23-06-21.-Un grupo de dirigentes de izquierda, exministros y exfuncionarios del gobierno del presidente Hugo Chávez llamó a la población a organizarse para la recuperación de la democracia y del estado de derecho.
Integrantes de consejos comunales, militantes del PSUV y figuras como la exgobernadora de Portuguesa, Antonia Muñoz, o el exministro Andrés Izarra, coincidieron en el manifiesto "Luchemos por la vida".
"Nos desplegaremos por el país y el mundo con una propuesta de lucha basada en la reconquista de la democracia y la constitución, el perdón, la reconciliación, el respeto al adversario, el diálogo, el trabajo honesto y liberador que producirá prosperidad para las mayorías, lo cual nos permitirá superar el miedo y el odio. Proponemos un camino de equilibrio entre libertad y justicia post chavista y post antichavista", afirmaron.
Este es el documento:
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La crisis actual significa la muerte
La crisis política, moral, económica y social de Venezuela, ha llevado a la inmensa
mayoría de nuestro pueblo al límite de la subsistencia, que lo desplaza de su país
para mantener a sus familiares y condena a miles a una muerte lenta. La crisis del
gas doméstico, electricidad, agua y combustible, paralizan la vida y economía de
millones. Sin embargo, cuesta que esto lo entiendan quienes tienen comida, salud y
servicios cubiertos, ya que no padecen esta crisis.
Por otra parte, la repartición del Estado bajo la forma de coalición, trae como
consecuencia la desaparición progresiva del estado de derecho, de las instituciones
y de la gobernabilidad; frente a los intereses y feudos de cada sector gobernante. Es
la muerte de la República.
Otra consecuencia de la crisis actual es la destrucción del tejido social acumulado
durante años, que le ha garantizado al pueblo el ejercicio de su soberanía y
mantener conquistas sociales.
Lo peor que nos está ocurriendo, es que ante una situación de crisis tan dramática
como la que actualmente vive el pueblo venezolano, el futuro se torna incierto,
simplemente inexistente, perdiendo así la esperanza y la confianza en el país.
Hay que parar la muerte de venezolanos y de la República. Insistimos,
independientemente del grupo político al cual pertenezcamos, no podemos
reivindicarnos como políticos, sin poner en el centro del debate la vida. Es por la
vida que luchamos. -
Una revolución es para vivir mejor
Los sueños de cambiar en una sociedad, la realidad de injusticia, pobreza y
autoritarismo, siempre serán el motor para grandes transformaciones sociales. Las
revoluciones, si son motivadas por deseos de justicia y equidad social, procuran un
cambio positivo en la vida de las grandes mayorías y en esto tienen su legitimidad,
pues se llevan adelante para que todos vivamos mejor. Si, luego de años en el
poder, de políticas erradas, de descomposición interna e ineficiencia, se tiene como
saldo el deterioro de la vida de millones; no como resultado de una agresión aislada
y temporal (caso de una guerra), sino como resultado de una crisis estructural
acumulada, sin correcciones, sin siquiera reconocer errores, entonces esa
revolución dejó de serlo y defender el estado de cosas se convierte en un acto
conservador y reaccionario. -
Llegamos hasta aquí por la política bipolar
Si algo hemos aprendido como humanidad a lo largo de tantas guerras y masacres,
es que nada justifica el exterminio del adversario. Aquella lógica típica de regímenes
fascistas, que considera la eliminación del contrario como la solución a todos los
problemas, ha llevado a la humanidad a los peores crímenes de la historia. Dividir la
sociedad entre buenos y malos, blancos y negros, patriotas y traidores, sólo ha
llevado a grandes genocidios. Los crímenes de odio siempre han estado
precedidos por discursos de odio.
La polarización, la (pre) política binaria, no sólo imposibilita ver objetivamente al
adversario, sino que nos impide reconocer los errores propios y, por tanto, deteriora
la capacidad de gestión; sumergiéndonos en una negación doble, tanto del
oponente como de nosotros mismos. A la larga, destruimos las capacidades que,
como sociedad, tenemos para construir juntos; ya sea por la guerra de trincheras a
la cual lleva la polarización, como por la incapacidad de reconocer y, por tanto, de
rectificar errores.
La polarización como política es un callejón sin salida que sólo lleva a la destrucción
mutua luego de un largo desgaste. -
El odio y el miedo nunca serán constructivos
Ver el mundo bipolarmente genera enormes frustración y desespero, sentimientos
que tienden a deslizarse por el camino fácil, buscando culpables en el adversario,
conduciendo a un odio irracional que nos hunde más como nación. El odio es, en sí
mismo, un sentimiento destructivo y autodestructivo. El odio no nos deja pensar ni
percibir la realidad tal cual es, con sus grises y bemoles, con sus errores y aciertos
de lado y lado.
