La táctica turca

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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En los primeros días de este mes, el conflicto fronterizo entre Siria y Turquía se ha agravado hasta el punto de explosión. Una vivienda en una población del lado turco de la frontera fue alcanzada por un obús que quitó la vida a cinco miembros de una familia. Las autoridades sirias expresaron sus condolencias e iniciaron una investigación sobre el incidente. El bombardeo se llevó a cabo desde territorio bajo el control de fuerzas sirias anti-gubernamentales, Ankara de inmediato, culpó al gobierno de Damasco y respondió con fuego de artillería matando a varios soldados sirios.

La sesión de emergencia del Consejo del Atlántico Norte reunida a solicitud de Turquía, condenó las “acciones agresivas” de Siria. El Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen dijo que la alianza contaba con un plan para defender por la fuerza a Turquía en cuanto a miembro de la OTAN de acuerdo con el Artículo 5 de la carta constitutiva de la organización. El parlamento turco de manera urgente tomó la decisión de autorizar el “derecho” de llevar a cabo operaciones militares a través de la frontera, es decir, iniciar operaciones militares contra Siria en cualquier momento.

Las fuerzas armadas turcas comenzaron a concentrar artillería, unidades blindadas y unidades aéreas en la frontera con Siria. El jefe del estado mayor turco visitó el área e hizo algunas declaraciones hostiles. El Primer Ministro, Erdogan habló largo y tendido siguiendo el mismo libreto con la única reserva en el sentido de que su país “no tenía intenciones de ir a la guerra.” Deberá tenerse en cuenta que la mayoría turca no apoya la política anti-siria de su gobierno. Este hecho es corroborado por las multitudinarias manifestaciones con consignas tales como “No a la Guerra” y las críticas expresadas por la oposición parlamentaria. Se comprende.

La limitación de los lazos con Siria ha dañado la economía interna y la desestabilización está en alza. Las organizaciones radicales Kurdas han intensificado sus actividades; los extremistas llegan a Turquía junto con los refugiados sirios. El incidente con el avión de pasajeros sirio que fue obligado a aterrizar en Turquía por cazas turcos agrega leña al fuego. Se decía que el avión transportaba armas a bordo. En realidad se trataba de partes de un radar. Las autoridades turcas cometieron este acto de hostilidad con Rusia y Siria luego de detalladas consultas con Washington. Se trata de un hecho conocido que el campo de entrenamiento de militantes sirios está situación en territorio sirio, las armas son pagadas por Catar y Arabia Saudita. Expertos de la CIA, entre otros, distribuyen el armamento.

Estados Unidos y la OTAN utilizan a Turquía como ariete para destruir Siria y eliminarla como aliada de Irán y potencialmente como una amenaza para Israel.

La inhabilitación de Siria facilitaría la destrucción del programa nuclear iraní y sometería a Hezbolá en el Líbano, movimiento que plantea una amenaza contra el estado judío, especialmente después que este lanzó un vehículo aéreo no tripulado fabricado por Irán sobre las instalaciones nucleares israelíes.

En todo caso, Turquía no juega en esta situación el papel de títere manipulado por Occidente, aun si actúa de acuerdo con la línea política general de la OTAN. Turquía tiene sus propias metas en Siria aparte, por así decirlo, de los “intereses Euro-Atlánticos.”

Primero, Ankara está interesada en apoyar a las agrupaciones anti-gobiernistas sirias donde la Hermandad Musulmana constituye el más grande elemento de ataque. El actual gobierno del país está representado por la Asociación Turca de Hermanos Musulmanes. El actual Primer Ministro fue encarcelado bajo el régimen militar turco por su fidelidad al Islam. Actualmente, la influencia militar ha sido considerablemente limitada. Seiscientos cincuenta altos oficiales en ejercicio y 250 retirados se encuentran tras las rejas a consecuencia de juicios llevados a cabo contra altos jefes militares. Ellos son la denominada “elite de Mustafá Kemal “que se apoya en la ideología secular de Mustafá Kemal Atatürk, fundador de la República de Turquía. Deberá tenerse en cuenta que los miembros de las Sufi tarikats (órdenes religiosas) especialmente la Naqshabandi y la Iskander-Pasha, están siendo permanentemente promovidos hacia cargos clave en el estado. Los valores del Islam Sunni se están tornando cada vez más importantes en Turquía. El derrocamiento del régimen secular Baath en Siria y la preparación de la Hermandad Musulmana para tomar el poder, coincide totalmente con los intereses del actual gobierno turco.

Segundo, los líderes turcos se ubican como los herederos y destinatarios del Imperio Otomano y se esfuerzan por fortalecer la posición de Turquía como un centro de poder regional. De ahí emana su expansionismo hacia Siria y otros estados. Turquía mantiene reclamos territoriales con Siria. Por ejemplo, el distrito de Alexandret Sanjak que es parte de Siria desde el fin de la Primera Guerra Mundial. Turquía tampoco ha olvidado que Siria fue parte del Imperio Otomano durante cuatrocientos años. Es por eso que el desmembramiento de Siria –inevitable si Bashar Assad es derrocado—figura entre los intereses de la dirección turca gobernante.

Tercero, actualmente los intereses turcos están concentrados en el derrocamiento del vigente régimen sirio, estos coinciden con los intereses de las monarquías Sunni del Golfo Pérsico, en primer lugar Arabia Saudita y Catar, debido a que Siria es un aliado de Irán que es Shiita, país que ven como una amenaza desde los tiempos de la Revolución Iraní de 1979.

Las ambiciones geopolíticas de Turquía van mucho más allá de Siria. Turquía asiduamente adelanta sus intereses en las regiones musulmanas de la Federación Rusa y de las repúblicas musulmanas de la antigua Unión Soviética. Baste con mencionar los colegios turco-tatares en Tatarstán y el mismo tipo de centros educacionales en las repúblicas de Asia Central donde la enseñanza se realiza en turco e inglés. Los graduandos (el autor ha tenido la oportunidad de conocer algunos de ellos) automáticamente se convierten en adalides de la doctrina de la Gran Potencia Turca. Turquía nunca deja de tratar de fortalecer su influencia en Crimea. Bueno es recordar que durante la primera y segunda guerra de Chechenia, los militantes chechenos encontraron refugio en Turquía.

Se supone que ante una hipotética caída del régimen de Bashar Assad, Estados Unidos e Israel atacarían Irán y desatarían un conflicto militar en gran escala en el Gran Medio Oriente que abarcaría hasta el Cáucaso y aun hacia el sur de Rusia y Turquía no perdería la oportunidad de degustar la “torta rusa”.

A pesar de todo lo dicho, no se trata de regresar a los días de la Guerra Fría y limitar las relaciones con Turquía. Todo lo contrario, estas relaciones deben ampliarse y profundizarse. Esto tiene que ver con proyectos económicos, interactuación en el manejo de los problemas políticos, incluyendo el manejo de la crisis siria. Existe una declaración de parte del Consejo Nacional Sirio con base en Estambul que llama la atención. El Consejo es la agrupación mejor conocida de la oposición siria. La declaración confirma el acuerdo de considerar la posibilidad de un armisticio con las autoridades sirias. Damasco también ha expresado su disposición para iniciar las conversaciones. La visita del presidente ruso, Vladimir Putin a Turquía, reprogramada para el mes de diciembre de este año, podría jugar un rol muy positivo.

No obstante, al mantener contactos con Turquía, Rusia debería ser más escrupulosa que nunca mientras analiza todas las opciones posibles en que los eventos podrían desarrollarse en los puntos más “calientes” del mundo.


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