No hay guerra económica, es simple ineptitud

Los venezolanos estamos asistiendo al lamentable espectáculo de una dirigencia incompetente y autodestructiva por un lado y congénitamente irresponsable por el otro, lo suficiente para destruir el país en solo cinco años y echarle la culpa de todas y cada una de las nefastas consecuencias de sus desventuradas decisiones a una supuesta guerra económica que solo existe en el discurso bizarro del gobierno y sus seguidores.

El socialismo científico que intentó aplicarse en la URSS, en la China, en Cuba y en otras naciones, fracasó porque todos esos intentos desembocaron en economías estatizadas, que llevaron hambre y calamidades a los pueblos que vivieron y viven esas experiencias, lo que dio al traste con la Unión Soviética y los países socialistas de Europa del Este y hubiera hecho lo mismo con China de no haber habido un giro hacia la economía de mercado, lo que convirtió a China en la mayor potencia económica del mundo, desplazando a los Estados Unidos, a Japón, a Alemania y a otras potencias occidentales, pero que además salvó de morir de hambre a millones de chinos.

Detrás del ejemplo de China está Vietnam, con el éxito económico de su gobierno socialista con economía de mercado; mientras que detrás de la URSS y las otras naciones que fracasaron por insistir suicidamente en la economía estatizada, están lamentablemente nuestra hermana Cuba, Corea del Norte y (luego de Nicolás Maduro) Venezuela.

La diferencia entre el éxito económico de China y el fracaso de la URSS, así como entre el éxito económico de Vietnam y el fracaso de Corea del Norte y Cuba, o más cerca en el tiempo, el éxito económico y por tanto político de Ecuador, Bolivia y Nicaragua (e incluso el relativo éxito económico de la Venezuela de Chávez) en contraste con la catástrofe económica y por tanto política que ha sido el gobierno de Nicolás Maduro, ha sido la imposibilidad de un "presidente obrero" anémico de historia y de realidad, anémico de un poco de conocimiento económico y de geopolítica, de entender que cada vez que en la historia se ha aplicado la economía estatizada, esto es, el pretendido control a ultranza de la economía para "llevar bienestar al pueblo", esto ha ocasionado hambre, atraso, caos social y político y todas las calamidades que hemos estado pasando los venezolanos desde que estos supuestos revolucionarios desgobiernan este país.

Nicolás Maduro y sus adláteres no se han enterado lo que se sabe desde hace miles de años: el exceso de controles solo genera descontrol. No se crea riqueza con aumentar salarios y controlar precios y las pruebas están a la vista. El progreso y la producción no se decretan, la mejor forma de proteger a los trabajadores y a los pobres es fortalecer al sector privado para que, habiendo suficientes fuentes de trabajo, un trabajador descontento pueda optar libremente entre quedarse o irse de una empresa donde considere que no le están reconociendo sus capacidades y meterse en la empresa de al lado si le da la real gana.

Hoy los trabajadores no tienen opción. Las pocas empresas privadas que sobreviven al desmadre se pasan la ley del trabajo por donde no les da el sol y ponen sus propias y esclavizantes reglas, que al hambriento trabajador no le queda más que aceptar. Y así la inamovilidad laboral es papel toilet, las 8 horas diarias con dos días de descanso son letra muerta, las prestaciones sociales son sal y agua ante la monstruosa inflación y la traición de un BCV que por orden del gobierno "obrerista" no publica cifras y menos cifras sinceras, ya que en este gobierno sinvergüenza y mentiroso la sinceridad es traición a la patria, y si no que se lo pregunten a la exministra de salud Antonieta Caporale y su arranque de sinceridad con respecto a la desnutrición y mortalidad infantil y materno infantil.

Si hubiera guerra económica esta sería la que nos declaró Maduro no por maldad, sino por simple incompetencia, cuando pletórico de ignorancia represó los precios y pretendió crear riquezas aumentando salarios cada dos y tres meses, "para proteger al pueblo", mientras por otro lado mantenía los dólares necesarios para importar también represados, alimentando a las mafias maduristas y pseudochavistas que hoy gritan desde su fofa obesidad "patria o muerte compañeros!", mientras sus testaferros compran media Venezuela y se diseminan por el mundo nadando en opulencia con el dinero de la mayor bonanza petrolera de nuestra historia, dejando a Venezuela en cenizas.

Mientras sesudos expertos, pseudofilósofos y otras especies de jalamecates, maduristas, pseudochavistas, politiqueros y caídos de la mata se deshilachan las neuronas tratando de justificar la calamidad que ha significado la gestión más torpe de nuestra historia, los venezolanos literalmente huyen del hambre, la cada vez menos disimulada represión, las enfermedades, la escasez, y el caos general de un gobierno que pretendiendo controlarlo todo y decretar la riqueza y el progreso, convirtió al país más rico de este lado del mundo en la vergüenza de América.

No hay guerra económica compañeros, la cuestión es mucho más sencilla: es simple ineptitud.

abogadosuceve@hotmail.com

 

 



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