La Diáspora africana en Abya-Yala

  Hablar de este término, para mi es algo serio y complejo que tan solo se me ocurre hacer algunas reflexiones, partiendo de la emoción que me produce leer en nota digital que el día 22 de abril de 2009 la Asamblea General de las   Naciones Unidas en su 63ª sesión aprobó por unanimidad el proyecto   presentado por el Presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, de que todo   22 de abril sea celebrado como el Día Internacional de la Madre Tierra.   Ya no se trata del Día de la Tierra, sino del Día de la Madre Tierra.

     A ello se suma la ratificación del actual presidente Hugo Chávez que hace posible la inclusión en todos los sentidos, por ejemplo el cambio hecho para celebrar y conmemorar el día de la resistencia indígena, la inclusión de la variable étnica en el pasado censo de población y vivienda 2011, año también de las y los afrodescendientes que permite el inicio de su decenio y de esta manera oficializar en la reflexión, las discusiones, debates, acciones todo lo concerniente sobre el tema de la madre África, así como la revisión de la influencia española-europea y de otros continentes, en la construcción de la patria nueva.

     La idea de diáspora en principio, pudiera asociarse a las religiones, sobre todo cuando históricamente existen procesos convulsivos de evangelización y adoctrinamiento en personas o comunidades por parte de una cultura supuestamente superior, violando uno de los principios rectores de la interculturalidad, como lo es el respeto, luego afectando otro importante principio como lo es el reconocimiento del otro y así por el estilo negando la interculturalidad en todos los sentidos.

     En el caso de África visto como continente, donde se encuentra un elemento de orden geoestratégico y donde la mega diversidad tiene un asiento que le otorga nada mas y nada menos el mérito de ser considerado; la cuna de la humanidad. Entender la influencia africana en este lado del Atlántico nos permite acercarnos a la diáspora africana desde una perspectiva propia, para ello me apoyo en la clasificación que hace Jesus Chucho García, coloquialmente hablando de las cuatro patas de la mesa a saber:

1.- La de la trata esclavista.

2.- La espiritual y religiosa.

3.- La musical y dancística.

4.- La política e ideológica.

   Cada una de ellas requiere una explicación en profundidad, sin embargo nos adentra en ese proceso, por una parte para la reconstrucción de la misma y por la otra su seguimiento como visión de futuro y desde allí la imperiosa necesidad de las alianzas necesarias para hacerse sentir dentro de la vida asociativa actual que priva en este mundo globalizado o mejor dicho mundializado.

     Han pasado ya 10 años de la nueva resistencia indígena, contados desde el derrumbamiento de la estatua de Cristóbal Colón en Caracas y los 7 años del reconocimiento del afrovenezolano José Leonardo Chirino de la sierra de Falcón, por solo citar dos reconocimientos en los momentos actuales, que nos permiten ir a la reflexión Afroindígena y ¿porque no hablar como ya se ha venido haciendo, de un socialismo Afroindígena?. Ello es posible cuando nos sentemos de manera respetuosa a intercambiar sobre muchos problemas que son similares, otros no, pero en alianza con otros sectores donde se tiene el respaldo y el sentido de la venezolanidad que algunos niegan y asi poder hablar de nuestramerica como algo tangible y concreto mas allá de las pequeñas diferencias que utilizan nuestros adversarios o enemigos reales.

     Volviendo a la madre tierra, la tierra de Evo Morales donde coexisten los pueblos y comunidades indígenas llamados también naciones originarias, y los afrobolivianos con su emblemática Saya boliviana en la región de las Yungas del altiplano andino y suramericano, los afroecuatorianos con su litoral en la costa del Océano Pacifico, yodos ellos son como una muestra de esa diáspora hoy existente en todo el planeta. Este término lingüísticamente de origen griego y de contenido universal se asume hoy por quienes desde los espacios del llamado nuevo mundo como afrodescendientes, se visibilizan a través de los movimientos sociales y de su representación en algunas instancias de la administración pública de muchos países de la región. 

     Ese camino está marcado desde hace tiempo por los pueblos originarios del mar Caribe y de la región anfictiónica (entre dos aguas) de Panamá como lo decía Simón Bolivar en su circular y convocatoria realizada entre el 1° y el 7 de diciembre del año 1824 dos días antes de la batalla de Ayacucho en la zona andina del Perú y su posterior realización en la sala capitular del antiguo convento de San Francisco de Panamá, el 22 de junio de 1826, cuando ya prácticamente toda la América hispana pretendía ser independiente, con excepción de Cuba y Puerto Rico, pese al olvido de Haiti. Esto representa como decía Bolívar, lo que Corinto para los griegos y de allí en adelante toda la significación que tiene para la geoestratégia latinoamericana y caribeña.

      El componente africano subsahariano tiene una importante presencia, desde este punto de vista, abordándolo desde la afroepistemología e ir mas allá de la epistemología a secas, es decir darle su carácter especifico como lo requiere cualquier manifestación de la diversidad cultural planetaria, en nuestro caso como lo plantea el hecho de ser parte de un Estado multiétnico, pluricultural y plurilingüe, producto de un proceso constituyente, como no se ha visto en algunos otros lugares de nuestro planeta.

*Traducido por César Quintero Quijada

cesarquinteroq@gmail.com



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