Sabemos de las peripecias de la máxima representación de las naciones para engañar al mundo respecto del comportamiento criminal de los jerarcas fundadores que, valiéndose de su poderío imperial y el armamentismo atómico, esa ONU tolera que los yanquis y los judíos asesinen niños y ancianos, mujeres y hombres (Palestina, Irak, Afganistán…).
Pero de lo
que no estábamos seguros era que le diera cabida a los cizañeros,
chismosos, intrigantes, listos para predisponer el odio entre los pueblos
hermanos como lo son el de Venezuela y el de Colombia. No tiene justificación
que los presidentes de la ONU se apoltronen en su jerárquico despacho
sin percatarse del merodeo de hombres como Diego Arría, quien intriga
como con un poder dádole por los quince.
¿Tomará en
cuenta el coreano Ban Ki-moon esta queja, de manera que los antipatria
como Diego Arría dejen de utilizar el nombre de la ONU para sus intrigas
contra la paz entre los pueblos? No creemos que Arría esté apoyado
por una “patente de corso” ante la máxima representación del mundo.
Pues, por si no lo saben, en el Consejo de Seguridad “el cojo” de
Guayana tiene pendiente una explicación a los venezolanos y venezolanas
respecto de la muerte de un colegial que pisó un falso en uno de aquellos
autobuses Leyland, comprados en su paso por la Gobernación de Caracas
al servicio de Carlos Andrés Pérez. Además, una explicación a los
chilenos anti Pinochet en cuanto a la justificación, si es que la tiene,
por haber orientado a su “compadre” Letelier para que se asilara
en EEUU si él mismo como Gobernador podía haberlo protegido de las
garras de Pinochet y del asesino Posada Carriles.
Es bueno que
el mundo se entere que, de repente, el cadáver insepulto de Diego Arría
dejó los aleros del edificio de la ONU para gritar con estentóreo
lamento a través de CNN (cuándo no) su solidaridad mellada con el
colombiano uribista Hoyos, el mismo de los antecedentes, cuando este
personaje acusó a nuestro presidente Hugo Chávez de proteger a miembros
de la FARC en la frontera. Arría, demagogo, pretende que Chávez, consciente
de la maniobra del uribismo, le dedique tiempo a esa farsa que, en boca
del cojo de Guayana, se convierte en uno o dos chiqueros de los de Uribe
para que los paracos no le roben los cochinos.
Además, es
que el clorótico Arría está medio arrecho porque el campesinado
venezolano, que sí trabaja la tierra, le arrebató la piscina y sus
alrededores, allá en Yaracuy, donde tenia un pequeño grupo famélico
de novillas como mampara para simular sus bacanales anuales, que aprovechaba
para hacerse notar como representante de la ONU, hasta que se descubrió
la farsa que todavía CNN, Globovisión y “El Nacional” de Caracas,
entre otras empresas, pretenden justificar en contra de la Patria venezolana.
Y uno acá, en estas ruralidades, solidario con los padres de aquel
colegial de “Ruiz Pineda” en Caracas, que pereció por culpa del
cojo de Guayana, pide tribunal para Diego Arría quien también tiene
el vicio de las mil mentiras tal cual el cojo de Renania, Joseph Goebbels.
Patria Socialismo
o Barbarie.