El estado profundo estadounidense sabotea el acuerdo Putin - Trump de cese a fuego en Siria

La reunión de Trump y Putin durante la cumbre de los G-20 en Hamburgo inyecta nuevas esperanzas para las complejas relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Solo el tiempo podrá confirmar si existe alguna base para esas esperanzas.

La reunión más ansiosamente anticipada del año, aquella entre Putin y Trump, duró mucho más de los veinte minutos pautados, prolongándose por más de dos horas. Lo cual no resulta demasiado sorprendente dados los puntos de fricción que necesitaban ser discutidos, los muchos problemas pendientes en las relaciones internacionales y el hecho que esta fue la primera reunión oficial entre dos líderes mundiales. Los resultados obtenidos exceden las pretensiones iniciales y la química personal entre Putin y Trump parece haber sido suficiente para lograr un importante acuerdo sobre Siria, como también efectuar conversaciones en torno a la seguridad cibernética. Incluso Trump le preguntó a Putin acerca de la alegada piratería cibernética rusa durante las elecciones presidenciales norteamericanas como una manera de apaciguar a sus detractores en su país. Las declaraciones de ambos presidentes luego de su reunión, destacaron sus positivas intenciones. Putin describió a Trump como una persona muy diferente de la que describen los medios señalando que es reflexivo y muy atento a los detalles. Trump por su parte elogió la reunión con Putin destacando la importancia del diálogo entre las dos superpotencias nucleares.

El acuerdo más importante alcanzado incluye el cese del fuego en el sur de Siria a lo largo de la frontera con Israel y Jordania. Se trata de un área de lucha persistente de manera que el cese del fuego obvia la posibilidad de peligrosas confrontaciones entre Estados Unidos y Rusia como también entre Siria e Israel lo cual podría salirse de control como se vio cuando la fuerza aérea norteamericana derribó un Su-22 sirio como también un avión no tripulado iraní. Israel desde su posición en las ocupadas Alturas del Golán repetidas veces ha atacado al Ejército Árabe Sirio (SAA sigla en inglés) en un esfuerzo desesperado por detener su avance contra los terroristas de Al Kaeda y Daesh.

En su primera reunión, en menos de dos horas, Putin y Trump llegaron a un acuerdo sobre una situación potencialmente muy volátil en la región salvando a cientos de vidas humanas en el proceso. El acuerdo sobre Siria tiene ahora que atravesar la tormenta del estado profundo y de todos los otros intereses que están desplegados en contra de Trump. Justo a cuatro días de haber alcanzado un acuerdo similar el año 2016 entre Obama y Putin, todo fue arruinado por la fuerza aérea norteamericana bombardeando y matando a cerca de cien soldados del Ejército Árabe Sirio en la localidad de Deir ez-Zor haciendo pedazos el acuerdo de cese al fuego que había sido recientemente alcanzado.

Trump está lidiando con las mismas fuerzas ocultas que sabotearon el acuerdo de cese al fuego con Obama. No es posible saber cuánto apoyo estratégico para la decisión de cese al fuego tiene el estado profundo norteamericano. Siempre, desde que el SAA alcanzó la frontera iraquí al norte de al –Tanf, el espacio disponible para Estados Unidos y sus aliados para maniobrar ha sido dramáticamente reducido. Con al –Tanf aislado, el cese al fuego de Washington no cambia o varía el ya gravemente alterado equilibrio de poder en esa área de Siria. Por todas estas razones, no parece que el cese al fuego sea una concesión por parte de cualquier lado, sino que se trata de una movida con sentido común con el propósito de aliviar la posibilidad de una confrontación directa entre superpotencias.

