EL Covid 19 y las elecciones de los EEUU

La crisis sanitaria, económica y política que ha producido el Covid-19 en los EEUU es para agarrar palco. Notar, como la autosuficiencia, la prepotencia, la creencia de un Destino Manifiesto imaginario, los conllevó a cometer sucesivos y prolongados exabruptos, que generó contagios y fallecimientos que pagan con creces y lamentablemente seguirán pagando, sin saber cuál será el límite final de tanta locura, es cuestión de analizar y aprender para evitar cometer y repetir hechos trágicos.

No se sabe a ciencia cierta, cuantas personas contagiaran los casi 4 millones de personas infectadas; y lo más grave, no tener la valentía de reconocer los graves errores cometidos, y persistir en achacar sus males a terceros. No reconocer errores es gravísimo, significa persistir en ejecutar los mismos errores. Los males de la egolatría persisten, se agravan a pesar de tantos ejemplos históricos. Los imperios per se son excesivamente ególatras y criminales. Toda disidencia es pasada por las armas.

El haberse convertido los Estados Unidos en potencia financiera, haciendo uso de un arsenal de subterfugios y de medios fraudulentos, poder que no tiene como consecuencia la acumulación excesiva de capital que surgió y surge, ahora menos que antes, del seno de las políticas públicas implementadas en lo endógeno; sino, por el resultado de sucesivos planes macabros de expansión imperial y de subsunción de capital que le hacen a los pueblos del mundo, a través de la colosal fuerza de las corporaciones imperiales. Instancias que actúan, la mayoría de las veces, con espíritu de unidad y engreimiento, generalmente tumban todas las resistencias e imponen las decisiones por vía de facto.

Las corporaciones económicas, financieras y el ámbito de lo militar tienen la trágica tradición que por donde pasan y se instalan, hacen en los países que dominan, lo que les plazca, sin que haya autoridad que los frene enjuicie y los detenga.

Colombia es el ejemplo más cerca y patético, de las docenas de delitos cometidos por soldados estadounidenses, especialmente contra niñas y adolescentes. Son tan bochornosos esos casos que las autoridades judiciales no han podido actuar jurisdiccionalmente, investigar y enjuiciar, y de haber lugar a sanciones penales, imponerlas. Para los imperios no hay nada que los detenga, ni siquiera el derecho internacional y sus operadores.

Hechos como los de Colombia son comunes en todos lugares donde hay bases militares norteamericanas. Y donde las sociedades, los Estados nacionales y las Constituciones como ley suprema, se convierten en piezas decorativas, impotentes de actuar y considerar a través de los procedimientos y el Debido Proceso; lo sucedido, son por estrictas razones politiqueras.

Estados Unidos no llegó a convertirse en fuerza poderosa en el mundo de las finanzas y lo militar, ni en la ciencia ni la tecnología, por tener una población excepcionalmente inteligente, sino por haberse convertido después de la Segunda Guerra Mundial en el policía del mundo, mando que nadie le concedió, lo decidió a modus propio, en contra de la legislación internacional, para colocar sus pies en el cuello a un sector importante de países sometidos a sus designios, con el apoyo de algunas franquicias políticas nacionales ( organizaciones políticas, ONGs, autoridades gubernamentales (…) que a cambio de un status económico y político, sus integrantes defienden como jefe de peones de los intereses trasnacionales.

Los pueblos dominados por los imperios, nunca han sido bien vistos, ni concebidos, ni tratados con dignidad por las fuerzas oscurantistas que estos llevan consigo. Su relación ha sido y seguirá siendo de dominación. Ningún imperio mantiene relaciones con los dominados de respeto a la dignidad, ni mucho menos aúpa su educación y formación para su independencia, autodeterminación y el ejercicio de la soberanía. Los imperios suelen exprimir a los pueblos hasta dejarlos secos. La historia, que no miente, posee las pruebas.

La política exterior de los gobiernos de los EEUU ha sido la misma. Ellos saben, allí surgen los hilos del poder para gobernar a los títeres desde el comando de los titiriteros. Esa ha sido la raíz de la política exterior de los Estados Unidos. Allí está el talón de Aquiles, el centro medular de la política en todos los procesos electorales que realizan. Allí están las razones de la derrota o el triunfo de quienes aspiran a dirigir la Casa Blanca.

