Argentina

Para otro modelo, otro proyecto político

Pocos días han pasado del triunfo de Cristina Kirchner, y detrás de la euforia de sus militantes y organizaciones afines, comienza a diseñarse el proyecto de país que viene, ese que tal vez ni la gran mayoría de sus propios votantes se imaginan. Todo parece indicar que detrás de la tónica nac & pop se avecina un proceso de normalización y mayor acercamiento con el poder económico y financiero. Mientras al ajuste de hecho que se aplica con la inflación encubierta, se le agregan de manera tangible ajustes tarifarios en servicios públicos y un “consejo” a los trabajadores para que no pidan aumentos en el 2012.

 Cabe preguntarse si en un mundo que navega en una profunda crisis económica y social a causa del desastre y la irracionalidad capitalista hay espacio para otro modelo y otro proyecto político-social. Ver a Grecia en llamas y su gobierno cayendo, ver a Italia en crisis y a Berlusconi en retirada, o a Sarkozy anunciando brutales ajustes en Francia podrían hacernos creer que mejor es ser cautos y no innovar. Lejos estamos de creer que el mundo en que vivimos nos obligue a no plantear cambios profundos. Contra todas las variantes del posibilismo y el conformismo sumiso que avala el orden de los poderosos, decimos que hay margen económico, político y social en nuestro país para avanzar a cambios verdaderos que solucionen los grandes males sociales en pos de una verdadera transformación social.

Un modelo emancipador  que cuestione el poder capitalista

 Esa transformación arranca por definir al servicio de qué sectores sociales se realiza. Y por ende, qué medidas se aplican y como hacerlos participes del poder de decisión. Si tomáramos el ejemplo del transporte, tan en debate hoy: ¿Por qué no son sus trabajadores, técnicos, profesionales y usuarios los que conducen el proyecto?  Quieren hacernos creer que lo normal es debatir sobre cuánto hay que subsidiar al grupo Roggio. Y no es así: hay otro camino y otra propuesta, que se centre en el desarrollo de un sistema de transporte público al servicio de las mayorías, controlado  por el Estado y la población.

 Lo mismo podríamos decir de los alimentos. ¿Acaso no te preguntás por qué en esta fábrica de proteínas cuesta tan caro comer carne y otros productos? ¿No puede ser distinto? Claro que sí. Puede y debe ser distinto. En otro modelo, la prioridad sería el consumo de la población y no habría intermediarios ni «formadores de precios». Habría precios baratos que todo el pueblo tenga acceso a los alimentos que necesita.

 Lógicamente, esto conlleva tener recursos para impulsar el transporte, la vivienda y complejos productivos que generen trabajo. Por eso no es casual que el MST y Proyecto Sur tracemos la necesidad de recuperar nuestro grandes recursos naturales y estratégicos como el petróleo, el gas y la minería. Ya que esos recursos bien administrados no solamente pueden evitar un daño a la naturaleza, sino también generar enormes recursos económicos para volcarlos al desarrollo social del país. Por eso decimos que en esta materia no valen los dobles discursos al estilo K: o se tiene un modelo emancipador contra los grandes grupos económicos y la esencia del modelo capitalista o se sigue, como ahora bajo los K, en un país dependiente al cual la crisis global, más temprano que tarde va a golpear.

 Una herramienta política que luche por esta salida

 Frente a la crisis que se avecina es necesario construir otro proyecto y modelo de país. Además de las medidas a tomar, en primer lugar hace falta una alternativa política dispuesta a defender esas propuestas. Y junto con esto la participación y protagonismo de sectores obreros, populares, medios y de la juventud que los sostenga en la calle. Ningún cambio de fondo se ha logrado sin la decisión y valentía de millones. En ese camino y hacia 2012 planteamos la construcción de una herramienta política unitaria desde el Movimiento Proyecto Sur, con distintas tradiciones y culturas políticas. Convergiendo las propuestas de un proyecto nacional y emancipador junto a la izquierda que, como en nuestro caso, se anima a construir ampliamente como única forma de disputar el poder. Los próximos años serán una gran oportunidad y desafío, al cual no puede responder ni la centroizquierda tradicional ni la izquierda sectaria. Solamente un gran proyecto que combine planteos emancipa-dores con salidas anticapitalistas puede fortalecerse al calor de las luchas sociales y de la disputa político-electoral. Hacia allá vamos desde el MST y junto a Pino y los compañeros del Movimiento Proyecto Sur. Abiertos a que otros sectores, como tantos valiosos compañeros de la CTA y de la cultura de izquierda, también sean parte.   



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Sergio García

Periodista político. Dirigente del MST en Izquierda al Frente. Director de la Revista Nueva Izquierda.

 sergiogarcialozada1@gmail.com      @SergioGarciaMST

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