Sindéresis

Crónica de la embajada gringa

El imperialismo yanqui siempre ha jugado la política en Venezuela marcada en la intromisión, el chantaje y los intereses anti venezolanos mas detestables. Ya en los mismos inicios de la república, después de la Batalla de Carabobo, los norteamericanos emprendieron con fuerza una cruzada tendente a frenar a como diera lugar los intentos de redención político-económica de este país. Pero se acentuaron sus propósitos en los últimos cien años cuando se encontraron por todos lados de este noble territorio, los yacimientos petroleros y mineros más ricos que país alguno en su subsuelo pueda albergar. Ya en los años de gobierno del General Gómez, los embajadores gringos en Venezuela tenían gran ascendencia sobre las grandes decisiones del dictador y hasta en algunos casos, según anécdotas recientemente escritas, las decisiones no se tomaban sin la particular opinión del Pentágono y los presidentes norteamericanos. Se entendía entonces la gran obediencia del gobierno gomecista a los gobiernos gringos. Pérez Jiménez fue un dictador también dependiente de los designios estadounidenses y en los altos niveles de las contrataciones publicas de obras y proyectos, nunca el dedo decisorio de algún embajador gringo hubo de faltar. Del puntofijismo ya es harto conocida la sujeción de Betancourt, Caldera y Villaba al portentoso país del norte. Y hoy pretenden hacer lo mismo, los desfachatados enviados de la diplomacia gringa.

  Cuando la encomienda de la intromisión  se les queda corta o le es abortada, recurren a la diplomacia del ridículo. Así pasó en los últimos años con Charles Shapiro, antes ministro consejero del imperialismo en el Chile de Pinochet y después de haber fracasado en la conspiración contra Chávez, hace unos años, se  vio envuelto en una asquerosa parodia desde la propia residencia diplomática gringa, donde el solo recuerdo de aquel beso que le diera a un humorista criollo, haciendo de Marta Colomina, genera repulsión.

Desde allí, la figura de Shapiro se recuerda más en Venezuela como un mediocre actor de malas comiquitas gringas, que como residente de la Casa Diplomática de USA en Venezuela. Ya después, y en comprensible desconfianza del gobierno socialista con cualquier mal olor proveniente del viento norte, Patrick Duddy, de también dudosa actuación diplomática en Venezuela es expulsado por el gobierno de Chávez , habida cuenta de a su abierta solidaridad con el grupo fascista que pretendió derrocar a Evo morales en Bolivia. Pero ahora, es el colmo, un tal Larry Palmer recién propuesto por Obama como embajador gringo aquí, desde antes de ser aceptado por este país, empieza la conspiración a todo pulmón. Fin de mundo. Por supuesto que Venezuela, nada que ver con ese desmembrado mental. Ahora lo que falta es que Obama le dé una maquilladita de nacionalidad gringa a Posada Carriles y lo proponga, muy lejos de la justa razón, a ocupar esa mansión blanca que se exhibe en la Avenida Miranda de Caracas.

n_lacruz@yahoo.com


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Neri La Cruz


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