Binóculo Nº 320

La puerilidad de Pepe Mujica

Pepe debe ser el último de esa camada que formó parte de la Dirección Nacional del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) cuyo brazo armado era Tupamaros, allá en la Uruguay de los 70. Fue uno de los movimientos de guerrilla urbana más importantes del continente. Imponiendo métodos nuevos y modernos de lucha, como ese de secuestrar camiones repletos de alimentos y llevarlos a los barrios para repartir su contenido, lo que les granjeó un gran apoyo popular de base, el método de los secuestros a altos personeros del país y de la diplomacia, a quienes se tenían en cárceles del pueblo y se les enjuiciaba públicamente. Muchos de esos métodos copiados de la guerrilla urbana argelina, inmortalizados en una extraordinaria película llamada La Batalla de Argel.

La historia tupamara, para los que les da flojera leer, la pueden conocer –parte de ella- en una excelente película llamada Estado de Sitio, dirigida por el director griego Costa Gavras, quien aún vive con lucidos 85 años. Pero si aún quedan personas que no le tienen miedo a los libros, hay uno extraordinario "Actas Tupamaras", que narra precisamente lo que fue ese genial movimiento insurreccional de la izquierda de los 60 y 70. En todo ese periodo, uno de los más importantes creadores e impulsores fue el Pepe Mujica, un hombre sin fisuras, a quien no se le conoce una sola pifia, o como solemos decir, un culipandeo. Cuentan uruguayos de esos tiempos que era admirable la valentía de Pepe y que además siempre tenía un momento para decir las cosas, para evaluar, para analizar.

Conociendo esos atributos, cuesta creer que muchos años después –como diría Gabo- se convertiría en el indiscutible presidente de Uruguay y que impulsaría leyes tan avanzadas como esa de legalizar la marihuana, en una batalla encendida librada contra las mafias judiciales y policiales charrúas, y contra un sector de la burguesía pagada por el narcotráfico. Las posiciones de Mujica en la cumbre de la Alba y de Unasur en tiempos de Hugo Chávez, evidenciaban ese gran convencimiento de lo que se estaba haciendo para la conquista de la región. Incluso, fue un denominador común que sus discursos fueron los más incendiarios en esos momentos. Por cierto, de todo eso ya no queda nada. De aquella avanzada progresista extraordinaria, apenas queda un Evo Morales haciendo florecer su socialismo en Bolivia y un Nicolás Maduro más perdido que el hijo de Limbergh. Incluso, a la entrega de la presidencia, Pepe se regresó a su chacra a cultivar sus plantas y andar con sus perros y compartir con su esposa, de nuevo a la cotidianidad de montarse en un Volkswagen para ir a hacer diligencias. Tan mitológico fue su comportamiento que un jeque árabe ofreció cinco millones de dólares por el carro.

Por eso cuesta tanto entender las declaraciones de Pepe frente a los hechos de Nicaragua. Será que la puerilidad llegó al dirigente a tal nivel que no entiende la realidad de lo que ocurre en ese país centroamericano. Porque si es que declara que el sandinismo debe dar un debate interno para establecer nuevas reglas del juego, vaya y pase; pero decir que Daniel Ortega debe entregar la presidencia para dejarla en manos de curas asesinos y torturadores, de empresarios que dicen la cantidad de muertos que tiene que haber para acabar con el gobierno sandinista, es una absoluta falta de claridad política.

La guerra contra Nicaragua, que la ejecutan los bandidos de adentro, pero la planifican y financian los bandidos de afuera, tiene dos razones de extrema importancia. En Nicaragua se ha avanzado de manera exitosa en el bienestar social del pueblo, a pesar de las limitaciones económicas, que son muchas, los niveles de vida del nicaragüense han dado un giro de 180 grados desde la toma del poder por el sandinismo. Darle gratis al pueblo, cosas que usualmente están en propiedad de la empresa privada, es ir abandonando las perversiones del capitalismo. Un pueblo con derecho a vivienda, salud, educación, servicios públicos, diversión, que comienza a verlos como naturales, son elementos subversivos a los que la empresa privada no le podrá la mano y eso no puede permitirse, porque eso es comunismo, como suelen decir los imbéciles que repiten como loros. Por esas razones acabaron con Gadafi en Libia, país donde la vivienda era gratuita y semejante barbaridad no se podía permitir.

La segunda razón es que la construcción del canal le garantiza un mundo de prosperidad a los nicaragüenses. Habrá un flujo de recursos y de inversiones que ya quisieran los países vecinos, incluso los no vecinos. Si bien el canal cuesta 50 mil millones de dólares, se estima que su modernización y su capacidad de calado de barcos gigantes como los supertanqueros petroleros, permitirá recuperar esa inversión rápidamente. La solidez del sandinismo en la dirección de ese país, fue lo que llevó al Big Brother a crear una oposición interna y entregarle algunos dólares para que hagan todo el daño que están haciendo con más de 300 muertos, y con niveles de violencia y aberración que aterran. Es exactamente lo mismo que intentaron en Venezuela, lo que indica una vez más que la cartilla está escrita, solo hay que leerla. Avalar eso porque es necesario que Daniel Ortega salga del poder, es sencillamente deleznable, vergonzoso, ruin.

Por ello creo que Pepe Mujica se perdió en el espacio y que terminó no sabiendo qué decir ante hechos como este, que se le ocurre soportar en la petición de salida del sandinismo del poder. Lo que inmortalizó a Marx fue determinar que la historia de la humanidad, es la historia de la lucha de clases. No entender eso cuando se emiten esas opiniones, es no entender de qué se trata la historia, ni la humanidad, y mucho menos la utopía.

Yo en lo personal, no siento ninguna simpatía por Ortega. No me gusta su forma de gobernar. Y su propio comportamiento es el generador de divisiones importantes en el sandinismo. Pero esos son problemas propios de la dinámica y que solo los sandinistas deben resolver. Pero decir y desconocer que Nicaragua ha sido objeto de un duro bombardeo ideológico, económico, político y mediático, es saltar la realidad. Es desconocer que en esencia es una batalla contra el imperio y que no es posible perder los avances que se han conquistado. Si el sandinismo pierde el poder en Nicaragua, nadie podrá detener la guerra civil que estallará allí. Faltaría saber si Pepe Mujica aceptaría que se equivocó al pedir la salida de Ortega. En su descargo, diré que la puerilidad es un estado natural del hombre. Muchos llegamos al infantilismo sin darnos cuenta y entonces decimos cosas como éstas. Bien decía aquel refrán español: "quien con infantes pernocta, excrementado alborea".

Caminito de hormigas…

Este domingo me topé con la marcha campesina cuando pasaba por Tocuyito a las once de la mañana, bajo un sol inclemente. Una marcha que no cubrieron los medios de comunicación. Asco ajeno… Ya no es solo mi voz anónima e inédita la que cuestiona la inoperancia y corrupción en el gobierno. Hasta José Vicente Rangel y Julio Escalona, se despepitaron a salir de la pasividad y las indecisiones. Ya la economía tocó fondo. Y la primera sinceración, es el cambio de la moneda



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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