Discúlpenme
amigos y no tan amigos lectores lo de la primera persona en esta, mi
opinión, que no pasa de la de un campesino venezolano de los menos
informados en cuanto a los intríngulis diplomáticos que, sumados a
la inestabilidad en el cumplimiento de los compromisos por parte de
unos cuantos gobernantes de los que accedieron a la Casa de Nariño
en el hermano país de Colombia, por lo menos a este ingenuo escribidor
se le ha creado la sensación de una crónica desconfianza en la palabra
hecha promesa desde los gobernantes círculos del país hermano. No
obstante siga el desbroce con todo y lectura.
Pero también
he aprendido que, de sopetón, no se debe desconocer la decisión íntima
pro-cambio de los hombres cuando la realidad hecha bulto por la fuerza
de los acontecimientos y abortados por la denuncia popular hace obligatorio
los cambios de procedimientos para poderlos estampar en otra página
que no sea la negra de los bárbaros.
Así mi
razonamiento, me sumo a los que, con la linterna de Diógenes, empiezan
a darle claridad a la nueva página del Presidente colombiano que le
fue abierta con sinceridad y sin vacilación por el Presidente de todos
los venezolanos Hugo Chávez Frías, de lo que también son testigos
los pueblos del continente y hasta del mundo entero.
De los razonamientos
de Chávez, sería abundar en detalles. De los opositores a ultranza,
de aquí y de allá sin perspectivas que, por lo mismo, necesitan
muleta para empinarse en sus flaquezas, me atrevo a vaticinar que no
serán los que hagan torcer el rumbo si Santos mantiene la oferta de
cambiar la página manoseada por Uribe a pesar de que sus aliados de
la oligarquía y la mano oculta del comercio colombiano saltaron a la
palestra del terrorismo con el detonante infernal de su bomba mata gente
y esperanza. Pero como no mataron a nadie, dijeron “ahí dejamos eso
en el camino de Santos…”.
Y este escribidor
de oportunas observaciones, que no le son insufladas ni siquiera por
“Las líneas de Chávez” (el Presidente sólo valora con respeto),
quiere aprovechar este espacio para sugerir un convenio al intercambio
comercial que se diferencie del movimiento de cabotaje que se incrementó
cuando el hoy jefe de la Casa de Nariño era el Ministro que dirigía
el comercio colombiano. En este sentido es oportuno recordar que entonces
(años 2002) el intercambio Venezuela-Colombia, como siempre, se efectuaba
con desventaja para Venezuela. Menos eran los viajes que hacían nuestros
camioneros al centro territorial de Colombia. No obstante, por órdenes
de la oligarquía del transporte de allá con la complicidad de algunos
personeros de acá (Juan González) el sicariato empezó a matar nuestros
corajudos camioneros y a una disposición de relaciones internacionales
(José Vicente Rangel) para un cambio de remolque en la frontera, se
impuso la grosera ventaja de la matriculación de los llamados “chutos”
a través de las almacenadoras colombianas establecidas en Venezuela.
¡Negocio redondo, pues!.
Luego entonces, Presidente Juan Manuel Santos, en su nueva página reabierta, en la que ya empieza la cuenta nueva respecto a la criminal invasión al territorio de la tierra de Jorge Eliezer Gaitán, el ignorado allá, es bueno para nuestros dos pueblos que sus gobernantes se pongan de acuerdo en cuanto al cambio de la trasportación mercantil desde la “caliente” frontera terrestre a los “caminos” azules del Atlántico y el Caribe, de manera que haya equidad transportadora en cada país. No dejo de advertir que este es sólo un razonamiento, por si nuestro gobierno acoje la sugerencia hecha con anterioridad. Es su potestad
Patria, Socialismo o barbarie.
pedromendez_bna@yahoo.es