejano, ya no habrá revolución. La razón: Este gobierno se ha empeñado en acabar con la pobreza.

Esta situación  que pudiera considerarse exagerada porta una gran verdad. La fortaleza de todo proceso revolucionario está en relación directamente proporcional a los grados de conciencia revolucionaria y ésta solo es posible alcanzarla por medio de la educación y ésta educación, a su vez, demanda de una poderosa red de medios que dé frente a aquella otra red que día a día y minuto a minuto, destruye de manera despiadada todos los logros alcanzados por el proceso que lidera nuestro comandante Hugo Chávez.

Una aproximación empírica al estudio de las movilidades en la sociedad venezolana nos muestra que la lucha por escalar socialmente se concentra esencialmente en ciudades densamente pobladas. La suma de distractores, las luces de neón y el ruido ensordecedor de la media canalla crea el caldo de cultivo para que numerosos venezolanos se sumen a los ya alienados. El atractivo del “sueño venezolano” del ascenso social, tan apreciado por muchos inmigrantes incautos terminan sumando votos -como ya ha sucedido - en favor del neo-feudalismo. Lo más importante para ellos es el de alcanzar el premio mayor de su inclusión al grupo de privilegiados consumidores. Al final, todo se sublima en el orgasmo pasajero del alienado o en un entregarse a la insensibilidad de los zombis, expresión máxima de la inconciencia e idiotez de los alienados. Ambas experiencias las generan los grandes medios de comunicación radio y televisión, cuyo veneno inoculado diariamente, está dirigido a acabar con una revolución. El sector campesino también recibe su parte. El colmo lo tenemos acá en el estado Táchira donde una inmensa masa campesina lo único que escucha es la Radio del Ejército de Colombia. Para estos venezolanos su himno nacional es el de la hermana república así como lo son sus músicas, gustos, costumbres y pensamiento político. Gruesos sectores campesinos de nuestras montañas nunca han escuchado hablar de VTV, RNV o Buena TV – televisora local que hoy clama por no morir. Cabe recalcar, una estrategia comunicacional debe estar dirigida en lo inmediato a velar por aquellos medios que se han dado por entero a luchar por esta revolución y que hoy son simplemente ignorados. Fracasaríamos rotundamente si no somos capaces de generar nuevas formas de conciencia en esos hermanos venezolanos e inmigrantes ya tragados por la vorágine de los medios opositores.

Si aspiramos a un movilidad social con conciencia de clase, solidaria, humanista e internacionalista, es ineludible la implementación de una política comunicacional con visión de alta estrategia de Estado, en la que el uso de recursos en esta materia, estén dirigidos a la construcción, consolidación y protección de una red de comunicación comunitaria de elevado compromiso revolucionario. Ello significaría que al menos una porción de lo que hoy invierte el Estado (ministerios y otros organismos), pueda llegarle a los medios que mejor reflejan las luchas populares -no como dádiva- sino como inversión para la difusión de mensajes educativos e institucionales que lleven al fortalecimiento de la revolución y en consecuencia, la derrota del coloniaje cultural.

Palabras más, palabras menos, un filósofo, buen amigo, nos decía esta frase lapidaria y no exenta de ironía: “Si fracasa el proyecto bolivariano del presidente Chávez, no será precisamente responsabilidad de la oposición”

Debemos negarnos a toda costa a dejar perecer la revolución.  Si ella desaparece morirán los sueños de justicia social por la que han luchado muchas generaciones.

La movilidad social debe darse hacia la libertad de conciencia y la derrota de la alienación. La movilidad social debe ser hacia un enriquecerse en valores humanos para asumir el de la solidaridad, entendida ésta como el más grande de todos los valores; el que hoy debe practicarse a lo interno del proceso revolucionario como único y auténtico camino que nos lleve a  la construcción de un verdaderol socialismo

No hay revolución si no hay educación y no hay educación si no hay medios de comunicación comprometidos con esa revolución.

Hasta la victoria siempre

alcidesrivas@gmail.com 


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Rubén Rivas /Buena TV

Merideño, Profesor de Música, con estudios en la Escuela de Música de la ULA. Egresado de la U. de Chile. Magister de la U. de Cincinnati. Autor de los proyectos de Carrera de Licenciatura en Música de la Universidad del Zulia y Universidad del Táchira.

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