Masacre en Las Vegas. Un tipo muy normal

"Y Mr. Jones trabajaba

Y su esposa asesinaba...

Yo no sé por qué, sargento

Me llevó el destacamento

Si somos una familia muy normal"

Charly García, Mr. Jones o pequeña semblanza

de una familia tipo americana

Otra masacre estremece al interior de Estados Unidos. Este primero de octubre, un francotirador disparó a mansalva contra una multitud que asistía a un festival de música Country en Las Vegas. La cifra fatal supera los 59 muertos y hay más de 500 heridos. Todos los disparos fueron efectuados desde las alturas de uno de los hoteles emblemáticos de esta ciudad que motiva y estimula los juegos de envite y azar, convirtiéndose así en la peor masacre en suelo norteamericano desde los atentados contra las Torres Gemelas del World Trade Center del 11 de septiembre del año 2001. Palabras mayores.

Como hecho sorprendente, esta masacre fue perpetrada por un Lobo Solitario de nombre Stephen Craig Paddock. Un estadounidense blanco, de 64 años, contador jubilado, que hizo fortuna "gracias a negocios en bienes raíces". Un ciudadano cualquiera residente de Nevada, afanoso apostador ("el mayor jugador de póker electrónico del mundo", según él mismo declaró). Indicando además, en un caso legal previo, que "no sufría de enfermedades mentales o adicciones y que no tenía antecedentes penales". Un tipo muy normal.

Es decir, él era un ciudadano más, común y corriente. Sin afiliación política o religiosa alguna. El jefe de la policía de Las Vegas, Kevin McMahill, contó estupefacto y perplejo que "las autoridades pensaron encontrar alguna motivación ideológica o alguna razón social, política, económica o médica. Sin embargo, nada de eso ha sido hallado hasta ahora". Solo se han encontrado con un ciudadano normal devenido en un asesino letal e inescrupuloso, que actuó con premeditación, alevosía y mucha sangre fría. Nada de extremistas islámicos o de grupos de fanáticos raciales o religiosos. No, estamos en presencia de la descarga de arrechera de un tipo muy normal, de un ciudadano cualquiera.

Eso sí, el tipo muy normal tenía al día su respectivo permiso para portar armas y la mayor parte de su arsenal de guerra (metralletas incluidas) las había adquirido de manera legal en las tiendas de armas o incluso por internet. Todo con la facilidad que la lógica armamentista y la campaña de terror ha instaurado en el imperio norteamericano entre sus ciudadanos, contando además con el poderosísimo lobby de la Asociación Nacional del Rifle (NRA: National Rifle Association), la corporación más poderosa e influyente de Estados Unidos. Capaz como son de doblegar, someter y subordinar a sus intereses a presidentes, congresistas y políticos de todas las tendencias e ideologías. Pues la consecuencia es que el tipo muy normal tenía a su disposición y antojo más de 42 armas adquiridas legalmente. Material bélico para agredir a todas las personas asistentes al concierto. Pero estos datos no son nada en comparación a las cifras oficiales del armamento disponible en este país supuestamente desarrollado y civilizado: "en Norteamérica hay actualmente 255 millones de armas o, lo que es lo mismo, una por cada adulto. Sin embargo, un estudio publicado el año pasado por The Guardian, reveló que el reparto del arsenal no es equitativo, ya que al menos el 3% de la población concentra la mitad de las armas". Es decir, que potencialmente hay miles de tipos muy normales durmiendo con sus armas debajo de la almohada esperando que se avecine el día de desatar la furia.

El tipo muy normal, blanquito y paliducho para más señas, sin ningún tipo de vocación terrorista o de fanático religioso, descargó además su odio desmedido contra los asistentes a una fiesta Country. Un género musical folclórico que forma parte de la cultura tradicional norteamericana, nacido en las zonas campesinas del Sur de Estados Unidos. En este Festival Route 91, había más de 22.000 personas al momento de la masacre. Una evidente saña contra gente inocente, pero que pone en evidencia el sin sentido y la futilidad de la acción criminal ejecutada por el tipo muy normal.

En qué estado de decadencia moral y humana se encuentra una sociedad como la norteamericana cuando sus tipos muy normales son los que ejecutan las más atroces masacres. Se empieza a entender cómo es que, en Estados Unidos, un país evidentemente disfuncional, estos tipos muy normales hasta llegan a ser presidentes. Hablamos por supuesto del temible Trump. Este inestable personaje está parado sobre el mayor arsenal nuclear del planeta y tiene a su disposición el aparato militar más mortífero y sanguinario del mundo. Este tipo muy normal claro que mete miedo.

¡Válgame Dios! Trump y sus colegas normales son los que quieren dar lecciones de moral al resto del mundo.



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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