La campaña antirusia está en su apogeo

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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El 30 de enero pasado la agencia NBC News informó que "En una nevada meseta polaca, dominada durante décadas por fuerzas rusas, tanques y tropas norteamericanas enviaron un mensaje a Moscú exhibiendo el poder de fuego de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN). En medio de la preocupación en el sentido que el compromiso del presidente Donald Trump con la OTAN está decayendo, los tanques dispararon salvas que indicaron que la alianza compuesta por 28 países es una –vital fuerza disuasiva—en un peligroso nuevo mundo."

Un aspecto curioso de esta sesgada información son las frases "dominada durante décadas por fuerzas rusas" y "vital fuerza disuasiva" que son empleadas por NBC para implicar que Rusia ansía –por razones no especificadas—invadir Polonia. Como es habitual en los medios de prensa occidentales, no existe justificación o evidencia alguna que substancie la sugerencia que Rusia está empecinada en la dominación y el hecho que las tropas norteamericanas estén muy lejos de casa, operando cerca de la frontera rusa se considera como comportamiento normal en la "nación indispensable" del mundo.

Luego la agencia Reuters publicó que "A comienzos del mes de febrero unidades militares norteamericanas se desplazarán a través de toda Polonia, los Estados Bálticos, Bulgaria, Rumania y Alemania para ejercicios de entrenamiento y mantenimiento. El ejército también estaría enviando a la 10ª Brigada de Aviación de Combate con alrededor de 50 Black Hawk y 10 CH-47 Chinook helicópteros y mil ochocientos hombres, como también por separado un batallón de aviación compuesto por cuatrocientos hombres y 24 helicópteros Apache."

En la medida que la alianza militar de Estados Unidos y la OTAN continúa sus desplazamiento a lo largo de la frontera rusa, lo cual incluye el ejercicio Joint Viking 2017 de Estados Unidos y el Reino Unido en Noruega, cosa que comenzó el 1º de marzo, la campaña de los gobiernos norteamericano e inglés contra la supuesta "Agresión Rusa" continúa aumentando su volumen e intensidad ayudada por una prensa cada vez más sumisa.

Durante su visita a Washington el pasado 5 y 6 del corriente, el ministro de relaciones exteriores de Ucrania, Pavlo Klimkin se reunió con el secretario de estado Rex Tillerson y con el senador Marco Rubio del Comité del Senado para las Relaciones Exteriores a quien se le aseguró el apoyo norteamericano para "enfrentar la agresión rusa" mientras en Gran Bretaña se anunciaba que su ministro de exteriores, Boris Johnson, "el bufón moño de mopa" estaba por visitar Rusia con el objeto de comunicarle que "no entrometiera sus narices" en los asuntos occidentales. El Sr. Johnson declaró que Rusia "estaba metida en toda clase de cosas malas" y "comprometida en la guerrilla cibernética.

La espléndida ironía de la acusación de Johnson acerca de guerrilla cibernética es que la hizo justo antes de la denuncia que las agencias de inteligencia británicas estaban profundamente involucradas con sus similares de Estados Unidos en sus artimañas cibernéticas a escala masiva.

Una vez más Wikileaks demostró lo profundo del engaño y las patrañas en ellas mismas se hunden --las mayores democracias occidentales-- y reveló que la documentación filtrada "describe los planes de la CIA y detalla el programa "malware" y otras herramientas que pueden ser utilizados para interferir algunas de las plataformas tecnológicas más populares del mundo. La documentación demuestra cómo los diseñadores se preparan para inyectar estas herramientas en computadoras seleccionadas sin el conocimiento de sus dueños. La documentación detalla los amplios intercambios de herramientas e información entre la CIA, la Agencia Nacional de Inteligencia y otras agencias federales de inteligencia como también con los servicios de inteligencia de aliados como Australia, Canadá, Nueva Zelandia y el Reino Unido.

ABC News se apresuró en informar, sin la menor traza de evidencia, que "Julian Assange, el hombre detrás de Wikileaks, aparece como teniendo una fuerte relación con Rusia", pero no pudo disimular la información de CNN en el sentido que la documentación revelaba que "con el propósito de ocultar sus operaciones, la CIA rutinariamente adopta técnicas que le permiten a sus piratas cibernéticos aparecer como si fueran rusos."

No ha habido comentario alguno sobre la documentación revelada por Wikileaks de parte de personajes como la senadora norteamericana Amy Klobuchar quien declaraba en el mes de enero pasado que "Rusia utilizaba los ataques cibernéticos y la propaganda para tratar de socavar nuestra democracia. No estamos solos. Rusia mantiene un cierto patrón para lanzar ataques cibernéticos e invasiones militares en contra de las democracias en todo el mundo." La senadora fue imitada, entre otros, por el senador Ben Sasse, quien declaró que el aumento de las sanciones norteamericanas "cambiaría drásticamente" el cálculo de Putin y defendió a Estados Unidos de los ataques cibernéticos y de la intromisión política de Rusia."