Pareciera que el aparato militar está enfocado en la situación en el norte de Siria con Raqqa y las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF sigla en inglés) como el pivote central para que Estados Unidos alcance Deir ez –Zor y sus consiguientes campos petrolíferos. El Departamento de Estado norteamericano como también el ala militar involucrada en Siria, abrigan la esperanza de balcanizar Siria, desmembrándola en diferentes regiones y poniendo a Raqqa bajo el control de una autoridad títere reconocida en Damasco. No obstante, semejantes esperanzas norteamericanas de imponer un gobierno al estilo Brennan en Irak se han abandonado ya que Damasco es la única autoridad reconocida en territorio sirio y una vez que Raqqa esté repoblada de ciudadanos sirios que regresan, tales planes norteamericanos serán desbaratados. Aún más, las autoridades de Bagdad ya dejaron en claro en dos ocasiones cuán reacios están para apoyar a los norteamericanos en sus operaciones militares. En el caso de Mosul ellos reiteraron que el despliegue y participación de Estados Unidos sea mínimo, mientras las autoridades iraquíes ya anunciaron que ellos desean poner bajo su completo control su frontera con Siria y en efecto coartaron lo planificado por Washington de dejar caos y desestabilización a lo largo de las fronteras de los dos países. El estado profundo norteamericano halla en el caos la manera ideal para canalizar el conflicto y fomentar la inestabilidad.

Uno de los más importantes objetivos de los ejércitos sirios e iraquíes es por lo tanto aislar las fronteras y controlar el flujo de personas que transitan de un país a otro, negando de este modo lo que ha sido hasta la fecha una ventaja estratégica para el Daesh y otras organizaciones terroristas donde han sido libres de atravesar fronteras con armamento y todo lo que quisieran.

Trump y todos los actores involucrados en esta negociación son finalmente capaces de hacer que un acuerdo entre Moscú y Washington se mantenga. A diferencia con los acuerdos anteriores, Estados Unidos en Siria está en una situación peor de lo que estaba doce meses atrás no habiendo podido lograr muchos de sus objetivos estratégicos. La cooperación con Turquía en el norte de Siria se vino al suelo luego de la liberación de Aleppo y el claro apoyo norteamericano a los kurdos (SDF). De modo similar las áreas de pacificación en Siria acordadas en Astana (entre Rusia, Irán y Turquía) han anulado las ganancias de los terroristas en muchas áreas activas del conflicto, lo cual ha cancelado las posibilidades de ocupar más pueblos. Tales esfuerzos han sido importantes fichas de negoción durante las diferentes conversaciones de paz.

El punto crucial de esta estrategia pareciera enfocarse en la única solución posible que satisfaga los intereses del ala militar del estado profundo relacionada con el plan original para desmantelar Siria una vez que el derrocamiento de Assad fracasó. Desde cierto punto de vista, podría tener sentido enfocarse en la situación en el norte del país, en Raqqa, que es la única área donde Estados Unidos todavía mantiene cierta influencia. Esta podría ser la fraguada visión elaborada por las contendientes facciones del estado profundo norteamericano.

Con certeza, desde al punto de vista de Moscú la estrategia en Siria es una mezcla de soluciones diplomáticas buscando alcanzar múltiples acuerdos de cese al fuego con grandes actores tales como Turquía y Estados Unidos, pero nunca haciendo a un lado el esfuerzo bélico que lleva a cabo Rusia, Irán y Siria.

El acuerdo entre Putin y Trump, primeramente beneficia a los civiles sirios como también amplía la oportunidad para que el SAA libere más pueblos y aldeas de las garras del terrorismo. Se trata de un acuerdo y una solución largamente esperados que ahora se enfrenta con el ala predominante del estado profundo norteamericano. En caso que el acuerdo fracase, Trump se verá en la obligación de informar al mundo la subversión del establecimiento de Washington y su estado profundo que trabaja para frustrar su agenda para reemplazarla con sus propias y terribles políticas.

La confianza de Moscú en derivar beneficios concretos de este acuerdo crece de hora en hora, gracias a que la tregua continúa manteniéndose. Desde el punto de vista ruso, cualquier sabotaje militar dejará una vez más al desnudo las intenciones norteamericanas, al margen de las consiguientes movidas de Trump. Sin embargo, una cosa cierta es que si hay sabotaje, Trump quedaría enfrentado a tomar una decisión definitiva.

O se rinde ante el estado profundo, retrotrayendo la situación hacia un estadio de híper conflicto con una superpotencia nuclear; o confrontará y superará al estado profundo lo cual le permitirá implementar sus promesas electorales.

Traducción desde el inglés por

Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona

Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidas en

Editorial@strategic-culture.org



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