Palestina - Israel / La farsa del 'acuerdo del siglo' alcanza su clímax esta semana

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se dan la mano después del discurso de Trump en el Museo de Israel en Jerusalén el 23 de mayo de 2017.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se dan la mano después del discurso de Trump en el Museo de Israel en Jerusalén el 23 de mayo de 2017.

Credito: REUTERS / Ronen Zvulun ARCHIVO

Coincidiendo con el debate en la Kneset sobre la inmunidad de Benjamín Netanyahu, está previsto que Donald Trump revele el trabajoso "acuerdo del siglo" para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos. Las posibilidades de que el plan prospere son nulas. Su anuncio responde a los problemas internos de ambos presidentes con la justicia más que a un intento de alcanzar la paz.

JERUSALÉN

27de nero de 2020.-

El "acuerdo del siglo" que ha preparado la administración estadounidense para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos es una iniciativa que no tiene ninguna posibilidad de prosperar, y lo saben todas las partes implicadas, empezando por el presidente Donald Trump, pasando por el primer ministro Benjamín Netanyahu y terminando por el presidente Mahmud Abás.

La administración americana ha estado trabajando en su plan durante tres años. El lunes Netanyahu dijo que durante ese tiempo ha hablado en decenas de ocasiones con Trump y con su equipo, presidido por Jared Kushner, yerno del presidente y amigo de Netanyahu. La relación entre Kushner y Netanyahu viene de lejos. Cuando Kushner era niño le cedía su cama cada vez que Netanyahu era huésped de su padre.

Por el contrario, los palestinos dejaron de hablar con Trump hace más de dos años, cuando la administración reconoció Jerusalén como capital del estado judío y trasladó su embajada a la ciudad santa. Además, Trump ha reconocido como israelíes los asentamientos judíos de los territorios ocupados, ha suprimido la ayuda a los refugiados palestinos y ha cerrado la representación palestina en Estados Unidos, sin contar que también ha reconocido la anexión del Golán sirio.

Queda demostrado que la ley internacional, lo último que preocupa a Netanyahu, también es lo último que preocupa a Trump. El acuerdo del siglo es simplemente un grotesco paso en esa dirección que permitirá a Israel decir una vez más que los palestinos pierden todas las oportunidades que se les presentan para alcanzar la paz.

En Ramala ni siquiera echan humo. Están de sobras acostumbrados a los desplantes de Israel y Estados Unidos. Un alto funcionario dijo que con el acuerdo del siglo se alumbra a un niño que murió mucho antes de su nacimiento. Es posible que haya protestas en los próximos días, pero no servirán de mucho: Israel seguirá construyendo a destajo en las colonias judías mientras la comunidad internacional, es decir Europa, se cruza de brazos.

"Es un plan que va a fracasar porque legitima la anexión a Israel de los territorios ocupados"

"Trump y Netanyahu son dos socios que se necesitan mutuamente; los dos se encuentran atrapados con problemas ante la justicia, de modo que van a apoyarse uno al otro hasta el final", comenta a Público un funcionario palestino. "Trump miente cuando dice que ha hablado con los palestinos, porque no es así. Esto no es el comienzo de nada, es un plan que va a fracasar porque legitima la anexión a Israel de los territorios ocupados".

Pero la farsa no se detendrá ocurra lo que ocurra. El lunes Trump recibe en la Casa Blanca al líder de la oposición israelí, Benny Gantz, y el martes, a Netanyahu. Se ha dicho que les quiere informar de su acuerdo del siglo, como si Netanyahu desconociera este plan que el mismo ha trazado en compañía de sus amigos americanos incondicionales.

Acuerdo e imputaciones

El elemento más tangible de la farsa es que Trump ha decidido hacer público el acuerdo la misma semana que la Kneset aborda la solicitud de inmunidad de Netanyahu, quien está imputado en tres graves casos de corrupción. El primer ministro está haciendo todo lo humanamente posible para librarse de las imputaciones, y en Israel se señala que el inesperado anuncio de Trump es otro intento de salvar de la justicia a su amigo.

Tras la reunión en la Casa Blanca, Gantz regresará inmediatamente a Israel. Al día siguiente, el martes, a partir de las 11.00 horas, el pleno de la Kneset tiene que confirmar a la comisión que abordará la inmunidad de Netanyahu. La oposición cuenta con mayoría en esa comisión y en el pleno de la cámara, de manera que lo más probable, si no ocurre nada inesperado en las próximas horas, es que la comisión rechace en los próximos días la petición de inmunidad.

"Estos no son día normales para Israel", dijo Gantz antes de emprender el viaje. "Después de la importante reunión (con Trump) regresaré a Israel para liderar de cerca los debates en relación a la inmunidad de Netanyahu". La oposición parece determinada a llevar este asunto hasta el final. Sin embargo, Netanyahu no estaría obligado a dimitir si se le retira la inmunidad aunque ello representaría un duro golpe para él.

Éxtasis en la derecha israelí

La derecha y los medios hebreos vinculados a la derecha han entrado en éxtasis. El propio Netanyahu ha dicho que el plan de Trump, que en realidad es el plan del primer ministro israelí, es una oportunidad única, que solo se da una vez en la historia. Uno de esos periódicos ha reconocido que el acuerdo del siglo no ha sido negociado entre Israel y los palestinos sino entre Netanyahu y Trump, aunque sería más correcto decir que es un acuerdo dictado al pie de la letra por Netanyahu.

El acuerdo da permiso a Israel para anexionarse todas las colonias judías y mantiene el control exclusivo de Israel sobre toda Jerusalén. En cuanto a los refugiados palestinos, prevé una especie de compensación internacional que exime a Israel de cualquier responsabilidad. Además, Israel mantendrá la presencia de su ejército en la Cisjordania ocupada.

A los palestinos se les ofrece una limitada soberanía sobre partes de Cisjordania, soberanía que no podrán ejercer debido a la presencia masiva de asentamientos y tropas israelíes. Israel tendría que tragarse el sapo de que se proclamara un Estado palestino, aunque en la práctica esta proclamación no tendría ninguna repercusión sobre la realidad.

En resumen, el acuerdo está directamente relacionado con la política interna de Israel y de Estados Unidos más que con los palestinos, y más concretamente con las tribulaciones que Netanyahu y Trump tienen con la justicia. No existe ninguna posibilidad de que prospere, pero sí de que Israel siga expandiendo su presencia colonial en los territorios ocupados.

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