El odio tiene un sentimiento hermano que es el miedo, porque hemos demonizado al
adversario y lo hemos hecho culpable de todos los males. Luego, tememos que el
adversario sea capaz de existir, de controlarnos, de ser una contraparte beligerante.
Sin embargo, el miedo no sólo es creado por nuestra construcción mental, sino que
tiene justificaciones materiales en la represión, en las persecuciones, en los
discursos de odio y resentimiento, en la violencia que la polarización sembró de lado
y lado durante años.
El Pueblo teme que le quiten la caja del CLAP, el militar a que lo metan preso y lo
torturen por hacer alguna crítica, el político opositor teme que lo persigan a él o a su
familia por luchar por sus ideales y los que gobiernan temen perder el poder y ser
víctimas de las venganzas antichavistas. Así, el miedo logra ser un sentimiento
conservador que frena la necesaria transformación que todos sabemos que necesita
Venezuela. Requerimos de líderes con valor y sobriedad para frenar este círculo
vicioso del odio y del miedo. -
No hay salida bajo esta lógica política
Bajo la lógica pre-política bipolar de sacrificar todo a cambio del poder, no hay
manera de salir de esta tragedia; porque quienes gobiernan al margen de la
constitución no saldrán del poder si ellos mismos no lo deciden, porque quienes se
oponen al gobierno no dejarán de hacerlo, con gran respaldo internacional, porque
la salida a esta crisis económica y social pasa por el apoyo financiero internacional y
multilateral, lo que exige un acuerdo político nacional. Si no cesa la violación de
DDHH y de la Constitución, y si no cesan las sanciones, si no cesa el
desconocimiento del adversario, todo seguirá empeorando. Por esto, sólo a través
del diálogo respetuoso y sincero se podrá avanzar en acuerdos que desmantelen la
política bipolar y construyan una política responsable y por la vida. -
La violación de DDHH es la mayor prueba del fracaso del Gobierno
Es muy grave y peligroso que, cuando un gobierno pierde legitimidad y respaldo
popular, para mantenerse en el poder a como dé lugar, tiene que: recurrir a la
trampa y a la violación de las leyes, generar miedo en el pueblo, y lo que es más
sintomático, apresar adversarios, encerrarlos por años sin presentarlos en
audiencia, violando así el debido proceso y el derecho a la legítima defensa; en
algunos casos llegando hasta la tortura. No es posible que en una "democracia
participativa y protagónica" se usen como política de Estado tales prácticas de
acoso y terror para conservar el poder. Esto deja en evidencia el fracaso como
opción política de cambio, edificandose como una fuerza conservadora y
reaccionaria. Ningún revolucionario que se aprecie como tal, bajo ninguna
circunstancia, puede justificar la confiscación de la soberanía del pueblo y mucho
menos la tortura. Ser revolucionario es militar en el cambio, en la justicia y en la
defensa de la soberanía. -
Necesitamos volver a la Constitución
Nuestra Constitución fue presentada y defendida por las fuerzas chavistas. Luego,
en el 2006, también fue defendida por la oposición. Esto la convierte en la
Constitución de todos los venezolanos. Allí nos encontramos todos. La solución a la
crisis comienza por volver a la Constitución y al estado de derecho. -
Debemos respetarnos y reconocernos
El primer paso para desmantelar la pre-política bipolar es respetarnos y
reconocernos como seres humanos iguales ante la ley, pero diferentes en ideas,
convicciones y proyectos. Esta es la condición más básica para reconstruirnos como
sociedad, aceptarnos y entender que debemos respetarnos mutuamente.
Tenemos profundas diferencias y probablemente las seguiremos teniendo, pero
debemos aceptar que existimos, respetar el derecho del otro a formular sus críticas,
a expresar su visión y a luchar por ella, para eso son las leyes. -
Se debe superar el "Todo o nada" como estrategia
Hasta ahora, la mayoría de los partidos opositores han asumido la estrategia del
"todo o nada". Incluso, en ocasiones, cuando han formulado estrategias
responsables, al final han tomado "caminos verdes", destruyendo todo lo avanzado.
La gravedad de la crisis en Venezuela exige que se entienda que, como en las
guerras, hay temas de interés mutuo que debemos atender progresivamente. En
este momento, la pandemia, el hambre, el combustible, los servicios públicos, los
salarios, son algunos de los temas urgentes que no pueden esperar hasta que
ocurra una resolución integral de la crisis. Igualmente es hora de reconocer,
después de tantos años de polarización destructiva, que ninguna de las partes
aplastará a la otra, por lo que necesitamos asumir el camino del diálogo y el acuerdo
político.
