El lejano oriente con China, Japón y el Sudeste Asiático a la cabeza presenta una importancia clave desde los inicios mismos del capitalismos occidental. La naturaleza feudal, los avances tecnológicos, lo exótico de sus mercancías y la extensión territorial y poblacional; así como, la ideología semi esclavista y sumisa que reproduce esta economía establecen condiciones única para el capitalismo occidental.
La mano de obra del lejano oriente es apetecida por el capitalismo occidental dado sus características particulares para adelantar impresionantes proyectos industriales bajo las pésimas condiciones laborales imperantes en esas primeras etapa del desarrollo capitalista. Esta mano de obra se diferencia de las Europeas y Estadounidense por su extrema sumisión a las ordenes del capitalista, el gran número de niños, mujer y hombres disponible como mano de obra, el bajísimo costo económico y social que representan y su gran resistencia para acometer de manera sostenida trabajos muy pesados de poca preparación.
A los atributos de mano de obra, el lejano oriente agrega una cultura legendaria y sabia que produjo importantes adelantos tecnológicos para la época, el desarrollo de la agricultura y la existencia de un Estado fuertemente centralizado. Lo avanzado de la economía china generó un intenso comercio entre China e Inglaterra que dio vida a la ruta de la seda y resultó en una balanza comercial adversa a esta última. Esta circunstancia fue compensada por Inglaterra mediante la introducción y comercialización en china del opio o su derivado la heroína proveniente de la India su colonia. Esta “mercancía” rápidamente deterioro la sociedad china y se convirtió en una fuente de importante riqueza para la Aristocracia y la naciente Burguesía inglesa, francesa y norteamericana que permitió equilibrar la balanza comercial de Inglaterra.
La Dinamización del desarrollo capitalista de occidente a costa del lejano oriente fue el resultado de dos guerras imperiales o guerras del opio que resultaron en el control del comercio de china.
Por otra parte, paralelo a la situación internacional las contradicciones propias del feudalismo en China crearon las condiciones económicas y sociales en el campesinado (pobreza extrema) para romper con el feudalismo, desarrollar una rápida transición a una etapa capitalista y, posteriormente, concretar con éxito una propuesta de corte socialista de tendencia pro soviética. Esta revolución aunque fuertemente vinculado a la Unión Soviética posteriormente rompen con este dado la dependencia imperial que Stalin exigía. Sin embargo, los avance socialista en la región (Viet Nan, Camboya, Laos, indonesia y Corea) resultaron en guerras de baja intensidad entre los imperios Norteamericano, Inglés, Francés, Japonés y los imperios Soviético y Chino. Estas guerras permitieron definir el reparto territorial del lejano oriente mediante una justificación ideológica que justificó la hegemonía económica y política de cada grupo de imperios sobre determinados países.
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