Manifiesto latinoamericano

En esta centuria, sentada en el trono de la victoria, flamea vanidosa Norteamérica. Seductora, gobierna al mundo con una mano; y con la otra, ejerce la más cruenta opresión, un hecho que ha merecido la inocente admiración de algunos venezolanos y para con otros, no. En este siglo, nuestra confederación no ha sido posible para aliviar la tamaña asimetría frente al Norte. No disipamos envidia por sus riquezas sino el celo y el resguardo por las nuestras. Jefferson, hasta 1801 y Monroe, hasta 1825, nos quisieron avasallar por la frontera de México*(1949) ¿Por cuánto tiempo más lo harán sus sucesores? Si así fuera, si continuaran los intentos, esto no sería más que otra réplica del proceder de su propia madre Inglaterra, la de Ella, la de los imperios; aquellos que tienen a sus pies a la moderna Europa, y a París y a Roma a la cabeza. La flota naval del Canadá y los espías del Mossad han de ser sus más fieles secuaces. El primero nos amenaza desde el Mar Atlántico, y el segundo, nos sigila por Brasil. América del Sur no tiene otra forja sino la de consignar su libertad en las dificultades, soportar los huracanes que ofrece la potencia anglosajona.

¡Cuán grandiosa es la tarea de todos y todas!, aun cuando nuestra administración fue despedazada por la pugna de los infiltrados de la CIA y de los que se sienten "patriotas", creyendo estar contribuyendo con el final de una disque "dictadura". No nos extrañemos de que en el día de hoy, ellos ostenten la ciudadanía norteamericana y vivan en sus aposentos. ¡Qué fácil es entregarse a los EE.UU, pero qué difícil es lograr la gloria de La América Toda! ¡Qué difícil es conseguir la prosperidad de nuestros pueblos sin la intromisión de Washington DC! ¡Qué difícil es hacer cumplir el destino luminoso de la América Grande y Morena! Se ha dicho que complacientes a "Ellos" seremos prósperos, pero hasta Chile fue rebasado por la bonanza Boliviana. He aquí Los Aymaras, valientes y eligiendo el cielo como límite. Así pues que toda nación bajo el manto de la independencia y la libertad consignará lo inmensurable en cuanto le concierne.

¡Americanos!, con el consagrado deber os convoco, a ustedes, a las 35 naciones, a los pueblos primeramente. El destino nos ha preparado un difícil camino, pero sin duda el correcto. Así como el acero más temido nace del fuego más feroz o del martilleo más bravío, nuestra actitud ha de ser la más grandiosa de todas, la de luchar hasta el final por nuestra libertad, por la unión. Poderosa ha de ser América como madre y señora de las naciones en los años venideros. Si en la antigua Roma, el latín fue testimonio de la unión de los pueblos: de sabinos, sículos, asirios, etruscos y faliscos; de Los Urales y el Mar Caspio, cada uno como un ladrillo de cada lengua del mundo, ¿cuánto nos tocará a nosotros, los del nuevo continente, por todo nuestro mestizaje de razas, todas nuestras culturas en estos momentos? No resulta descabellado decir que seremos el faro de la humanidad, y antes que eso, nuestro propio instrumento para preservarnos.

A los norteamericanos que se nos unen, comprendiendo la hermandad les estamos altamente agradecidos. ¡Qué más heroico que proteger nuestra embajada, arriesgando sus vidas, expuestos al odio mortal de los opositores, hecho carne!

Yanquis que nos adversan, la palabra libertad abunda falsamente en sus lenguas. Sus miradas son excretas del odio más racista que ni la diplomacia más entrenada logra disimular. Por sus poros brota el proteccionismo más hipócrita en el libre mercado que tanto pregonan.

Yanquis que nos aborrecen, si piensan que son elegidos por Dios, Dios nos elegirá para reducir su nauseabundo orgullo. A ustedes, los haremos morder el polvo con nuestra victoria y verán desvanecer su proyecto con sus propios ojos. No será por causa de la violencia musulmana, ni por alguna armada comunista. Ocurrirá que su grandeza quedará doblegada y desapercibida por la riqueza de otra nación más grande.

Yanquis que sueñan con esclavizarnos, si insisten en que seamos su patio trasero, nos esmeraremos en que sean ustedes nuestro jardín del frente.

La victoria próxima será de los latinoamericanos.

havier15alvarez@gmail.com



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