¡Venezuela ganó la WW2! (II)

“A partir de este día, cada gota de petróleo vale una gota de sangre”
G. Clemenceau (Francia) a W. Wilson (USA)

Durante la Gran Guerra de 1914, Alemania poseía la segunda flota marítima después de Inglaterra y al igual que la pérfida Albión, necesitaba de grandes y numerosos barcos para movilizar su gigantesca logística, hacia y desde sus colonias alrededor del mundo. Inglaterra colonizaba entonces, la sexta parte emergida del planeta y Alemania tuvo muchas colonias, hasta el Tratado de Versalles.

Como ya mencionamos en la primera parte de este trabajo, al final de los años ’30, Hitler estaba fuertemente preparado para la guerra y además, tenía notables ventajas tecnológicas; como los motores a reacción, los adelantos nucleares, la guerra submarina, etc. Esas ventajas lo convertían en un formidable enemigo y “de ñapa”, estaba el pernicioso adoctrinamiento nazi, para vengar la derrota sufrida.

Inglaterra inauguró en 1838 la navegación trasatlántica a vapor, con el buque Sirius viajando de Bristol a New York en 17 días. Para 1814, los británicos tenían sólo dos vapores navegando, pero ya en 1872; sus 3.662 naves movidas por vapor de agua y que usaban el carbón como combustible, trasportaban millón y medio de toneladas a través de los mares. Eso significaba la mitad de la capacidad mundial de transporte a vapor: una ventaja solo comparable al poderío militar de los Estados Unidos en la actualidad (47% del gasto militar mundial). ¡Respetable ventaja, para la “reina de los 7 mares”!… Y para el capitalismo industrial también.

Pasarían todavía 34 años para que los británicos botaran el HMS Dreadnought, barco de guerra que usaría un motor de combustión interna (diseñado en 1897 por Rudolf Diesel) y sería puesto en servicio el 10 de febrero de 1906; revolucionando el diseño de los barcos a partir de esa época y marcando para siempre, un voluminoso hito en la Historia de la humanidad y muy especialmente, de Venezuela. Ese fue el día en que se dispersaron por el mundo, los nuevos demonios de la codicia y de la guerra “industrializada”: Los mismos que hoy convulsionan a nuestra sufrida RBV, persiguiendo sus diabólicos excrementos.

Fue sir Winston Churchill desde el Almirantazgo británico, quien ordenó en 1911, modernizar la flota de la Royal Navy; pasando de las anticuadas calderas de carbón, a los barcos con motores Diesel y acrecentando así, su ya enorme ventaja naval. De esa forma irrumpía al siglo XX su gran protagonista, aportando mucha mayor velocidad y autonomía; pero había que ubicar y controlar un suministro abundante (y sobre todo, confiable) del aceite fósil, para mantener operativa la flota más poderosa del mundo. Esta necesidad vital, tendría consecuencias geopolíticas enormes a Largo plazo… y no sólo para el Imperio Británico.

Repentinamente, este inútil “pegoste” negro y maloliente, llamado “mene” por nuestros habitantes originarios; se convirtió en un elemento clave para la seguridad del Imperio Británico y aun después de experimentada la eficiencia aniquiladora de la energía nuclear, el petróleo sería el gran apoyo de la supremacía militar. Luego lo sería para todo el desarrollo industrial del mundo capitalista, principalmente para las grandes potencias, entronizadas en base a la expoliación colonial.

Mientras tanto, las humillantes condiciones de la posguerra impuestas por el Tratado de Versalles al pueblo alemán, desataron su furia y desembocaron en la Segunda Guerra Mundial. Alemania invadió Checoeslovaquia y se anexó Austria en 1938, mientras que su socia Italia invadía Albania y Etiopía. El 1º de septiembre de 1939, Hitler invadió a Polonia y dos días después, el Reino Unido le declaró la guerra a Berlín.

Pero no sólo la Royal Navy necesitaba ingentes cantidades de petróleo durante la guerra, para mover sus numerosos barcos. La RAF inglesa (Royal Air Force) también necesitaba desesperadamente el alto octanaje de la gasolina refinada en Aruba, para mantener sus aviones en el aire. En Aruba y Curazao, se refinaba la mayor parte del petróleo extraído del Lago de Maracaibo; y todos sus derivados eran transportados a Canadá, Inglaterra o Estados Unidos, mientras que Trinidad jugaba el rol de sustituto cuando no era posible refinar en las ABC Islands.

Al comenzar la Guerra, dichas colonias holandesas (antiguo refugio de piratas y mercado colonial de esclavos); veían llegar medio millón de barriles cada cuatro días, desde los terminales petroleros venezolanos de Bajo Grande, La Salina y Bachaquero. Y por su parte, en la reunión de emergencia realizada aquel nefasto 3 de septiembre por el Alto Mando Naval alemán, el Almirante Erich Raeder, finalizó expresando:
"No podemos soñar con presentar batalla a la flota británica para aniquilarla. Nuestra única oportunidad reside en el ataque de las comunicaciones comerciales del enemigo, para lo cual los submarinos constituyen nuestra arma más eficaz."

Convencidos de la superioridad naval de los ingleses y sabiendo que Canadá defendía la navegación al Oeste del Atlántico, mientras que la Royal Navy defendía las costas europeas; los alemanes decidieron luchar a medio camino entre Europa y América, tratando de tomar ventaja de la distancia y la soledad en medio del océano. Después de varios tropiezos durante la Batalla del Atlántico y a sabiendas de que para invadir al Reino Unido, primero tenían que bloquearlo, los alemanes decidieron aplicar la Rudeltaktik o “Ataque de lobos” del Almirante Karl Dönitz, atacando los convoyes con los temibles submarinos de la Kriegsmarine.

Durante el mes transcurrido del 16 de febrero al 16 de marzo de 1942, los famosos U-Boot hundieron los buques tanqueros: Tía Juana, San Nicolás, Rafaela, Monagas, San Rafael y el Oranjestad. Igualmente, torpedearon a los tanqueros Pedernales y Arkansas, bombardeando también la refinería de Aruba. Pero a pesar de los devastadores efectos de la Operación Neuland (llamada Operación Westindien por los Aliados), los alemanes sufrieron hasta el final, principalmente por su falta de combustibles; pagándolo finalmente con la muerte de Hitler y su derrota definitiva a manos de los Aliados.

To be continued…

alfredo.bancoex@gmail.com
Caficultor bolivariano


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