Necesitamos construir confianza mutua y esto se logra avanzando progresivamente
en acuerdos parciales que nos permitan construir juntos espacios comunes de
entendimiento, de respeto y esperanza. Los sectores más avanzados (moderados y
responsables) de lado y lado, debemos tener el valor de rectificar, de reconocer al
adversario y de encontrar objetivos comunes para alcanzarlos juntos, derrotando las
tesis extremistas del exterminio del contrario o del "todo o nada".
Urge que los hombres y mujeres más respetables, sobrios y responsables, den un
paso al frente para tratar que todos los bandos en pugna entiendan la necesidad
que tenemos como país de recuperar la racionalidad y el sentido de responsabilidad
histórica, para poder parar la muerte de la nación. Es por ello, que las fuerzas
democráticas necesitan asumir una nueva estrategia de acumulación de fuerzas,
que parte de la construcción y fortalecimiento del tejido social (con la gente y desde
sus padecimientos), que avance e incluya a todos y que permita vislumbrar un país
de futuro y de oportunidades. Por su parte, las fuerzas responsables del gobierno,
deben dar la batalla interna para frenar a los extremistas que insisten en ejercer el
poder convirtiendo al país en un cuartel y una cárcel. -
El pueblo debe recuperar y ejercer su soberanía
Proponemos como meta que la soberanía retorne al pueblo. Nuestra nación no
puede seguir encaminada por decisiones autoritarias ni de una élite gobernante, ni
de potencias extranjeras. Debe ser el pueblo quien decida el rumbo de la nación,
más en momentos tan difíciles y controversiales. La Constitución es muy clara en
plantear que las grandes decisiones deben estar en manos de la sociedad
venezolana. Por lo tanto, el primer paso es recuperar la capacidad transparente,
libre y competitiva de elegir. Si realmente queremos resolver esta crisis, demos un
paso al frente, sin chantajes, sin extorsiones y sin maniobras, dejemos en manos del
pueblo las decisiones. -
Rechazamos las sanciones a la República
Rechazamos la implementación de sanciones contra la nación, contra sus
instituciones y en especial contra PDVSA, ya que las mismas afectan la economía
del país, incrementando la crisis. Si bien, ésta no se inició con las sanciones, las
mismas profundizan la incapacidad nacional de resolver el desastre económico en
que nos encontramos. Peor aún, aumentan la indiferencia del venezolano por las
luchas que conduzcan a los cambios democráticos, sometiéndolo a una mayor
subordinación a los mercados negros controlados por corrientes mafiosas del
gobierno, a las que no les conviene una transición política democrática. Lejos de
fomentar salidas democráticas, pacíficas, constitucionales y electorales, las
sanciones a la nación incrementan el poder de quienes militan en la destrucción
nacional y, por ende, en la del tejido social y productivo. -
Salvemos a la República
La destrucción económica ha traído consigo la caída del situado constitucional que
Caracas envía a las provincias y, con esto, el debilitamiento de las relaciones
funcionales entre los diferentes estados y territorios de la nación. El incremento de
las economías ilegales (tráfico de droga, gasolina, oro, diamantes, etc.) genera la
creación de cuerpos armados paramilitares en defensa de estos negocios y
territorios. Apure, el Arco Minero, la Cota 905, el Tren de Aragua, las fronteras,
Güiria, entre otros, son claros ejemplos de territorios controlados por estos grupos
paramilitares vinculados a los negocios ilícitos. De seguir este camino, está en
riesgo, no solo el estado de derecho, sino la propia integridad territorial. -
Presos de conciencia
Un paso importante para comenzar a entendernos y reconocernos es liberar de
prisión a todos los presos de conciencia y sobreseer todas sus causas por razones
políticas. No puede continuar la detención arbitraria, la tortura, el aislamiento de
personas que hacen críticas, que se oponen al gobierno o que publican en redes
sociales informaciones incomodas. Todo el planeta lo está viendo, lo está
documentando y el daño que se causa a ellos y a sus familiares y amigos acumula
odio y rencor difícil de superar. No hay manera de levantar las sanciones mientras
continúen estas violaciones de derechos humanos, pues el mundo occidental está
plantado frente a eso. Parar esta ignominia es un primer paso para destrancar el
juego.
