Los dos candidatos no se apartaron mucho de sus posiciones previamente declaradas anoche, incluso si Trump agregó, con su característica exageración, que Israel no existiría en dos años si su oponente se convierte en presidente.
Aquí en Medio Oriente, la carrera por la Casa Blanca se observa con atención.
Con la guerra en Gaza en curso y un acuerdo de alto el fuego aún esquivo, algunos críticos de Benjamin Netanyahu sospechan que el primer ministro de Israel está deliberadamente demorando hasta después de las elecciones, con la esperanza de que Trump sea más comprensivo con Israel que Harris.
Hay un tufillo de que la historia podría estar a punto de repetirse.
En 1980, se sospechaba que el equipo de campaña de Ronald Reagan instaba a Irán a no liberar a los rehenes estadounidenses retenidos en Teherán hasta después de que él venciera al presidente Jimmy Carter, diciendo que Reagan les daría un trato mejor.
¿Podría estar sucediendo algo similar ahora? Ciertamente los oponentes de Netanyahu creen que ahora él es el principal obstáculo para un acuerdo de alto el fuego.
Harris ha indicado que podría ser más dura con Israel que Joe Biden, algo que Trump ha aprovechado, diciendo anoche que la vicepresidenta "odia a Israel".
Los palestinos, profundamente escépticos sobre Donald Trump pero consternados por la incapacidad de la administración Biden para detener la guerra en Gaza, posiblemente estén inclinados a ver a Harris como el menor de dos males.
Hace mucho que abandonaron la noción de que Estados Unidos es un mediador honesto en Medio Oriente, pero habrán notado que Harris, a diferencia de Trump, dice que está comprometida con el estado palestino.