Frente a Frente

Hay que entonar el motor

Ubicados en que estamos no sólo en una "guerra económica" sino en "crisis", producto de la incapacidad que hemos tenido como país para transitar de un modelo de economía rentista a uno productivo, situación agudizada por la caída estrepitosa (algunos "expertos" dicen que previsible) de los precios de nuestro principal producto de exportación, -lo que por cierto aprovechan muchos para excusar la ineficiencia de su desempeño- el Gobierno Nacional decretó al turismo (nuevamente) como "motor de desarrollo".

El año pasado, por esta misma vía, advertimos sobre la importancia del turismo receptivo para convertirse en una actividad de exportación no tradicional para Venezuela. El Ministerio de Turismo, ya había decretado en el Plan Nacional de Turismo, que esta actividad se transformase en "el segundo motor de la economía nacional". Con estadísticas hasta el 2014, indicamos lo marginal que es la contribución del turismo al PIB nacional.

Advertimos también sobre los principales déficits para "entonar el motor"; es decir, para que el turismo deje de ser una actividad marginal en Venezuela, debemos tener calidad de servicio, conciencia turística y seguridad, entre otros aspectos de vital importancia.

Justo un día como hoy, cuando se conmemora un nuevo aniversario del llamado "Caracazo", recuerdo las grandes dificultades que confrontamos los que trabajábamos en la actividad turística esos fatídicos días del 26 y 27 de febrero de 1989. Precisamente, hablando de seguridad, laborar en este sector no fue nada fácil.

En esa época éramos "jefe de operaciones" de la principal mayorista de turismo de la Isla de Margarita. Nuestra labor implicaba liderar y dirigir el talento humano que atendía de manera directa a nuestro clientes; ello implicaba trabajar con un equipo de guías turísticos, animadores, choferes, supervisores, con el cual recibíamos a los turistas en el aeropuerto, los llevábamos a "tours", los atendíamos durante toda su estancia en la isla, para finalmente llevarlos nuevamente al aeropuerto, donde partirían a sus países de origen.

Cada día, a veces de madrugada, a veces a medianoche, hacíamos nuestra labor. Teníamos conciencia de la importancia del turismo para seguir manteniendo nuestros trabajos, de la necesidad de atender bien al turista, de tener la seguridad requerida para que ese turista que ingresaba a la isla retornara sano y salvo a su lugar de residencia.

Cuando el "Caracazo" hasta "salvo conductos" tuvimos que gestionar pues el gobierno de Carlos Andrés Pérez decretó un "toque de queda". Nunca como entonces comprendí lo estratégico que es la seguridad para garantizar que la actividad turística pueda crecer y consolidarse como "motor" de una economía. Vivimos en carne propia la angustia de un episodio dantesco donde lo único que nos sobraba era la confusión y el miedo.

Hoy, 27 años después, ese recuerdo me hace experimentar lo que llamamos "un nudo en la garganta", haber vivido ese episodio de la historia venezolana, se dice fácil, pero no lo es. ¡Cuánta responsabilidad atender a cientos de turistas extranjeros que para el momento estaban en la isla! Así fue en todo el territorio nacional, ni que decirse de los que estaban en Caracas, cuna de los acontecimientos.

Hoy, vivimos otros episodios, para algunos los "peores" de la vida patria, esos quizá no vivieron el "Caracazo", o si lo hicieron, tienen mala memoria. Lo cierto, es que en un país donde la angustia es la constante y donde la posibilidad de tener una vida cotidiana tranquila se dificulta, motorizar al turismo como actividad alternativa al petróleo se hacer harto difícil.

Sin embargo, como una es optimista por formación (iba a decir que por naturaleza, pero diría mi amigo Puerta que todo "hecho" es cultural) apuesto por ese "motor" de los catorce que ha decretado el Gobierno Nacional en el marco de la llamada "Agenda Económica Bolivariana para construir una nueva economía".

Son treinta y cinco años que llevo "apostando" por el turismo como "llave para el desarrollo" de mi país. Parte de una vida investigando y produciendo conocimiento en esta área, operándola, me da ciertas ventajas para decir que no obstante mi optimismo, sin seguridad no hay turismo sustentable ni equitativo. Sin seguridad por muchos esfuerzos que hagamos (que se hacen) el motor no va arrancar. Se impone, entonces, entonar el motor, ya sabemos cómo hacerlo. ¡No hay excusas! Ni que el precio de barril petrolero se coloque en 200 dólares como dijo el Presidente Correa hace poco.

 



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Dalia Correa

Profesora Titular Universidad de Carabobo.

 correaguia@gmail.com      @dalia_correa

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