Buen día Comandante. Con el mayor de los respetos decido enviarle esta misiva con el preclaro fin de que usted, amable Presidente, nos explique con asepsia, que está pasando con las relaciones con Colombia. No; no se sorprenda, es que creo entender que a usted siempre le hemos seguido la línea de Chávez. En mi caso no logro entender, aunque no estoy obligado a ello, por qué una tarde de julio usted se enoja con Uribe, decide congelar las relaciones con el país del vallenato y de la cumbia, nos dice que Uribe no es muy serio en las relaciones y...y luego Presidente, usted después de recibir a Ernesto Samper, a Piedad Córdova ya un grupo de viajantes por la paz, ¡zuácata! decide enviar de nuevo a nuestro embajador a ese país.
A ese país no, a Uribe le hemos lanzado toda clase de ofensiva, diciéndole hasta que es en verdad queremos le suceda y siempre "hemos salido por la misma puerta por donde habíamos entrado". Todo nuestro arsenal de revolucionario contra un hombre apellidado Uribe Vélez, Presidente. Y él, él, Presidente Chávez se sale siempre con la suya...
De nuevo la paz que según Uribe Vélez quiere romper con 7 bases gringas en su territorio, que evidentemente están apuntando hacia la tierra del Arauca Vibrador y del sol, y del sol, se hacer un ritornelo. Uribe siempre termina con la mano enguantada levantada, ¿qué es lo que sucede Presidente? ¿Declaramos a Uribe un muchacho travieso que se deja obnubilar por su amor a los Estados Unidos y nos hace rabiar por minutos para luego regresar con su cara de yo no fui?
Presidente créame estoy a punto de tirar la toalla. Mi esquina me hace señas cuando estoy en medio del cuadrilátero, para que deje de seguir combatiendo, pero fui criado por el destino para ser perseverante y sigo en la lucha. A veces veo en mi contrincante unos ojos llenos de ira, de maldad, que se olvida de que "lo importante es competir" y me tambaleo, empero saco fuerza, vitaminas donde escasea, Y SIGO en la lucha, Presidente. He oído de Bertold Brecht que el importante es el que lucha siempre.
Empero cuando estoy sentando en el banquillo, veo todo borroso. El humo que se encabrita sobre el espacio de la luz, me marea, la figura del referí se hace difusa, Presidente y el público rodeando mi dolor, mi silencio sepulcral, parece estrecharse contra el ring, ahogándome con su ruido, con su rechifla, con su voz grotesca de alta sonoridad.
Presidente me estoy cansando. Esta dura cabalgata de Quijote tropical no parece llevarme a los molinos de viento que he dibujado sobre el núcleo de mis andanzas, estoy perdiendo la fe en el noble y querido Sanchu, Presidente. Estoy confundido.
Empero en mi angustia final antes de rendirme en el interminable combate, quiero que usted me aclare que es lo que pasa con Uribe Vélez. ¿Por qué siempre tengo que romper mis notas en el viento antes de que lleguen a sus orejas y allí se expandan? Presidente una vez mi fallecido padre, el mejor comediante que nunca jamás ha existido sobre el planeta tierra, me llamó aparte. Fue una calurosa tarde de abril de 1967. Yo lanzaba piedras contra la PM y él estaba ahí entre la vorágine pública, con sus ojos pequeños que se hacían inmensos, con su cara grande, que se hacía pequeña y me dijo: "Hijo procura que los botellazos que les envía a tus enemigos siempre den en el blanco, para que quienes te sigan sepan que tienes buena puntería y que "no pierdes botellas que pueden servirte en el futuro para el combate final"
Después de eso, lo amé más y juré que así lo haría: "el enemigo no merece que falle mis tiros"
Bueno Presidente, discúlpeme sin en la sintaxis de mi pequeña literatura, los gazapos se ríen entre las comillas.
aenpelota@gmail.com
Patria, socialismo o Uribe se sigue burlando de nosotros.