En estados Unidos la opinión del soberano poco importa. El diseño de los procesos electorales no fue concebido para atender las angustias y los problemas de la gente, del mortal común de todas las calles y suburbios donde residen y laboran estos, los verdaderos creadores de la riqueza. Las elecciones fueron concebidas para fortalecer a los señores del capital.

El candidato que ofrezca más e inéditos procedimientos, nuevas teorías de dominación, para mantener de rodillas a los pueblos del mundo es el que vence. A los colegios electorales, también se les tuerce el brazo, y se les ofrece cambios sustanciales en el modo de vida, ofrendan sus votos hacia esos fines.

El balance de Trump en su gestión, en el ámbito internacional, es desastrosa, de ahí que está obligando a sus amigos y aliados a replegarse. La concepción, que se tenía de EEUU, como potencia científica el COVID-19 mostró en radiografía que era pura coba. El Sansón o Hércules que vendió mediáticamente hasta la saciedad resultó pura y autentica ficción. La realidad puso al descubierto, de manera veraz y objetiva, su cuerpo en lo científico, por lo menos en lo sanitario, raquítica y totalmente esqueletizado.

La auténtica realidad le ha demostrado a sus aliados y amigos que son simples instrumentos para alcanzar fines perversos; actores manipulados por espirales de entornos que no dominan, pues la mayoría de los comandos decisorios están en lugares distantes con hombres y mujeres que no representan sus intereses.

Esos amigos y aliados admiten, ahora, su condición de subordinados, sujetos a que se les puede torcer el brazo, se les asfixie económica y financieramente, se les bloquee, se les despoje de activos y se les aplique poderosos asedios jurídicos, a través de instituciones jurídicas de la "comunidad internacional", tuteladas desde centros de poder político-económico y financiero que tienen como domicilio el territorio de los EEUU. El Covid-19 demostró la frialdad, la insensibilidad, el egoísmo, la soledad, la arrogancia de un gobierno que solo centra su atención en él y lo demás es puro monte.

Los imperios han sido los responsables directos de las amarguras y la desalegría de los pueblos del mundo. La historia de estos macro centros de poder ha sido una tragedia para la especie humana y son los responsables directos de todos los holocaustos y genocidios sucedidos en los últimos años.

El poder omnímodo de los imperios se hace cada vez más atroz e inhumano. La fuerza bruta que poseen, el actuar sin piedad, sin contemplación y sin misericordia, origina un miedo colectivo paralizante que produce la sociedad del miedo, que justifica su subordinación en consideraciones metafísicas y religiosas que no tienen incumbencia directa ni indirecta con el temible actuar de todas las instancias del poder.

En el transcurrir del tiempo las agresiones crecen exponencialmente, los aparatos de control social y político son más rigurosos y la pobreza crece con la rapidez del agua de los ríos en época de lluvia.

En la actualidad no le entra dinero ni activos a los Estados Unidos, por concepto de despojos como antes. Los pueblos del mundo han madurado políticamente y tienen más conciencia de su actuar como pueblos.

La pobreza en los Estados Unidos crece exponencialmente como la de otros pueblos distantes. La ola de protestas aqueja a esa nación en casi todos los Estados: norte, sur, este y oeste son pequeñas muestras de la gran crisis que esconden los medios de comunicación. Los saqueos, pueblo armado en la calle combatiendo a las fuerzas policiales, los incendios a vehículos y establecimientos comerciales constituyen una realidad citadina y cotidiana en ese país.

Venezuela en ese escenario se convirtió en la reina de la novela: La Historia Sin Fin. Se volvió en el chocolate a conquistar, capaz, según Trump de salvarlo de su estrepitosa derrota como lo señalan las encuestas. Mary Trump sobrina de Donald Trump, psicóloga de profesión, analizó a su tío, bajo la mira de su profesión y lo califica como un ser colmado de traumas, adicciones, fraudes y abandono (Cnnespañol.cnn.com/2020/07/07). En pocos días saldrá su libro. Cada quien saque sus propias conclusiones.

Venezuela vencerá. La lucha contra los imperios no es fácil.

fparadavarelo@gmail.com



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