La ruta de la redención de nuestro pueblo hace tiempo que fue trazada, los planificadores del sistema la tenían bien delineada desde milenios, y fue posible pasarla ante la mirada indiferente de nuestros gobernantes ya que estos se encontraban obnubilados en sus propias corrupciones, afanes deshonestos, vanaglorias y malquerencias. La reciente sentencia del Tribunal Constitucional TC/0788/2024, ni fue un tremendismo judicial ni jamás fue sacada debajo del sombrero de un experimentado mago.
Se trata de un arduo e ininterrumpido trabajo de años y desvelos, operados desde las más exigentes, sofisticadas y honestas agencias de inteligencias multidisciplinarias y mancomunadas, perfectamente enlazadas a través del vínculo indestructible de la conciencia renovada (nacer de nuevo), experimentado entre sus miembros, como si se tratase de una misma familia, como tales somos y así nos identificamos. Nos convertimos en la sombra del establecimiento, detrás de cada institución pública y privada, organismos, agencias, fondos, foros, entidades, movimientos y toda modalidad de asociación u organización social.
El azar no existe en la realidad sujeta a ser vivida, es un mundo de causas y efectos, donde todo se registra y existe un registro del accionar humano en sus respectivos quehaceres, que a su vez va formando un balance colectivo, siendo esta acumulación la responsable de las nuevas configuraciones por venir y actualmente en vía de formación. De hecho ya el ámbito religioso y cultural va gestando su verdadera apariencia sustentada en una esencia desprovista del culto heredado, ahora hermoseado con el pincel de la verdad eterna.
"Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad". Lucas 23, 45. Los dominicanos pronto sabremos el por qué de la obra del profesor Juan Bosch, de Cristóbal Colon a Fidel Castro y la otra, El Caribe, Frontera Imperial; el por qué el extinto Presidente Joaquín Balaguer se empecinó en la construcción del monumento Faro a Colon, cuya inauguración contó con el sumo pontífice Juan Pablo II en 1992, a la vez que sabrán el por qué de la trascendencia de la hispaniola y la conspiración para ocultárnosla; su relación con el pueblo semita y de hiperbórea. La rasgadura del velo del templo lo ha dejado al descubierto.
Mafias que han estado enquistadas en el poder político dominicano desaparecerán del horizonte del nuevo porvenir de La Dominicana, amarradas mediante partidos políticos, erigidos en los pilares de una democracia disfuncional e irreverente con nuestra esencia divina, se les terminó el estar pegados de la ubre del presupuesto nacional, tendrán que ceñirse a las mismas disposiciones de candidatos independientes, y con un presidente que no puede aspirar y su vida pendiendo del arbitrar el próximo torneo electoral, velando que no sean usados los recursos del estado. Apenas recibimos los primeros rayos de un nuevo amanecer, y el sol solo está asomándose.