EEUU en guerra no declarada contra Venezuela

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Reproducido por Strategic Culture Foundation

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Washington trató de eliminar a la República Bolivariana de Venezuela desde su comienzo, los primeros intentos golpistas fallaron y actualmente hay otro en proceso lento.

Rex Tillerson y el Director de la CIA, Mike Pompeo de manera abierta llamaron al cambio de régimen. La guerra política y económica junto a largos meses de violencia callejera, orquestada por Estados Unidos, apunta hacia ese desenlace.

En el año 2015 una orden ejecutiva de manera deplorable declaró a la democracia social bolivariana una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Escandalosa acusación,

Él (Obama) de manera desvergonzada declaró una "emergencia nacional" –cuando no existe ninguna—diciendo que "la había ordenado en razón a una –inexistente—inusual y extraordinaria amenaza contra la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos planteada por la situación en Venezuela" de manera absurda agregó que "Nosotros estamos comprometidos con el desarrollo del respeto a los derechos humanos, con la salvaguarda de las instituciones democráticas y con la protección del sistema financiero de Estados Unidos contra los flujos financieros ilegales producto de la corrupción pública en Venezuela".

Su secretario de prensa puso la verdad de cabeza acusando a Venezuela de "intimidar a sus opositores políticos penalizando el disentimiento… (y) violando los derechos humanos y las libertades fundamentales… "

La democracia social bolivariana es diametralmente opuesta al fascistoide gobierno norteamericano. Considera inviolable el imperio de los principios de la ley. Y respeta el derecho soberano de otras naciones.

Aboga por los derechos fundamentales civiles y humanos. Brinda a todos los venezolanos con vitales beneficios sociales que los norteamericanos ni siquiera imaginan. Venezuela no libra guerras contra otras naciones como lo hace Washington, ni mantiene un sistema carcelario tipo gulag que el más grande del mundo y que funciona tanto dentro como fuera de Estados Unidos, donde los detenidos son torturados y se les aplican tratos crueles y degradantes.

Estados Unidos viola sistemáticamente el fundamental derecho internacional y no da cuenta a nadie. Venezuela lo respeta íntegramente.

Dirigiéndose a la recientemente elegida Asamblea Nacional Constituyente el jueves pasado, el presidente Nicolás Maduro extendió el compromiso de su gobierno con la Comunidad de Estados Latinoamericano y del Caribe, CELAC diciendo "a todos los presidentes les hago un llamado para que aprueben una reunión en la que a través de un diálogo mutuo podamos encontrar una solución".

"El respeto es la única vía hacia la paz, no las amenazas, la violencia o el bloqueo económico o comercial."

Comentando que él viajará el próximo mes a la ciudad de Nueva York para asistir a las sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, invitó a Trump a participar en un diálogo "mutuamente respetuoso"; gesto que fue ignorado por un estado deshonesto que busca su derrocamiento por la fuerza –si los otros métodos fallan.

En señalamientos hechos ante los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, dijo "Nosotros jamás cederemos ante potencias extranjeras" y denunció "la agresión imperialista" de Estados Unidos contra su país.

Separadamente explicó "que nadie está por encima del poder originario", subordinándose él mismo a la autoridad de la Asamblea Nacional Constituyente para gobernar los destinos de la República.

El Artículo 349 de la constitución de Venezuela establece que "El presidente de la República no puede objetar la nueva Constitución. Los poderes constituidos en modo alguno pueden impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente."

Una vez que los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente terminen su labor de revisar o reescribir la Constitución de Venezuela, con el mandato de restablecer el orden y preservar la democracia bolivariana, los electores en un referéndum nacional tendrán la última palabra –la manera cómo se supone que la democracia debe funcionar.

*stephenlendman.org*

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