Lula, o el camino expedito a Bolsonaro

Me negaba por esta vía a ponerle una manito de "me gusta" a todo lo que venía estos últimos meses con la leyenda, "todos somos Lula", mi indiferencia siguió cuando surgió Haddad ante el idéntico eslogan que ya presagiaba la hecatombe final que desgraciadamente tuvo su colofón este domingo pasado.
Confieso que, he estado tentado en estos tiempos a escribir mis percepciones sobre Lula, pero recordé que, en una de las tantas veces en que vertí mis apreciaciones sobre el Pepe Mujica cuya sinuosa conducta me hacía intuir que en cualquier momento nos saldría con un "domingo siete", me procuró la animadversión de un camarada amigo quién se escandalizaba ante lo que consideraba una descabellada teoría sobre quien era a su parecer, el impoluto ex presidente uruguayo, su disgusto llegó a tal grado que no lo volví a ver por estos lares.
Aquí podríamos pasar todo el tiempo analizando el por qué, el fascismo revolcó escandalosamente a las fuerzas "progresistas y de izquierda" en Brasil, no tendríamos espacio suficiente para analizar lo que representa Bolsonaro, que le espera a ese querido pueblo con semejante fascista al frente del gobierno y mas allá, que incidencia funesta tendrá para todo el continente parafraseando a Luis Britto García, "el candidato sincero" brasileño quien, logró de manera sorpresiva hacerse del coroto con el voto favorable de aquellos a quienes en sus discursos amenazaba descaradamente con recontraescoñetar, y por supuesto, el voto masivo del electorado protestante y evangélico que yo sin jactancia les pude haber advertido si me hubieren consultado cual gurú electoral, solo con remitirlos a los últimos resultados electorales de la Parroquia Juan de Villegas aquí en Barquisimeto, donde estas sectas religiosas han tomado cuerpo vigorosamente quitándole fieles a la iglesia católica y votos a la revolución, no solo sufragando sino, desmotivando el voto femenino utilizando la máxima que su único compromiso es con dios, eso si lo extrapolamos a nivel latinoamericano por la conducta similar a nivel mundial de estos grupos religiosos, se veía venir, nadie en Brasil lo advirtió o quiso advertirlo, sobre todo las fuerzas llamadas de "izquierda".
Ahora bien, a todas estas, hasta que punto Lula puede desligarse de lo que para mí es su responsabilidad mayoritaria en esta gran debacle, adquiere mayor preocupación, cuando observamos que el imperialismo de manera abierta, sin ni siquiera guardar las formas, les ha venido aplicando el mismo libreto con relativo éxito, a todos los países que en un momento glorioso de la historia y donde Chávez fue pieza fundamental, adoptaron por lo menos una posición digna y nacionalista.
Nos desesperaba ver a Lula y su discípula Dilma Ruseff, más sus fuerzas políticas, como en una película en cámara lenta ir cayendo poco a poco, a ella la destituyeron ilegalmente, a el lo metieron preso, Temer se atornilló trampeando en el poder, Haddad cuando tuvo oportunidad y era pre-candidato, se monto en la ola de moda en toda Latino América y Europa; hablar mal de Venezuela y Lula ni pío, en todo ese bojote de años de estas fuerzas "progresistas en el poder", el aparato comunicacional de Brasil sigue estando en manos de los grupos sionistas internacionales y el poderoso Grupo O´Globo, el ejercito tiene la misma estructura fascista de la última dictadura militar, de allí viene Bolsonaro, los ricos fazendeiros siguen siendo tan poderosos como antes manteniendo a raya a "los sin tierra", en las favelas es moneda corriente los asesinatos y represión de los más necesitados, amén de la alianza de los capos de la droga con los altos jefes policiales, cabe preguntarse a la altura de tales argumentos; ¿que coño cambió durante la era Lula-Ruseff?.
Finalmente, tengo la impresión que debemos aprender de esta experiencia, se ve a simple vista que, tal como aquí, el pueblo brasileño jamás tuvo que ver en las decisiones con respecto a su futuro, utilizado siempre por la gran maquinaria del PT con fines meramente electorales, tanto es así, que da pena ver el derrumbe de Lula y lo que el representa, sin que en Brasil tal como nos lo vendieron o lo creíamos, Lula iba a ser reivindicado reponiendo a Dilma en una revuelta popular, ilusos fuimos al no darnos cuenta que estábamos jugando a la social democracia y no a una revolución socialista, pero un remedo de ella es el camino más expedito para llegar a un Bolsonaro.

 

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Manolo Silva

Comunicador comunitario

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