¿Combate contra el narcotráfico?

El Señor Uribe ha cacareado entre las principales razones para permitirles a los gringos la instalación de las bases militares, la lucha en contra del narcotráfico. Esta justificación sería risible sino fuese grotescamente cínica, si tenemos en cuenta que él es un capo destacado del narcotráfico en Latinoamérica, y el Imperialismo norteamericano el único dueño del negocio de las drogas a escala planetaria.

En el exclusivo centro turístico de San Carlos de Bariloche en la Patagonia, el narcoparamilitar Uribe utilizando su escandalosa posición de Presidente de Colombia, se dispone a competir en una Olimpiada donde pretende ganar todos los juegos de una misma mentira, mentira que se cifra en que él es un héroe que trabaja incansablemente por el bienestar de todos los colombianos como un redivivo Cid campeador que lucha incansablemente para acabar con el narcotráfico (el útero donde el nació y donde vive hasta que su patrón imperialista quiera), con los paramilitares (que salieron de sus propios intestinos) y con la guerrilla. Por lo tanto ese cifrado lo ubica por encima de Dios y del Diablo; y lo faculta desde luego para colocarse por encima de Chávez, de Evo Morales, de Daniel Ortega y de Rafael Correa.

Uribe lleva consigo a un cerebro manteco, líder de Primero Justicia, de Primero Colombia, y de Primero Fascismo, llamado Jaime Bermúdez, quien ha sido su principal asesor en todo, desde que decidió cambiar su bunker de capo de la droga por la silla presidencial. El manteco ahora es el canciller, es decir que está fuera del clóset.

Este manteco insoportable, ha sido formado por el Imperialismo como uno de sus principales cuadros en la región latinoamericana. Fue confinado desde que era un bebé en los conspicuos centros de formación ideológica burguesa, hasta el punto que no parece un ser humano, sino un robot que tiene la capacidad de repetir con exactitud un millón de veces la misma cartilla neoliberal, que utiliza ahora la drogocracia para adueñarse del Mundo.

Uribe cuenta también con aliados, que ya no disimulan sus amoríos con el Imperialismo. El primero de ellos es Lula, aquel niño pobre venido del nordeste brasilero, que creció pegado a la ubre del sindicalismo reformista de su País, y que habiendo llegado a la Presidencia, muy pronto se olvidó de dónde venía, y traicionó la izquierda carioca; y que ahora colocado en la disyuntiva de defender la soberanía de Latinoamérica, no oculta su condición de cipayo. A su lado también está una viejita tétrica, socialista de supermercado llamada Michelle Bachelett, la cual no merece ni siquiera un comentario dada su condición de pitiyankee. También Lugo le carga las bolas de esta Olimpiada ¿Qué podríamos esperar de un Cura? ¿Cristina? Cristina.

Los únicos contrincantes de Uribe en esta Olimpiada son Chávez, Evo y Rafael Correa. Cómo todos sabemos que el Capo y su manteco, no van a echar para atrás el acuerdo de Instalación de las Bases militares para defender la mayor producción de Cocaína en el Mundo y proteger los grandes envíos de la Droga a los 100 millones de consumidores en los EEUU, y a los centenares de millones en Europa y Asia; entre otras cosas de este par de bandidos actuando como presidente y como canciller, no pueden retractarse porque esa es una decisión tomada por sus amos, los dueños del negocio de la droga, que es la principal razón de la presencia militar del Imperialismo en el suelo que antes era de Colombia. Por supuesto que las bases también son para tumbar gobiernos que no acepten la Drogocracia, y para someter a los procesos de liberación en todo este continente, y para robarse las riquezas naturales, y sobre todo la biodiversidad.

En Bariloche, se van a caer muchas caretas, el Mundo va a presenciar el triunfo de la Drogocracia o el rescate de la dignidad de los Pueblos de este Continente


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Eduardo Mármol


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