Difícil sería para los senadores tragarse su furibunda desconfianza de Rusia y superar su orgullo para reconocer que el pasado 1º de marzo la Oficina Nacional de Reconocimiento de Estados Unidos lanzó al espacio un satélite espía a bordo de un cohete Atlas V el cual funciona con un motor ruso RD-180. Se trata de un asombroso ejemplo de ofuscación propia de débiles mentales, el comunicado oficial de mil quinientas palabras dio cuenta del lanzamiento, nombra tres veces al motor RD-180 –pero omite mencionar su país de origen.

Naturalmente que los principales medios de prensa hicieron lo mismo. El 19 del corriente habrá otro lanzamiento de un Atlas V llevando aprovisionamientos para la Estación Espacial Internacional, ESI.

Este lanzamiento también estará propulsado por un motor ruso el cual, por supuesto, será saludado con el debido asentimiento y gratitud por Washington y especialmente por legisladores sinceros como el senador Sasse.

La reacción de parte del gobierno norteamericano a las revelaciones ha sido denunciarlas, porque ellas supuestamente "no solo ponen en peligro al personal norteamericano y a las operaciones sino que proveen a nuestros adversarios con información y herramientas para causarle daño a Estados Unidos." Como era de esperar, el senador Sasse comentó en Twitter "Julian Assange debiera pasar el resto de su vida vistiendo la braga color naranja. Es un enemigo del pueblo norteamericano y un aliado de Vladimir Putin".

No cabe sorpresa alguna en torno a las actividades de las agencias de inteligencia de Estados Unido y el Reino Unido puesto que ellas ya tienen un registro reconocido al espiar al Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, ONU Kofi Annan, a la canciller de Alemania, Ángela Merkel, a los presidentes de Francia, Jacques Chirac, Nicolás Sarkozy y François Hollande y a la presidenta de Brasil Dilma Rousseff para nombrar solo a unos pocos líderes mundiales sometidos a la indignidad de pequeños y grasientos fisgones riéndose de sus conversaciones privadas.

En el mes de junio del año 2013 se denunció que Estados Unidos había estado espiando las redes de computación de la Unión Europea en las oficinas de la Unión Europea en Washington y Nueva York. Según la publicación alemana Der Spiegel, un documento fechado en el mes de septiembre del 2010 "de manera explícita mencionó a la representación de la Unión Europea en la ONU como un ‘blanco fijo’."

Der Spiegel reveló que "la NSA también había realizado operaciones de espionaje telefónico en un edificio de la ciudad de Bruselas donde se ubican los Ministros del Consejo de la Unión Europea y el Consejo Europeo". Junto con sus colegas británicos, los tecnobobos del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno y las agencias norteamericanas han estado disfrutando de su baile –pero no han sido capaces de demostrar que Rusia "ha empleado los ataques cibernéticos y la propaganda para agredir y socavar nuestra democracia."

El fiel vocero de la CIA, el New York Times, declaró en el mes de diciembre pasado que "las agencias norteamericanas de espionaje y los entes policiales comparten la creencia en que semanas antes de la elección presidencial, el gobierno de Rusia había destacado a piratas cibernéticos para sembrar el caos durante la campaña." No solamente esto. "Funcionarios de la CIA obsequiaron a legisladores un asombroso nuevo criterio que cambiaría drásticamente el debate: Rusia –dijeron ellos—había interferido con el objeto principal de contribuir que Donald J. Trump fuera elegido presidente."

Pero, no existe evidencia alguna de que hubo ataques cibernéticos durante el período electoral por parte de Rusia, en cambio sí existen pruebas que con el objeto de ocultar sus operaciones, la CIA rutinariamente adopta técnicas que le permiten a sus piratas cibernéticos aparecer como si fueran rusos."

Aunque ninguna de las aseveraciones en el sentido que Rusia ha estado desarrollando una guerrilla cibernética contra Estados Unidos ha podido ser substanciada, la propaganda anti Rusia de Washington seguirá adelante en el futuro previsible. Mientras las intenciones iniciales del presidente Donald Trump de iniciar el diálogo con su contraparte de Moscú se desvanecen y llegan a cero, incluso si él revive esa sensata política que aparentemente suscribe, sus acólitos en Washington harán todo lo posible para mantener la confrontación, lanzando más acusaciones en torno a la "agresión" y a los "ataques cibernéticos" de parte de Rusia. La campaña anti Rusia está en pleno apogeo y no resulta difícil señalar porqué cruzada tan contraproducente resulte atractiva entre tantos en Occidente.

Las industrias de los armamentos y de la inteligencia de Estados Unidos son las principales beneficiarias de la confrontación con Rusia, seguidas de cerca por la jerarquía de la alianza militar Estados Unidos y la OTAN quienes de manera desesperada han buscado durante muchos años una justificación para su existencia. Durante ese tiempo, el complejo militar industrial de Estados Unidos ha mantenido su influencia sobre Washington y por lo tanto la fricción internacional continuará.

Pero, los satélites espías norteamericanos seguirán viajando al espacio exterior en cohetes provistos con motores rusos.

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