Un dañino efecto secundario de la cumbre Trump-Putin

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation

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Las ubicaciones de pasadas cumbres sugieren que Estados Unidos podría ser el anfitrión para la próxima cumbre entre los líderes ruso y norteamericano. Tales reuniones se han alternado entre esos dos países y algunos otros. Como correctamente lo supuse, las repercusiones de la última reunión de Trump con Putin en Helsinki, presenció una extremadamente ruda teatralidad anti-rusa y anti Putin, todo lo cual interfiere en la vía para mejorar las relaciones. Esa mentalidad se hará aún más evidente cuando Estados Unidos sea el anfitrión de la próxima cumbre Putin-Trump que fue anunciada por el presidente norteamericano para este próximo otoño.

No resulta sorprendente que Trump haya reculado en su anuncio de ser anfitrión de esa reunión. Desde que se anunció la proposición de una cumbre, ha habido una serie de rudas medidas tomadas contra Putin y Rusia por parte del establecimiento político de Estados Unidos. Desde su punto de vista, Putin no tiene ninguna buena razón para estimular la consiguiente parada de esperpentos contra su país y contra él mismo. Siguiendo las idas y venidas sobre una cumbre Putin-Trump en Estados Unidos, el presidente ruso ha ofrecido ser el anfitrión de una reunión entre él y su contraparte norteamericano.

Mientras tanto, la excesivamente antipática (y prejuiciosa) embajadora de Trump ante Naciones Unidas, Nikki Haley, continúa señalando a Rusia como un país con el cual Estados Unidos no debe hacer amistad –sin tomar en cuenta que

-Alemania y Gran Bretaña, cada uno tuvo dos grandes guerras contra Estados Unidos

-Japón llevó a cabo el ataque por sorpresa contra Pearl Harbor

En contraste, las relaciones ruso-norteamericanas han tenido mejores instancias a través del curso de la historia. Todo esto es minimizado por los medios de comunicación de masas de Estados Unidos que continúan influyendo en el subconsciente de muchos norteamericanos con el propósito que tengan una opinión inducida negativa acerca de Rusia. Con otros intereses que considerar, la mayoría de los norteamericanos no van un poco más allá para comprender y evaluar las opiniones contrarias publicadas por medios de prensa que no pertenecen a los medios de masas dominantes, como ser la agencia Real News Network donde sujetos como Michael Isikoff son enfrentados de manera muy diferente a sus infladas publicaciones en los medios de comunicación de masas de Estados Unidos.

Continuando con la sede propuesta por Trump para la próxima cumbre Estados Unidos-Rusia, los presidentes del senado y de la cámara de representantes (ambos republicanos) perdieron la compostura y dijeron que Putin no sería bien recibido. Por su lado, Trump declaró que Rusia ayudaría a los demócratas en las próximas elecciones de medio período.

Rusia sigue siendo el conveniente saco de boxeo para las oligarquías políticas norteamericanas.

Una de las ridiculeces involucra a la cobertura que le dieron a la propuesta de Putin de cooperar con la investigación del FBI dirigida por John Mueller sobre la supuesta intromisión rusa en la elección presidencial de Estados Unidos el año 2016. Durante la conferencia de prensa de Helsinki, Putin de manera razonable ofreció un acuerdo recíproco donde las autoridades norteamericanas podrían interrogar a los doce rusos indiciados (por Mueller) en Rusia (la ley rusa prohíbe al país entregar ciudadanos rusos a un país extranjero) y con el gobierno ruso en un arreglo similar con Michael McFaul y Bill Browder.

La cobertura de los medios norteamericanos sobre Browder ha sido terriblemente pobre. Del mismo modo, McFaul presentó de manera errónea la proposición de Putin con el apoyo de los medios norteamericanos.

Un segmento del canal CNN publicado el 19 de julio destacó un mensaje de McFaul que sostiene que el gobierno soviético de la época de Stalin nunca intentó detener a norteamericanos –yo posteriormente descubrí que no es cierto. La evidente intención de esa comunicación no fue otra que proyectar una imagen errónea sobre la época de Stalin en comparación con la Rusia contemporánea.

¿Podría alguien imaginar a la URSS de ese período albergando un gran evento como la Copa del Mundo con delirantes opiniones de parte de miles de asistentes extranjeros? ¿Alguna vez Stalin tuvo que enfrentar un interrogatorio crítico en vivo como lo ha soportado Putin? Prosiguiendo con ese retórico asunto, McFaul y los presentadores de los medios norteamericanos que se relacionan con él a diferencia de Putin, están generalmente protegidos de la constructiva crítica mediática.

¿Tendrá McFaul algo que ocultar? El gobierno ruso no lo ha imputado al tiempo que indica que desea interrogar al académico de Stanford en Estados Unidos.

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en

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