Además, ninguna sociedad puede pretender resolver sus problemas enjaulando
seres humanos, prohibiendoles hablar o escribir. Este retroceso a épocas
medievales tiene que terminar, muy especialmente en los presos militares de los
cuales muy poco se habla, como el caso del mayor general Miguel Rodríguez
Torres, con más de tres años preso, sin audiencia preliminar, sin pruebas, sin juicio,
aislado, con su familia perseguida, sus bienes robados y a merced del ánimo de los
directivos de seguridad responsables de su custodia. Igual ocurre con cientos de
militares y líderes trabajadores, presos de conciencia como Raúl Baduel, Rodney
Alvarez, entre muchos otros. -
Vamos a luchar para poder elegir
Por todo lo anterior, y conscientes de que con apego a la ley y a la democracia
debemos luchar por las mejores condiciones posibles, hacemos un llamado urgente
a toda la nación a retomar el camino de la lucha electoral para que las grandes
mayorías puedan expresar su voluntad. Toda la nación necesita volver y retomar
el valor del voto. El gobierno necesita demostrar legitimidad para desmontar
sanciones. La oposición necesita demostrar legitimidad para lograr cambios. El
pueblo necesita manifestar su posición para evitar que esta se exprese de forma
violenta y anárquica. Por esta razón damos un paso al frente en el llamado a
organizarnos para participar en las elecciones y para luchar por las mejores
condiciones posibles, entendiendo lo que enfrentamos. Si el gobierno decide
confiscarnos ese derecho, que sea él quien lo haga y no los ciudadanos los que se
lo facilitemos. Que el gobierno asuma las consecuencias internas, nacionales e
internacionales y los costos asociados de impedir el libre ejercicio de la soberanía
del Pueblo.
En este sentido, saludamos como positivos los esfuerzos que se hacen desde
importantes sectores de la sociedad, de la oposición y de sectores racionales del
gobierno por la constitución de un nuevo CNE. Sabemos que un gobierno autoritario
hegemónico nunca dará condiciones electorales de libertad y competitividad. Si las
diera, dejaría de ser autoritario. Sin embargo, debemos evitar que se cierren las
pocas puertas que quedan abiertas, para evitar que la nación avance hacia un
régimen totalitario que estaría mucho más aislado y le costaría a la República
mucho más sufrimiento y muerte, e indudablemente, las salidas serían más
dolorosas para todas las partes.
Por lo tanto, entendemos que hay que luchar por condiciones posibles, siendo una
de las más importantes la "observación electoral de la Unión Europea" (con su
protocolo confiable), para garantizar que todos los actores puedan participar. -
Referéndum Revocatorio, una oportunidad
El 10 de enero del año 2022, de acuerdo a lo establecido en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, se presenta el escenario del referéndum
revocatorio. Ciertamente las fuerzas extremistas del Gobierno y la oposición podrían
torpedear esta salida democrática, pues no implicaría una victoria total de ninguna
de las partes, ni el exterminio del contrario. Sería sólo un paso en el camino para
devolverle la soberanía al pueblo.
Nosotros, los demócratas y patriotas, debemos reivindicar y ejercer este derecho
constitucional como la salida más propicia y menos traumática a esta crisis. Que
sea el Pueblo quien decida. -
Salimos al reencuentro de los venezolanos.
Hemos decidido dar un paso al frente y salir a reencontrarnos con los venezolanos
honestos, que les duele y sienten a este país, a organizarnos en un esfuerzo
democrático, esperanzador; teniendo como premisa el apego a la ética política y
todo en el marco de nuestros derechos constitucionales. Con este mensaje
queremos ayudar a fortalecer las fuerzas sociales del país que tienen mucho que
decir y expresar a través del ejercicio de su participación y protagonismo. Todo con
el objetivo de fomentar la lucha pacífica y constitucional por el retorno a la
democracia y al estado de derecho. Igualmente le diremos al mundo, a los
gobiernos del hemisferio, a las fuerzas sociales y progresistas de otras latitudes,
que toda la solidaridad para con nuestro pueblo vulnerable es bienvenida, que toda
la ayuda para superar la crisis será bien recibida; sin embargo, las decisiones de
cómo superar la crisis siempre debe estar en manos de los venezolanos y las
venezolanas.
Nos desplegaremos por el país y el mundo con una propuesta de lucha basada en
la reconquista de la democracia y la constitución, el perdón, la reconciliación, el
respeto al adversario, el diálogo, el trabajo honesto y liberador que producirá
prosperidad para las mayorías, lo cual nos permitirá superar el miedo y el odio.
Proponemos un camino de equilibrio entre libertad y justicia, post chavista y post
antichavista. Un camino para unir a toda la nación.