Shell y Chevron están en el centro de
atención debido a sus asambleas de accionistas y a un juicio histórico,
dos hechos que están ocurriendo esta semana.
El 13 de mayo, las Fuerzas Armadas
nigerianas lanzaron un ataque contra poblados en el Delta del Níger,
una zona del país rica en petróleo. Se teme que cientos de civiles
hayan muerto en la ofensiva. Una celebración en el poblado de Oporoza,
en el área del delta, fue atacada, según Amnistía Internacional.
Un testigo le dijo a la organización:
“Escuché el sonido de una aeronave; vi dos helicópteros militares
disparando a las casas, al palacio, disparándonos a nosotros. Tuvimos
que correr a un lugar seguro dentro de la selva. En los matorrales,
escuché a adultos llorando, tantas madres que no podían encontrar a sus
hijos; todos corrieron para salvar sus vidas”.
Shell afronta un juicio en un tribunal
federal de Estados Unidos, el caso Wiwa contra Shell, en base a la
supuesta colaboración de la petrolera en la violenta represión del
movimiento de base del pueblo Ogoni, del Delta del Níger, llevada a
cabo por la dictadura nigeriana durante la década del 90.
Shell explota las riquezas petroleras del
Delta del Níger, provocando desplazamientos, contaminación y
deforestación. La demanda también afirma que Shell ayudó a eliminar el
Movimiento por la Sobrevivencia del Pueblo Ogoni y a su carismático
líder, Ken Saro-Wiwa. Saro-Wiwa había sido el guionista de la
telenovela más popular de Nigeria, pero decidió unirse a los Ogoni,
cuyo territorio cerca del Delta del Níger había sido surcado por
oleoductos.
Los niños de Ogonilandia, como se denomina
su tierra, no sabían lo que era una noche oscura, vivían bajo los
destellos de las llamaradas, llamaradas de gas del tamaño de un
edificio de apartamentos que estaban encendidas día y noche, y que son
ilegales en Estados Unidos.
Entrevisté a Saro-Wiwa en 1994. Me dijo: “A
las empresas petroleras les gustan las dictaduras militares porque,
básicamente, bajo estas dictaduras pueden estafar. Las dictaduras son
brutales con la gente, y puedan negar los derechos humanos de las
personas y de las comunidades muy fácilmente, sin escrúpulos", y
agregó: “En lo que a mí respecta, soy un hombre marcado”.
Saro-Wiwa regresó a Nigeria y fue arrestado
por la Junta Militar. El 10 de noviembre de 1995, luego de un juicio
arreglado, fue colgado junto con otros ocho activistas Ogoni.
En 1998, viajé al Delta del Níger con el
periodista Jeremy Scahill. Un ejecutivo de Chevron que se encontraba
allí nos dijo que la empresa transportó tropas de la mal reputada
Fuerza Policíal Móvil nigeriana–conocida por su política de “matar e
irse”-, en un helicóptero que le pertenecía a la compañía, hasta una
lancha petrolera que había sido ocupada por manifestantes no violentos.
Dos manifestantes fueron asesinados, y muchos otros fueron arrestados y
torturados.
Oronto Douglas, uno de los abogados de
Saro-Wiwa, nos dijo: “Está muy claro que Chevron, al igual que Shell,
utiliza a las Fuerzas Armadas para proteger sus actividades petroleras.
Perforan y matan”.
Chevron es el segundo mayor accionista
(después de la empresa petrolera francesa Total) del proyecto del campo
de gas natural y gasoducto de Yadana, en Birmania (que la Junta Militar
ha renombrado "Myanmar").
El gasoducto es la mayor fuente primaria de
ingresos de la Junta Militar, y sus ganacias le sumaron un total de
alrededor de mil millones de dólares en 2007.
La Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi,
que fue elegida popularmente como líder de Birmania en 1990, ha estado
bajo arresto domiciliario durante 14 de los últimos 20 años, y tendrá
que comparecer ante los tribunales nuevamente esta semana (el martes,
el gobierno dijo que había puesto fin al arresto domiciliario de Suu
Kyi, pero permanece detenida, en espera del resultado del juicio).
El gobierno de Estados Unidos prohibió a
las empresas estadounidenses invertir en Birmania desde 1997, pero
Chevron tiene una exoneración, que heredó cuando adquirió la empresa
petrolera Unocal.
Una larga lista en la que se enumeran
abusos similares cometidos por Chevron, desde Filipinas a Kazajistán,
Chad, Camerún, Irak, Ecuador y Angola, y en todo Estados Unidos y
Canadá, es detallada en un “informe anual alternativo” preparado por un
consorcio de organizaciones no gubernamentales, que está siendo
distribuido a los accionistas de Chevron en su asamblea anual de esta
semana, y al público en TrueCostofChevron.com.
Chevron está siendo investigada por el
Fiscal General del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, acerca de si la
empresa fue “precisa y exhaustiva” en la descripción de sus potenciales
responsabilidades legales. Sin embargo, goza de una larga tradición de
contratar a gente con poder político.
Condoleezza Rice fue directora de la
empresa durante mucho tiempo (incluso había un buque petrolero con su
nombre), y el nuevo asesor general recientemente contratado es nada
menos que el desprestigiado abogado del Pentágono, William J. Haynes,
quien defendió las “técnicas de interrogatorio severas”, incluso el
submarino.
El General James L. Jones, Asesor de
Seguridad Nacional del Presidente Barack Obama, formó parte de la Junta
de Directores de Chevron durante la mayor parte de 2008, hasta que
recibió la designación de alto nivel en la Casa Blanca.
Saro-Wiwa dijo antes de morir: “Vamos a
exigir nuestros derechos en forma pacífica, sin violencia, y
venceremos”. Un movimiento popular mundial está creciendo para lograr
justamente eso.